El largo período de baja actividad de la estrella durante su último ciclo se debe a cambios en la velocidad de los flujos de plasma, según un equipo científico de velocidad
Ilustración de los campos magnéticos en el interior del sol y la corona exterior en dos fases de actividad: a la derecha, durante un período inusualmente prolongado de baja actividad, y a la izquierda una fase activa.- NASA /GODDARD/SDO-AIA/JAXA/HINODE-XRT
El Sol tiene un ciclo periódico de actividad magnética, de aproximadamente once años entre un mínimo y el siguiente, que se puede observar por la frecuencia y la localización de las manchas solares. El último ciclo, el 23, se ha caracterizado por un mínimo inusualmente prolongado de baja actividad. Tras ese período de calma, la actividad de la estrella está intensificándose, con más tormentas solares y destellos. La explicación de la reciente anomalía de mínimo prolongado se ha buscado en la dinámica de los flujos de plasma en la superficie solar, en el alcance y extensión de las corrientes cambiantes de esos flujos. Ahora un equipo de científicos de India y de Estados Unidos ha obtenido detalles nuevos de esos procesos gracias a un avanzado modelo informático con el que han simulado 210 ciclos solares. Su conclusión es
que el mínimo prolongado se da cuando el flujo de plasma que va desde la región ecuatorial hacia altas latitudes es especialmente rápido en la primera parte del ciclo y a continuación se ralentiza.
Además del conocimiento básico de la estrella, estos estudios mejoran las capacidades de predicción de los ciclos solares, lo que tiene un importante impacto en la Tierra porque la actividad intensa del Sol genera fuerte radicación que puede afectar negativamente a satélites de comunicaciones e incluso a centrales eléctricas. El primer ciclo de la lista comenzó en marzo de 1755 y terminó en junio de 1766.Desde 2008 hasta 2010 se registró una actividad solar anórmalmente baja: 780 días sin manchas solares, frente a la media de 300 días sin manchas de la fase de mínima, por lo que los científicos señalan que este último ha sido el mínimo más largo desde 1913.
"Las observaciones directas del Sol durante los últimos cuatro siglos muestran que el número de manchas solares en su superficie varía periódicamente, pasando por sucesivos máximos y mínimos", explican Dibyendu Nandy (Instituto de Educación e Investigación Científica de kolkata, India) y sus colegas en la revista Nature . "Tras el ciclo 23, el Sol entró en una fase de mínimo caracterizada por un campo magnético polar muy débil y una cantidad inusualmente grande de días sin manchas solares". Las manchas solares se originan en el campo magnético interno del Sol y generan las tormentas que, al alcanzar la Tierra, dan lugar a las bonitas auroras boreales, pero también pueden inutilizar equipos como los satélites en órbita.
Durante las fases de máxima actividad, se aprecian en la superficie de la estrella oscuras manchas y se producen frecuentes erupciones que envían miles de millones de toneladas de plasma caliente al espacio. "El sol contiene grandes ríos de plasma similares a las corrientes oceánicas terrestres", explica Andrés Muñoz-Jaramillo, del Harvard Smithsonian Center for Astrophysics (CfA) y uno delos autores de la investigación. "Esos ríos de plasma afectan a la actividad solar de una manera que sólo ahora empezamos a comprender”. El último trabajo aporta claves importantes. "El último mínimo solar ha tenido dos características clave: una larga duración sin manchas solares y una campo magnético polar débil", continúa explicando el investigador en un comunicado del CfA.
La modelización matemática del siclos solares y sus características, basada el mecanismo de dinamo del Sol, ha permitido a estos investigadores analizar las variaciones las manchas durante 1.860 años de Sol (23 ciclos). Con su estudio concluyen que se dan los mínimos prolongados, como el que realmente acaba de producirse, cuando la velocidad de la circulación del plasma desde el ecuador hacia latitudes altases comparativamente alta y luego decae. Esos ríos de plasma se parecen a las corrientes oceánicas en la Tierra: emergen hacia el ecuador, fluyen hacia los polos, se hunden y fluyen de nuevo hacia el ecuador de la estrlla. Con una velocidad de unos 60 kilómetros por hora, tardan aproximadamente once años en hacer el recorrido completo, es decir, un ciclo solar. Los los cambios en la velocidad de esos ríos, rápida al principio y lenta después, los que generan mínimos largos como el último, explican Nandi, Muños-Jaramillo y sus colegas. La causa de esos cambios de velocidad hay que buscarla en los complicados mecanismos del flujo de plasma y los campos magnéticos solares.
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miércoles, 2 de marzo de 2011
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