En atención a la evidente crisis socio ambiental que se gesta a nivel planetario y local, Raiza Yánez y Carlos Zavarce han preparado el presente articulo, cuyo objetivo es plantear la construcción de nuevas bases teóricas, metodológicas y epistémicas que permitan orientar y fortalecer la producción científica en las universidades autónomas venezolanas (UAV), en función del Desarrollo Sustentable (DS) y con el fin de contribuir a alcanzar un mayor compromiso con el bienestar colectivo, la inclusión, la equidad, la conservación ambiental y la paz en el planeta, utilizando como instrumento la Gestión del Conocimiento (GC). En consecuencia, y reportando los hallazgos producto de una investigación de tipo documental y de campo inspirada en la teoría de la complejidad y los sistemas sociales de Nicklas Luhmann, se infiere que el DS no está considerado en las políticas y prioridades de investigación en las universidades autónomas venezolanas, por lo que los resultados en esta materia son dispersos, de tipo disciplinario, cortoplacista y mayormente en el área de las ciencias de la naturaleza. Número 17. Volumen 6. Abril de 2011
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miércoles, 2 de marzo de 2011
Una explicación del extraño comportamiento del Sol
El largo período de baja actividad de la estrella durante su último ciclo se debe a cambios en la velocidad de los flujos de plasma, según un equipo científico de velocidad
Ilustración de los campos magnéticos en el interior del sol y la corona exterior en dos fases de actividad: a la derecha, durante un período inusualmente prolongado de baja actividad, y a la izquierda una fase activa.- NASA /GODDARD/SDO-AIA/JAXA/HINODE-XRT
El Sol tiene un ciclo periódico de actividad magnética, de aproximadamente once años entre un mínimo y el siguiente, que se puede observar por la frecuencia y la localización de las manchas solares. El último ciclo, el 23, se ha caracterizado por un mínimo inusualmente prolongado de baja actividad. Tras ese período de calma, la actividad de la estrella está intensificándose, con más tormentas solares y destellos. La explicación de la reciente anomalía de mínimo prolongado se ha buscado en la dinámica de los flujos de plasma en la superficie solar, en el alcance y extensión de las corrientes cambiantes de esos flujos. Ahora un equipo de científicos de India y de Estados Unidos ha obtenido detalles nuevos de esos procesos gracias a un avanzado modelo informático con el que han simulado 210 ciclos solares. Su conclusión es
Ilustración de los campos magnéticos en el interior del sol y la corona exterior en dos fases de actividad: a la derecha, durante un período inusualmente prolongado de baja actividad, y a la izquierda una fase activa.- NASA /GODDARD/SDO-AIA/JAXA/HINODE-XRT
El Sol tiene un ciclo periódico de actividad magnética, de aproximadamente once años entre un mínimo y el siguiente, que se puede observar por la frecuencia y la localización de las manchas solares. El último ciclo, el 23, se ha caracterizado por un mínimo inusualmente prolongado de baja actividad. Tras ese período de calma, la actividad de la estrella está intensificándose, con más tormentas solares y destellos. La explicación de la reciente anomalía de mínimo prolongado se ha buscado en la dinámica de los flujos de plasma en la superficie solar, en el alcance y extensión de las corrientes cambiantes de esos flujos. Ahora un equipo de científicos de India y de Estados Unidos ha obtenido detalles nuevos de esos procesos gracias a un avanzado modelo informático con el que han simulado 210 ciclos solares. Su conclusión es
Cambio climático y crisis alimentaria
Era del hielo
Víctor Manuel Velasco, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, afirma que este periodo de heladas en diversas partes del mundo podría denominarse como “una mini-era del hielo” que responde a la baja actividad solar, pero también al movimiento planetario.
“Hoy tenemos condiciones muy similares a las de hace aproximadamente 400 años, cuando se registraron los inviernos más crudos que conoce la era moderna”, explica el experto.
“Hablamos del lapso entre 1645 y 1715, que se conoce como el Mínimo de Maunder, etapa en que las manchas solares desaparecieron prácticamente de la superficie del astro rey y en la que nuestro planeta ocupaba una posición muy similar a la que tiene hoy respecto del centro de masa de nuestro Sistema Solar”, indica.
Señala que a la hora de estudiar el cambio climático pocas veces consideran los científicos el lugar preciso que la Tierra ocupa en el Sistema Solar en un momento determinado.
El científico considera que esta “mini-era de hielo durará de 60 a 80 años, lo que nos obliga a replantear nuestra economía, tecnología y ciencia. Debemos pensar en ello hoy para comenzar a prever para el mañana”., afirma que este periodo de heladas en diversas partes del mundo podría denominarse como “una mini-era del hielo” que responde a la baja actividad solar, pero también al movimiento planetario.
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Víctor Manuel Velasco, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, afirma que este periodo de heladas en diversas partes del mundo podría denominarse como “una mini-era del hielo” que responde a la baja actividad solar, pero también al movimiento planetario.
“Hoy tenemos condiciones muy similares a las de hace aproximadamente 400 años, cuando se registraron los inviernos más crudos que conoce la era moderna”, explica el experto.
“Hablamos del lapso entre 1645 y 1715, que se conoce como el Mínimo de Maunder, etapa en que las manchas solares desaparecieron prácticamente de la superficie del astro rey y en la que nuestro planeta ocupaba una posición muy similar a la que tiene hoy respecto del centro de masa de nuestro Sistema Solar”, indica.
Señala que a la hora de estudiar el cambio climático pocas veces consideran los científicos el lugar preciso que la Tierra ocupa en el Sistema Solar en un momento determinado.
El científico considera que esta “mini-era de hielo durará de 60 a 80 años, lo que nos obliga a replantear nuestra economía, tecnología y ciencia. Debemos pensar en ello hoy para comenzar a prever para el mañana”., afirma que este periodo de heladas en diversas partes del mundo podría denominarse como “una mini-era del hielo” que responde a la baja actividad solar, pero también al movimiento planetario.
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