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martes, 29 de noviembre de 2011

Estudios de impacto ambiental, un círculo vicioso que debe romperse


Informes evalúan los aspectos negativos y positivos, pero hay desconfianza porque son las empresas interesadas las que los pagan

Las protestas en Cajamarca contra el megaproyecto minero Conga han sacado a luz, una vez más, lo obsoleto del esquema bajo el cual se realizan las evaluaciones y estudios de impacto ambiental en nuestro país. Lo que en otros puntos del planeta es un instrumento innovador para garantizar las medidas a adoptarse para minimizar los efectos negativos sobre los ecosistemas de los proyectos mineros, energéticos y de infraestructura, y con ello generar confianza, aquí se ha convertido en un elemento que abona a la conflictividad social. El problema de fondo es que son las propias empresas interesadas las que pagan por esos estudios. Es lógico que la población desconfíe, porque el asunto da para malpensar que puede tratarse de un traje hecho a la medida del cliente. Ese es el círculo vicioso que debe romperse.
OBSERVACIONES VERDES
El ministro del Ambiente, ingeniero Ricardo Giesecke, ha afirmado ayer que “Conga va, pero no como sea”. Para el ministro, se trata de un proyecto viable que debe ser mejorado. Giesecke ha planteado también la necesidad de establecer “un sistema de monitoreo permanente de las cosas, y eso se podrá acordar cuando las partes se sienten a conversar”. El viernes por la noche se conoció que su despacho tenía varias observaciones al estudio de impacto ambiental, aprobado por el Ministerio de Energía y Minas. Su posición es “ver cuáles son aquellas oportunidades en las que se puede enriquecer y se podría mejorar”. Entre las cosas que requieren una salida creativa y aceptable para la comunidad, lo más saltante es el tema de cuatro lagunas que serán vaciadas: dos de ellas contienen oro en su fondo, y a las otras se las pretende usar como depósito de relaves. La minera creará cuatro lagunas artificiales –“trasladará”, dice, como si algo así fuera humanamente posible–, para asegurar el abastecimiento de agua a la población. El tema agua es muy sensible en una zona como Celendín, de tradición agrícola y ganadera, y en estos tiempos cuando los agricultores están viviendo el día a día del cambio climático. Las evaluaciones ambientales implican, justamente, la búsqueda de alternativas y de creatividad para lograr soluciones viables y proteger al ambiente contra daños injustificados, especialmente en el tema agua. En Colombia una fuerte campaña pro agua, cuyo spot ha sido vetado en la televisión de ese país, da cuenta de que para producir un gramo de oro se usan mil litros de agua por segundo, es decir la misma cantidad requerida en un día para satisfacer las necesidades de una ciudad de 600 mil habitantes. Hoy que arranca en Durban, Sudáfrica, la conferencia para reactivar las negociaciones sobre cambio climático, donde participan más de 190 países (y el Perú se encuentra entre los más vulnerables), nada bien le hacen a nuestra imagen internacional conflictos por el agua.
IMPORTANTE HERRAMIENTA
“La evaluación de impacto ambiental es un proceso singular e innovador cuya operatividad y validez como instrumento para la protección del ambiente está recomendado por diversos organismos internacionales. También es avalado por la experiencia acumulada en países desarrollados, que lo han incorporado a su ordenamiento jurídico desde hace años”, recuerda en un documento el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Todo esto debe contribuir al óptimo manejo ambiental, incluyendo la mitigación y compensación por los impactos negativos, y finalmente revertir cualquier descalabro ecológico que se genere por los proyectos evitando que los pasivos ambientales recaigan en las comunidades. Así, se avanza en la senda del desarrollo sostenible y las empresas deben perfeccionar sus prácticas, no rezagarse tecnológicamente y garantizar la sostenibilidad de sus proyectos en beneficio de su propia inversión y su prestigio.
No hay razones para postergar un nuevo enfoque –más transparente, independiente y confiable, donde los interesados no sean quienes eligen y pagan a los consultores– de las evaluaciones y estudios de impacto ambiental y la creación de un sistema que se sostenga en una política nacional ambiental sustantiva que fije como prioridad la conservación y el aprovechamiento racional y no rapaz de los recursos naturales.
PRECISIONES
Evaluaciones a la “gringa”
Desde 1969 la National Environmental Policy Act (NEPA) exige que los ministerios del gobierno federal con responsabilidad sobre acciones que requieren otorgamiento de permisos, financiamiento, o alguna otra acción clasificada como mayor o importante, preparen una evaluación ambiental previa, antes de la construcción del proyecto.
Se aborda el tema ambiental según recurso o tema.
Existe abundante legislación para proteger: la calidad del aire y aguas, especies en peligro, abastecimiento de agua dulce, preservación se sitios históricos y arqueológicos, de ríos turísticos, de costas, terrenos agrícolas y recursos hidrobiológicos.
La NEPA es integral y obliga a examinar todos los impactos ambientales y a comparar alternativas para la calificación de los proyectos.
Se trata de reducir los impactos ambientales por medio de un análisis profundo.
La evaluación de impacto ambiental es la secuencia básica, previa al estudio de impacto ambiental.
RAZONES DEL ÉXITO O FRACASO DE UN PROYECTO – Contexto político.
- Cambios de gobierno y variaciones de política o identificación de nuevas prioridades.
- Variaciones de política económica con nuevas prioridades o modificación de estilos de desarrollo.
- Cambios en relaciones comerciales con nuevas prioridades o modificación de condiciones de mercado.
- Entorno legal/institucional con aplicación de nuevos requerimientos o eliminación de los existentes.
- Inestabilidad de la naturaleza o generación de desastres que provocan cambios de escenarios.
- Falta de diagnóstico adecuado.
- Cambios en tecnología.


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¿Se deben cambiar los estudios de impacto ambiental en el Perú?


Para las poblaciones, este instrumento no les asegura que inversiones no afecten el medio ambiente. ¿Qué hacer ante ello?

Cuando a fines de la década de los 90 se sentaron las bases para lo que sería el desarrollo del sector minero, también se establecieron nuevas exigencias ambientales para esta actividad.
Así, se consideró que cualquier nuevo proyecto minero debería presentar un estudio de impacto ambiental (EIA) que definiera en qué medida la operación iba a alterar el espacio físico donde operaría y los alrededores más inmediatos; además de cuáles serían las acciones de la empresa para controlar estos impactos.
A medida que avanzaron los años, este criterio se ha ido afinando y haciendo más exigente, a tal punto que hoy hasta la exploración minera debe presentar un estudio de impacto ambiental semidetallado (EIASD) para conseguir una autorización.
Asimismo, los EIA deben ser presentados a las poblaciones cercanas a través de la realización de talleres de información. Este mecanismo no existía antes de la década anterior.
CUESTIONAMIENTOS
Sin embargo, hoy los EIA están siendo cuestionados. La polémica tiene muchas aristas, la primera es el hecho de que sea el Ministerio de Energía y Minas(MEM) el que los apruebe cuando a la vez desarrolla una labor promotora del sector.

Isabel Calle, directora del Programa de Políticas y Gestión Ambiental de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) indica que en este caso, el MEM se ha constituido en una especie de juez y parte, aspecto que está siendo cuestionado por la población. “Por eso es que desconfían de los resultados de los EIA”, explica.
En general, los EIA de los sectores productivos (pesca, industria, energía) han sido delegados a los ministerios que los controlan. Calle señala que la entidad que los evalúe debería ser el Ministerio del Ambiente sin embargo, esto no sucede pese a que el tema cae en su cancha.
El ex presidente de Antamina y empresario minero, Augusto Baertl, concuerda que debería ser así; sin embargo, indica que independientemente de quién los evalúe se debe buscar que sean buenos profesionales los que tengan a cargo esta responsabilidad.
“Todo sistema es perfectible, se puede mejorar, pero me parece que no se están tomando en cuenta todos los avances que se han logrado hasta el momento en los EIA”, señala.
FALTA DE PERSONAL *Un segundo cuestionamiento es que el Ministerio de Energía y Minas no tendría la capacidad para hacer la evaluación de la avalancha de proyectos mineros que apuntan a ser desarrollados en estos año*s.
El Ministerio de Energía y Minas ha pasado de aprobar 17 EIA de la gran minería en el 2000 a 56 en el 2010. Asimismo, ha pasado de aprobar 72 instrumentos ambientales a 273. Sin embargo, los estudios recibidos para su evaluación se cuadruplican, lo que les toma mucho esfuerzo y tiempo a los pocos profesionales especialistas que hay en esta cartera.
Fredesbindo Vásquez, ex director general de Asuntos Ambientales Mineros, confirma que hoy no existen recursos humanos capacitados para evaluar los EIA en el MEM sobre todo en aspectos como hidrogeología e hidrología. En ese sentido, los EIA no están siendo revisados a profundidad. Por lo que considera que estos deben ser evaluados y refrendados por organismos ambientales internacionales.
Una fuente del MEM, explica que esto es relativo. “Este ministerio ha sido criticado por las empresas porque se está demorando mucho en la aprobación de los EIA. Si no los revisáramos a profundidad las empresas no se quejarían”, señala.
TERCERIZACIÓN
El ministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi, ha adelantado la posibilidad de tercerizar la evaluación de los EIA. Esa posibilidad ha sido cuestionada, pues la mayoría de empresas que podrían dar este servicio son justamente las que hacen los EIA de las empresas mineras, con lo cual se crearía un claro conflicto de intereses.
La directora ejecutiva de Coperacción, Julia Cuadros, indica que, si bien esa podría ser una salida inmediata, se debería apuntar a crear capacidades en el Ministerio del Ambiente para que sea este sector el que, no solo los evalúe, sino el que los desarrolle, tal como se hace en otros países.
“De esta manera se tendría una mayor confianza. Si las mineras encargan a otras empresas los EIA, es muy fácil que esos estudios se realicen a la medida y gusto del cliente”, dice Cuadros.
Ante la desconfianza en torno a los EIA, Isabel Calle considera que las mineras deben tomar una actitud responsable y hacer estudios complementarios. “En el caso de la construcción del gasoducto de Camisea, hicieron estudios complementarios porque entendieron que los EIA suelen ser bastante generales. En Camisea se realizaron estudios biogeológicos, de repoblación, de revegetación etc.”, señala.
Otra crítica que se hace al MEM es el hecho de que usualmente no desaprueba los EIA. En el MEM niegan esa afirmación. Según nuestra fuente, los EIA reciben un gran número de observaciones y las empresas tienen que rectificarlos hasta que sean satisfactorios.
Augusto Baertl indica que no se trata de desaprobar y declarar inadmisible un EIA, sino que se debe intentar encauzar su viabilidad, pero siendo muy exigentes.
DESPUÉS DE APROBADO
Cuadros señala otro defecto: los EIA son casi documentos de trámite, es decir, que una vez que se otorga la certificación ambiental, nadie hace un seguimiento sobre si lo que se dijo en el EIA se cumple a lo largo de la vida del proyecto minero.
Además, estos estudios suelen ser voluminosos y repetitivos. El EIA del proyecto Las Bambas fue de siete mil folios los que fueron entregados a las comunidades para su revisión, siendo por supuesto incomprensibles para los pobladores. La empresa tuvo que presentar otra versión más amigable.
Cuadros indica que se han hallado casos en que varios tomos son copiados de otros EIA porque se considera que tienen una misma línea de base.
En general, se requiere un replanteamiento de los EIA para que estos sean instrumentos que permitan darle confianza a los pobladores de que los impactos de los proyectos mineros serán controlados.
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Ministro del Ambiente: “Conga va, pero no como sea”

Ricardo Giesecke afirmó que debe haber un sistema de monitoreo permanente para los proyectos mineros


El titular del Ministerio del Ambiente (Minam), Ricardo Giesecke, afirmó hoy que el proyecto minero Conga sigue adelante, aunque debe mejorarse, y planteó el establecimiento de un sistema de monitoreo permanente.
“Conga va, pero no como sea (…) el proyecto es viable, pero siempre mejorable”, dijo, al precisar que el tiempo de funcionamiento fluctuará entre 20 a 25 años, desde la construcción hasta el cierre de mina, período donde pueden perfeccionarse muchas cosas.
“Deberíamos tener un sistema de monitoreo permanente de las cosas, y eso se podrá acordar cuando las partes se sienten a conversar”, manifestó.
EL INFORME DE IMPACTO AMBIENTAL
Giesecke explicó que el reciente informe de su portafolio en torno al proyecto Conga plantea temas que permitan enriquecer el Estudio de Impacto Ambiental(EIA) elaborado por el Ministerio de Energía y Minas.
“El informe no está destinado a hacer observaciones a un estudio de impacto ambiental legalmente aprobado (…) hemos vuelto a mirar el estudio para ver cuáles son aquellas oportunidades en las que se puede enriquecer y se podría mejorar”, subrayó.
En ese sentido, mencionó que el informe del Minam fue entregado a la presidencia del Consejo de Ministros y señaló que corresponderá al Poder Ejecutivo decidir de qué manera puede mejorarse este proyecto minero ubicado en la región Cajamarca.
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La Educación es la clave para el cambio

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