México, 31 ago El cambio climático "está jugando un papel importante" en "incentivar" la migración de los mexicanos hacia Estados Unidos, señaló el banco BBVA en un informe difundido hoy en México.
El grupo, que tiene en México un servicio de estudios sobre migración, indicó que con base en los datos disponibles "los hogares en comunidades migrantes en su mayoría no poseen tierra, y de los que poseen, en el mayor de los casos la tierra tiene la característica de ser seca, por lo que es poco propicia para la agricultura".
"Así, es posible inferir que el ambiente sí está jugando un papel importante en incentivar la migración de los mexicanos a los Estados Unidos", indica el banco.
La investigación cita datos de una encuesta del Mexican Migration Project (MMP), que se basa en entrevistas a 19.906 hogares mexicanos y 922 estadounidenses, realizadas en diferentes años a partir de 1982 y hasta 2009.
De acuerdo con el estudio del BBVA, de un total de 161.832 hogares estudiados en comunidades tradicionalmente de migrantes, 139.470 (86,1 %) no tenían tierra, 14.322 (8,8 %) poseen tierra seca, 5.533 (3,4 %) terrenos con irrigación, 944 (0,58 %) tierra de pastoreo, y 824 (0,5 %) huertos.
"La erosión de los suelos y el cambio en los patrones de lluvia ha sido un factor de expulsión adicional para la emigración", indica el documento.
"En muchos casos la emigración ha servido como una estrategia de diversificación de ingresos; las remesas han sido utilizadas", en algunas zonas del país, "principalmente para cubrir las necesidades básicas y como un ingreso sustituto ante la baja en la producción agrícola dada su alta dependencia del clima", agrega.
El informe, que recoge cifras de varios estudios sobre el tema, indica que los estados mexicanos que presentan una alta vulnerabilidad frente al cambio climático son Chihuahua, Tamaulipas, Jalisco, Estado de México y Tabasco.
En estas regiones existen los mayores niveles de vulnerabilidad ante al cambio climático porque padecen de "rápido crecimiento de la población, alto consumo de agua" o "altos niveles de incidencia de enfermedades infecciosas".
"Es factible señalar que el clima ha sido un factor que ha incentivado a algunas personas a dejar sus comunidades y desplazarse a otras regiones, ya sean dentro del mismo país, hacia mayores zonas urbanas, o bien incluso emigrar hacia el exterior", concluye la institución financiera.
Según datos del BBVA, mientras que en 2006 cerca de 650.000 personas cruzaron hacia Estados Unidos, esa cifra cayó a unos 200.000 el año pasado, principalmente por la situación económica el país norteamericano.
Las autoridades calculan que en EE.UU. viven cerca de 12 millones de mexicanos, la mitad de ellos indocumentados, sin contar a sus descendientes nacidos en territorio estadounidense.
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jueves, 1 de septiembre de 2011
EcoClima 2011: En el Foco del Cambio Climático
Hans Grosse Werner - Director ejecutivo Infor
La legislación forestal chilena apunta en la dirección correcta, con la opción que a futuro mejore el balance del sector agrícola-forestal.
El Cambio Climático y sus consecuencias cada vez se agudizan más, constituyéndose en un tema de la mayor relevancia y reconocimiento mundial del cual se hace cargo Ecoclima 2011, seminario internacional que por estos días se desarrolla en la ciudad de Valdivia y que ha sido organizado por el Instituto Forestal, la Universidad Austral de Chile y el Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico de Argentina. Se trata de un encuentro de alto nivel científico-técnico y de divulgación que permite intercambiar conocimientos e ideas de las relaciones entre los bosques, la sociedad y el cambio climático. El sostenido crecimiento económico de Chile ha traído consigo el aumento en los aportes de CO2 a la atmósfera. El consumo energético nacional podría triplicarse durante los próximos 20 años, incrementando aún más tan nefasta contribución. Esto podría ser parcialmente contrarrestado con árboles que son los que fijan carbono, si el país aumenta su patrimonio forestal de plantaciones y maneja sustentablemente el recurso nativo. Lo primero implica plantar más, cubriendo terrenos de aptitud forestal desprovistos de vegetación y en alarmante estado de erosión. Según el Centro de Información de Recursos Naturales (CIREN), las seis regiones con potencial forestal más afectadas por este fenómeno son: Coquimbo (84%), Valparaíso (57%), O´Higgins (53%), Maule (49%), Región Metropolitana (44%) y Biobío (32%). Aquí deberá centrarse parte importante del esfuerzo forestador futuro.
Una opción que complementa la fijación de carbono es el bosque nativo, recurso que supera en casi seis veces la superficie actual de plantaciones con 13,7 millones de hectáreas. Un tercio de ella, al menos, es susceptible de ser manejada sustentablemente, considerando principios económicos, ambientales y sociales. Esto significa llevar al bosque a crecer en todo su vigor, aumentando la capacidad para fijar carbono. En ambos casos, la legislación forestal chilena apunta en la dirección correcta con la opción que a futuro mejore el balance del sector agrícola-forestal que, actualmente, es carbono neutral.
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Crean Software para analizar el cambio climático
Permite consultar los elementos del clima almacenados en grandes bases de datos. De ese modo, se contará con información confiable para tomar decisiones pertinentes
Ante el riesgo de que el factor climático se convierta en una amenaza para el desarrollo social y económico (lluvias sin precedente, sequías devastadoras y aumentos de la temperatura), un grupo de especialistas del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA), campus Morelia, de la UNAM diseñó un software capaz de identificar, de manera sencilla, las tendencias de cambio de los elementos del clima.
“La historia de la Tierra registra múltiples cambios del clima. Recientemente, este tema ha cobrado una gran relevancia en ámbitos científicos, políticos y económicos; incluso gobiernos de distintos países han establecido ciertas medidas tendientes a evitar los daños relacionados con dichos cambios”, dice el doctor Francisco Bautista Zúñiga, edafólogo y coordinador del citado grupo.
En esa perspectiva, los especialistas del CIGA plantearon una línea de investigación sobre la evaluación del cambio del clima a nivel local.
“Estamos convencidos de que es necesaria una evaluación del clima a nivel local para que en cada municipio y entidad federativa del país se conozcan las tendencias de los cambios climáticos, si las hay, así como su magnitud y dirección (a la alza o a la baja)”, afirma Bautista Zúñiga.
Datos georreferenciados
Se sabe que el clima siempre varía: ningún año es igual a otro. Puede hacerse un registro del comportamiento anual del estado del tiempo. Aparecerán, entonces, años secos y lluviosos, de viento y de granizo, pero a ese registro no se le denominará cambio climático, sino variación climática.
Por lo contrario, cuando se encuentra una tendencia de cambio, ya sea de manera continua o por impulsos o “saltos” abruptos, es pertinente hablar de cambio climático.
Los especialistas del CIGA, junto con profesores del Instituto Tecnológico Superior de Tacámbaro, diseñaron un software denominado MOCLIC (acrónimo de Monitoring Climate Change) para organizar, almacenar y operar datos georreferenciados de los elementos del clima.
Y con él descubrieron que en el país hay localidades donde el clima se está tornando más caliente o tiende a enfriarse, y, también, sitios sin cambios.
“Es necesario conocer los registros históricos de los elementos del clima para instrumentar políticas de mitigación de los efectos negativos de la crisis ambiental, si es que la hay, o para aprovechar sus efectos positivos”, agrega el investigador.
En una computadora personal
El MOCLIC permite consultar y analizar en una computadora personal, por mes, año o periodos de años, los elementos del clima almacenados en grandes bases de datos.
De ese modo, los especialistas de las diversas disciplinas contarán con información confiable para poder tomar las decisiones pertinentes. “Por ejemplo, un médico puede cruzar información de enfermedades intestinales con la tendencia climática de periodos específicos; o un agrónomo, obtener cifras de la producción de cereales para relacionarlas con registros anuales de lluvia y así encontrar explicaciones de un suceso.”
Con este software es posible calcular índices bio y agroclimáticos (humedad, aridez, erosividad por lluvia, concentración de precipitaciones...) y, a partir de la información obtenida, prevenir el impacto de las inundaciones en poblados, de los movimientos en masa (desgajamientos de tierra en lugares que han sido deforestados), de la formación de zonas de disolución de rocas y, consecuentemente, de hoyos en el suelo y subsuelo...
Igualmente, si en una zona se advierten procesos de desecación, el MOCLIC será útil para identificarlos, gracias a lo cual los agrónomos podrán considerar la utilización de semillas mejoradas que resistan la sequía o el mejoramiento de las técnicas de captación de agua de lluvia, de almacenamiento o de tipos de riego.
“El MOCLIC permite generar datos para el estudio de la variabilidad y del cambio de los elementos del clima, y su análisis en series de tiempo; y advertir las tendencias del cambio y su magnitud. Pero lo más importante son las lecturas para abordar el presente”, advierte Bautista Zúñiga.
Climogramas
Los creadores de este software evitaron el lenguaje científico que pudiera resultar complicado e introdujeron categorías de análisis simples, como “índice de humedad” (cociente de precipitación pluvial) y “evapotranspiración” (agua del suelo hacia la atmósfera), y categorizaron los años o meses según su condición: “húmedo”, “hiperhúmedo”, “subhúmedo”...
“Al elaborar los climogramas con el índice de humedad, podemos esbozar el clima durante un año con palabras sencillas. Las gráficas se utilizan para determinar si hay o no un cambio. El MOCLIC tiene dos formas de probar esto: genera una recta que todo el mundo puede leer: si es horizontal significa que no hay cambio; si se eleva quiere decir que el lugar se está calentando; y si va hacia abajo significa que se está enfriando”, explica el investigador universitario.
El grupo de especialistas del CIGA seleccionó la Estación Meteorológica de Abalá, en Yucatán, con la hipótesis de que en ese lugar encontrarían tendencias de cambio negativas en la temperatura.
“Con datos de 1960 a 2006 vimos cómo se formaba una recta descendente tiempo-temperatura, lo cual indicó que hubo y hay una intensidad de cambio climático de tres grados hacia abajo. Esto se corroboró con la prueba de Mann-Kendall, que estadísticamente es significativa. En esa comunidad de Yucatán se documentó un ejemplo de cambio climático local, pero a la baja: el lugar se enfría.”
En otra prueba llevada a cabo en Uruapan, Michoacán, el resultado fue en sentido contrario: ascendente: el lugar se calienta.
Con esta información, cruzada con registros históricos de producción y de enfermedades, puede plantearse si hay relación clima-salud humana, clima-producción pecuaria, clima-producción agrícola, clima-desastres naturales, inundaciones, pérdida de cosechas, etcétera.
Fenómenos identificados
Se tienen registros históricos de inundaciones, erosiones y movimientos en masa. Pero, desde el punto de vista de Bautista Zúñiga, el cambio climático se está utilizando para encubrir otro tipo de efectos ambientales, más de uso de suelo relacionado con la mala toma de decisiones locales.
Por ejemplo, en Angangueo, Michoacán, un movimiento en masa sepultó varias casas el año pasado, como consecuencia, sin duda, del uso inmoderado de la vegetación de las montañas. Si hay deforestación, la red de raíces que retiene el suelo se acaba y, cuando se presenta una lluvia abundante, el suelo se desplaza y sepulta lo que encuentra a su paso.
“Sí, este fenómeno no es resultado del cambio climático, sino del mal uso del suelo propiciado por la presión que se ejerce sobre los campesinos pobres para que lleven sus cultivos a las partes altas. Entonces, ellos talan los bosques, y esa práctica se convierte en un asunto de carácter político-ambiental, encubierto con argumentos del cambio climático.”
Bautista Zúñiga sostiene que los cambios climáticos podrían desencadenar efectos previsibles, como una evapotranspiración ocasionada por el incremento en la temperatura y, por consiguiente, una menor disponibilidad de agua y una merma en la producción de cultivos.
Además, los organismos vivos, incluidos los seres humanos, tendrían que utilizar energía metabólica extra para tratar de mantenerse a una temperatura adecuada. Algunos lo conseguirían, otros no.
“Fenómenos como éstos deben ser identificados primero antes de tener una oportunidad de enfrentarlos con éxito. Nosotros creemos que el MOCLIC puede ser muy útil para hacer esa tarea de identificación”, concluye el investigador.
Más información sobre el tema en el siguiente correo electrónico: leptosol@ciga.unam.mx. (Rafael López)
Ir a la fuente de información
Ante el riesgo de que el factor climático se convierta en una amenaza para el desarrollo social y económico (lluvias sin precedente, sequías devastadoras y aumentos de la temperatura), un grupo de especialistas del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA), campus Morelia, de la UNAM diseñó un software capaz de identificar, de manera sencilla, las tendencias de cambio de los elementos del clima.
“La historia de la Tierra registra múltiples cambios del clima. Recientemente, este tema ha cobrado una gran relevancia en ámbitos científicos, políticos y económicos; incluso gobiernos de distintos países han establecido ciertas medidas tendientes a evitar los daños relacionados con dichos cambios”, dice el doctor Francisco Bautista Zúñiga, edafólogo y coordinador del citado grupo.
En esa perspectiva, los especialistas del CIGA plantearon una línea de investigación sobre la evaluación del cambio del clima a nivel local.
“Estamos convencidos de que es necesaria una evaluación del clima a nivel local para que en cada municipio y entidad federativa del país se conozcan las tendencias de los cambios climáticos, si las hay, así como su magnitud y dirección (a la alza o a la baja)”, afirma Bautista Zúñiga.
Datos georreferenciados
Se sabe que el clima siempre varía: ningún año es igual a otro. Puede hacerse un registro del comportamiento anual del estado del tiempo. Aparecerán, entonces, años secos y lluviosos, de viento y de granizo, pero a ese registro no se le denominará cambio climático, sino variación climática.
Por lo contrario, cuando se encuentra una tendencia de cambio, ya sea de manera continua o por impulsos o “saltos” abruptos, es pertinente hablar de cambio climático.
Los especialistas del CIGA, junto con profesores del Instituto Tecnológico Superior de Tacámbaro, diseñaron un software denominado MOCLIC (acrónimo de Monitoring Climate Change) para organizar, almacenar y operar datos georreferenciados de los elementos del clima.
Y con él descubrieron que en el país hay localidades donde el clima se está tornando más caliente o tiende a enfriarse, y, también, sitios sin cambios.
“Es necesario conocer los registros históricos de los elementos del clima para instrumentar políticas de mitigación de los efectos negativos de la crisis ambiental, si es que la hay, o para aprovechar sus efectos positivos”, agrega el investigador.
En una computadora personal
El MOCLIC permite consultar y analizar en una computadora personal, por mes, año o periodos de años, los elementos del clima almacenados en grandes bases de datos.
De ese modo, los especialistas de las diversas disciplinas contarán con información confiable para poder tomar las decisiones pertinentes. “Por ejemplo, un médico puede cruzar información de enfermedades intestinales con la tendencia climática de periodos específicos; o un agrónomo, obtener cifras de la producción de cereales para relacionarlas con registros anuales de lluvia y así encontrar explicaciones de un suceso.”
Con este software es posible calcular índices bio y agroclimáticos (humedad, aridez, erosividad por lluvia, concentración de precipitaciones...) y, a partir de la información obtenida, prevenir el impacto de las inundaciones en poblados, de los movimientos en masa (desgajamientos de tierra en lugares que han sido deforestados), de la formación de zonas de disolución de rocas y, consecuentemente, de hoyos en el suelo y subsuelo...
Igualmente, si en una zona se advierten procesos de desecación, el MOCLIC será útil para identificarlos, gracias a lo cual los agrónomos podrán considerar la utilización de semillas mejoradas que resistan la sequía o el mejoramiento de las técnicas de captación de agua de lluvia, de almacenamiento o de tipos de riego.
“El MOCLIC permite generar datos para el estudio de la variabilidad y del cambio de los elementos del clima, y su análisis en series de tiempo; y advertir las tendencias del cambio y su magnitud. Pero lo más importante son las lecturas para abordar el presente”, advierte Bautista Zúñiga.
Climogramas
Los creadores de este software evitaron el lenguaje científico que pudiera resultar complicado e introdujeron categorías de análisis simples, como “índice de humedad” (cociente de precipitación pluvial) y “evapotranspiración” (agua del suelo hacia la atmósfera), y categorizaron los años o meses según su condición: “húmedo”, “hiperhúmedo”, “subhúmedo”...
“Al elaborar los climogramas con el índice de humedad, podemos esbozar el clima durante un año con palabras sencillas. Las gráficas se utilizan para determinar si hay o no un cambio. El MOCLIC tiene dos formas de probar esto: genera una recta que todo el mundo puede leer: si es horizontal significa que no hay cambio; si se eleva quiere decir que el lugar se está calentando; y si va hacia abajo significa que se está enfriando”, explica el investigador universitario.
El grupo de especialistas del CIGA seleccionó la Estación Meteorológica de Abalá, en Yucatán, con la hipótesis de que en ese lugar encontrarían tendencias de cambio negativas en la temperatura.
“Con datos de 1960 a 2006 vimos cómo se formaba una recta descendente tiempo-temperatura, lo cual indicó que hubo y hay una intensidad de cambio climático de tres grados hacia abajo. Esto se corroboró con la prueba de Mann-Kendall, que estadísticamente es significativa. En esa comunidad de Yucatán se documentó un ejemplo de cambio climático local, pero a la baja: el lugar se enfría.”
En otra prueba llevada a cabo en Uruapan, Michoacán, el resultado fue en sentido contrario: ascendente: el lugar se calienta.
Con esta información, cruzada con registros históricos de producción y de enfermedades, puede plantearse si hay relación clima-salud humana, clima-producción pecuaria, clima-producción agrícola, clima-desastres naturales, inundaciones, pérdida de cosechas, etcétera.
Fenómenos identificados
Se tienen registros históricos de inundaciones, erosiones y movimientos en masa. Pero, desde el punto de vista de Bautista Zúñiga, el cambio climático se está utilizando para encubrir otro tipo de efectos ambientales, más de uso de suelo relacionado con la mala toma de decisiones locales.
Por ejemplo, en Angangueo, Michoacán, un movimiento en masa sepultó varias casas el año pasado, como consecuencia, sin duda, del uso inmoderado de la vegetación de las montañas. Si hay deforestación, la red de raíces que retiene el suelo se acaba y, cuando se presenta una lluvia abundante, el suelo se desplaza y sepulta lo que encuentra a su paso.
“Sí, este fenómeno no es resultado del cambio climático, sino del mal uso del suelo propiciado por la presión que se ejerce sobre los campesinos pobres para que lleven sus cultivos a las partes altas. Entonces, ellos talan los bosques, y esa práctica se convierte en un asunto de carácter político-ambiental, encubierto con argumentos del cambio climático.”
Bautista Zúñiga sostiene que los cambios climáticos podrían desencadenar efectos previsibles, como una evapotranspiración ocasionada por el incremento en la temperatura y, por consiguiente, una menor disponibilidad de agua y una merma en la producción de cultivos.
Además, los organismos vivos, incluidos los seres humanos, tendrían que utilizar energía metabólica extra para tratar de mantenerse a una temperatura adecuada. Algunos lo conseguirían, otros no.
“Fenómenos como éstos deben ser identificados primero antes de tener una oportunidad de enfrentarlos con éxito. Nosotros creemos que el MOCLIC puede ser muy útil para hacer esa tarea de identificación”, concluye el investigador.
Más información sobre el tema en el siguiente correo electrónico: leptosol@ciga.unam.mx. (Rafael López)
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