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miércoles, 24 de octubre de 2012

La sustentabilidad y la androginia: la necesidad de nuevas rebeldías y de nuevas utopías

Eloísa Tréllez Solís

Física y ambientalista nacida en Barcelona, con nacionalidad doble hispano-colombiana, de origen gitano, y residente en Perú. 
Cuenta con Maestría en Ciencias, Especialización en Investigación Social y estudios de Doctorado en Educación Ambiental. 
Tiene una amplia trayectoria de trabajo en procesos de educación y gestión ambiental, investigación prospectiva, género y ambiente y participación ambiental comunitaria. 
Es también actriz, declamadora y contadora de cuentos. * * * 

Reflexionar sobre la sustentabilidad desde el género, implica un reto apasionante y a la vez un ejercicio para remirarnos a nosotros y nosotras mismas, intentando algo más que un recuento, más bien un re-encuentro, de lo que otros y otras dijeron sabiamente en relación con estos importantes temas. 
Posiblemente sea interesante sondear horizontes, buscar una reconsideración de algunos elementos del pensamiento y de la acción que nos han venido acompañando sin que sintamos muchas veces su presencia, ya que han sido sutilmente ocultados o fieramente descalificados a lo largo de la historia. 
En este artículo se busca realizar una reflexión sobre algunas facetas de la descalificación continuada del pensamiento libre y sus enlaces con la discriminación de género y de los saberes, como una manera de poner en debate algunos de los aspectos que nos pueden impedir avanzar hacia la sustentabilidad y plantear algunos de los procesos que pueden apoyar las nuevas rebeldías y la construcción de nuevas utopías. 

 El pensamiento libre y las descalificaciones “El mundo llevo en mi mano de mujer. Tiempo del Cosmos” 
E.T. 

Es tiempo del Cosmos.
 Este es un tiempo de avance hacia el conocimiento universal, hacia el retorno y reencuentro con las miradas integradoras y hacia un futuro interdisciplinario y complejo, comprendiendo y construyendo la sustentabilidad.

Estamos a 40 años de la muerte de Rachel Carson, considerada la primera voz de alerta sobre la problemática ambiental mundial, y a 30 años de la publicación del libro “El feminismo o la muerte”, de Francoise D´Eaubourne, en donde aparece el términoecofeminismo por primera vez. Hitos claves de las reflexiones sobre el género y el ambiente que en estas décadas han ido avanzando de manera natural creándose tendencias, enfoques y percepciones diferentes acerca de las posibles vías de convergencia y articulación. En estos acercamientos hay aún mucho que decir, que pensar y que hacer. Pero el valor de aportar propuestas provenientes de corrientes diversas del pensamiento y de la actividad reivindicativa, es innegable. Por ello, hoy celebramos la apertura a nuevas visiones, a planteamientos innovadores, a señales vitales de renovación, a búsquedas en el pensamiento y en la acción de los hombres y de las mujeres, por una mejor relación entre nosotros y nosotras, y con la Naturaleza.

Pero sabemos que el pensamiento libre ha sido perseguido, ignorado o descalificado, a lo largo de la historia, de manera paralela con las inequidades de género, cuando la mujer ha sido igualmente perseguida, ignorada o descalificada.

María Prophetissa, investigadora de la antigüedad1 conocida por haber aportado el axioma capital de la alquimia (“el uno se convierte en dos, el dos en tres y del tercero sale el uno como cuarto” 2 ) y que propuso y construyó procedimientos y aparatos de laboratorio fundamentales, como el famoso horno Kerotakis (una estufa para obtener aceites vegetales), es hoy mencionada de manera ligera e insustancial por su procedimiento del Baño María, que se traduce como un simple método de aplicación en la cocina. Aunque no parece que quienes hablan hoy del baño maría sepan que se refiere al trabajo de una mujer de alto valor intelectual.

Evidentemente, tampoco hay en la actualidad un reconocimiento a la Alquimia, como escuela de pensamiento y de nuevos saberes. Sus propuestas innovadoras fueron objeto de ataques por grupos de presión y de poder, hasta hacer desaparecer un gran número de los aportes de lo que se conoce como “La Obra” y arrinconar a sus representantes, importantes hombres y mujeres de ciencia. Muchos de los alquimistas fueron condenados o perseguidos, muchas de las alquimistas fueron tildadas de brujas y enviadas a la hoguera, o descalificadas en su labor, que no se consideraba científica sino, en el mejor de los casos, adivinatoria. 

Los trabajos científicos o los aportes intelectuales de las mujeres no han sido del agrado de muchos sectores políticos ni de los circuitos de control del conocimiento, a lo largo de los siglos. Aunque se sabe que Aspasia de Mileto (470 – 410 a.C.) escribía los discursos de Pericles, y reunía a valiosos intelectuales para aportar al avance del pensamiento, la historia la señala como una cortesana de lujo. Aunque la astrónoma Aglaonice de Tesalia en el sigo V a-C. sabía predecir el advenimiento de los eclipses, se la consideraba simplemente una vidente.

Hipatia de Alejandría (370-415), una destacada matemática, astrónoma y filósofa, a cuyas clases asistían estudiantes de Europa, Asia y África, fue violentamente muerta a pedradas por una turba incitada por el Patriarca Cirilo de Alejandría (posteriormente ingresado al santoral, hoy San Cirilo 3), que no podía soportar su liderazgo entre las masas y sentía que su poder político era menoscabado por una mujer que se negó a convertirse al cristianismo. La fórmula de declararla bruja resultó un mecanismo perfecto para eliminar su fuerza y su pensamiento vital y lograr que sus escritos fueran quemados.

La descalificación o la acusación han sido (y tal vez siguen siéndolo hoy, con medios más sutiles) una vía reiterada para anular a quienes intentan abrir nuevas rutas al pensamiento y no quieren ajustarse el corset de las diferentes dictaduras.

La naturaleza también ha sufrido y sigue sufriendo persecuciones y atropellos, desde la codicia o la imposición. Es muy representativa la posición del filósofo y gran cancilleringlés Francis Bacon4 (1561-1626), que señalaba que la naturaleza debe ser perseguida, esclavizada, obligada al servicio, y que indicaba como meta de los científicos “torturar la naturaleza hasta que revele sus secretos”. 5

Exactamente trescientos años después del nacimiento de F. Bacon nació en San Petersburgo Lou Andreas Salomé (1861-1937) eminente psicoanalista y feminista, poetisa y filósofa, cuyo trabajo obtuvo el reconocimiento de Freud, y que fue objeto de persecuciones bastante singulares. Por un lado, por sus estudios y por su acercamiento a las plantas y a la medicina natural se la llamaba la Bruja de Hamberg, y por otra parte, debido a los frustrados intentos de Nietzsche por conquistar su amor, fue perseguida y acusada por él de “ atrofia sexual” , escribiendo artículos en su contra en diversas ocasiones . Varias fuentes indican que la tendencia misógina de este filósofo (y su suicidio) se relaciona directamente con su furia por el rechazo de Lou Andreas Salomé, a la que antes había considerado como uno de los valores principales del psicoanálisis y la filosofía de su época.

El calificativo de bruja ha sido un argumento históricamente eficaz y eficiente. Rápido y significativo. De fácil empleo y resultados variados: desde llevar a la víctima a la hoguera, hasta designar hoy a una mujer que no se enmarque en las características de belleza estándar, o a una mujer que quiere saber más de la cuenta... enseguida se proyecta mentalmente la imagen del sombrero negro y la dama en cuestión volando en una escoba, de modo que resulta un excelente impacto publicitario.

Pero no solo hay acusaciones a las brujas 6 , sino también a nuestros congéneres, los brujos. A aquellos hombres que también quieren abrir su pensamiento a nuevas corrientes, a los alquimistas de ayer y de hoy, que confían en la importancia de contar con su soror mystica, es decir, con su parte femenina, a los que intentan entender fenómenos de la naturaleza y del pensamiento, a los que cruzan las fronteras de las ideas pre-establecidas y valoran los saberes no clásicos de las mujeres y de los hombres, afrontando por ello persecuciones similares, aunque no vuelen en escobas.

Un ejemplo maravilloso en ese sentido es el que nos brindó el muy famoso alquimista, naturista y médico suizo Paracelso (1493-1541), en el momento en que sus libros iban a ser quemados en la plaza pública por mandato de la Inquisición. Paracelso proclamó entonces que “el atropello contra sus obras no tenía importancia ya que todo lo que sabía lo había aprendido de las brujas, es decir, de las mujeres sabias” 7. Las tesis de Paracelso se basaban en la armonización de lo masculino y lo femenino, y consideraba la Naturaleza como un todo vivo, un organismo en el que todas sus partes estaban interrelacionadas, una mirada integradora fundamental para nuestras reflexiones de hoy.

La descalificación del conocimiento o de las actitudes de las mujeres ha transitado por otros caminos, algunos ligados a esquemas increíbles sobre la supuesta naturaleza de lo femenino. El catalogar la histeria, por ejemplo, como una enfermedad exclusivamente femenina (del griego hystera: útero) permitió a lo largo de muchos años la tacha social o la burla a numerosas mujeres, excluyendo de tal afección o calificación a los numerosos neuróticos masculinos que también la padecían. Aún hoy, cuando una mujer se irrita, o contradice a sus colegas, se tiene la tendencia a afirmar que está histérica, descalificando su opinión, o minimizando el problema, pese a que ya en 1885 (hace casi 120 años) Charcot clasificó la histeria como una afección del sistema nervioso y justificó la existencia de una histeria masculina. Aunque algunos justifiquen el uso de la expresión histérica para las mujeres en el habla familiar, cabe pensar en si existe alguna razón por la cual no se encuentra en el diccionario un equivalente para la irritación o la contrariedad de los varones!

La persecución del pensamiento libre ha ocurrido durante siglos, y por supuesto, no ha tenido como único objeto a las mujeres, pero son muchos los ejemplos que nos llevan a pensar que cuando son ellas las atacadas, la descalificación es más intensa y excluyente, y que se emplean, hasta hoy, unos mecanismos diferenciados para acallar o acorralar a aquellas mujeres que tratan de buscar, en sus contextos y con sus posibilidades mayores o menores, vías alternativas al pensamiento y a la acción.

Entre los mecanismos clásicos se encuentran todavía la burla o la minimización, la reducción de su voz autorizada al terreno de la familia, la imposición de roles esquemáticos en los que las mujeres deben elegir entre ser santas o prostitutas, la tendencia vigente a situarlas en trabajos de segunda responsabilidad, las barreras de acceso al poder si no se actúa de manera masculinizante, y otros más.

Al parecer, se mantienen temores en algunos círculos sociales (en los que también se incluyen algunas mujeres machistas) relacionados con la potencial rebelión de las mujeres libertarias. No en vano se acusa a las mujeres de los peores males (desde Eva y la manzana, la caja de Pandora, y otras historias similares), y representan para estos grupos un peligro inminente: destruirán la familia, abortarán, serán lesbianas, una diablesas sueltas, en suma, la catástrofe. Así que se acepta su pensamiento y trabajo mientras sean niñas buenas, se comporten con moderación, estudien y trabajen y sostengan la familia, eduquen solas a los hijos, los alimenten y soporten ser maltratadas, violadas, ser las más pobres entre los pobres, y sigan cuidando lo que de la naturaleza y de los humanos dejan las guerras preventivas, los terrorismos y las injusticias económicas. De lo contrario, vendrán las nuevas hogueras.

El ocultamiento de la mujer no se hace solamente con velos o burkas. También se emplean otros medios más sutiles: ocultar su identidad negándole su propio apellido (Mr. and Mrs. Smith), o citándola como propiedad de otro (señora de...), ocultando el valor económico del trabajo doméstico para la sociedad, colocándola detrás y no al lado de su socio, colega, compañero o amante (detrás de todo gran hombre hay una gran mujer...). Escondiendo o escamoteando su rol protagónico en la historia (ver por ejemplo La Mujer en el Tahuantinsuyo 8 , una presencia ocultada), o bien ocultando su ser interior y su intelecto en forzadas externalidades de Muñeca Barbie, ante la amenaza de ser descalificadas por feas, gordas o viejas.

La descalificación de las mujeres así como la descalificación de otros grupos sociales dominados, como los grupos indígenas, los afroamericanos y otros, y la negación y persecución de los pensamientos libres que no se atan a los cánones muestran el miedo de los descalificadores, que emplean este mecanismo como medio de permanencia en el poder, como forma de cerrar las puertas a las nuevas ideas y a las nuevas rebeliones.

Los hombres y las mujeres unidos por la esperanza y la construcción de un futuro sustentable deben estudiar estos procesos, objetar las descalificaciones y los esquemas, para sustituirlos por premisas de justicia social, de defensa de la naturaleza y de respeto mutuo. El apoyo al pensamiento y la acción de las mujeres, y de otros grupos víctimas de inequidades, a sus reivindicaciones como seres humanos de paz, de fuerza y de lucha, es un paso decisivo para la sustentabilidad. Para construir nuevos escenarios de relación social, para abordar con amor los vínculos entre hombres y mujeres, para enfocar con ese mismo amor la relación con la naturaleza y la permanencia de la vida.

Las formas del conocer

 “Ambos pusimos los ojos a la vez en un extremo del mundo, lo reconocimos y callamos. Es desde ese instante que nos conocemos”. Roberto Juarroz 


 Hay muchas formas de conocer y de hacer ciencia, aunque la ortodoxia diga lo contrario y amenace igualmente con la hoguera y sus versiones contemporáneas a los y las transgresoras. Además del muy reconocido y aplicado método científico, método útil y valioso pero excesivamente sacralizado por el positivismo y por numerosos investigadores, existen métodos que las diversas culturas y los diferentes saberes han venido construyendo, para acercarse al mundo y conocerlo.

Los saberes que podemos llamar dominados, provenientes de culturas ancestrales, son parte importante del conocimiento, pero no se permite que se inserten en los espacios académicos porque no se consideran ciencia, desde la perspectiva de los grupos de poder que manejan el conocimiento. Con todo el respeto y la admiración que merecen los que hoy se consideran científicos, y con el reconocimiento debido al aporte que ha hecho la llamada ciencia a la humanidad, también es importante des-sacralizarla y plantear sus responsabilidades, sus limitaciones y su necesaria apertura a otras formas del conocer, que no obedezcan siempre a un método exclusivo, refrendado por las comunidades científicas.

El conocimiento no es un edificio, formado por ladrillos superpuestos. Es mucho más que una suma de saberes clásicos: muestra su complejidad cada vez con mayor intensidad y nos abre la ruta de las incertidumbres y de la creación. Pero resulta muy fácil aplicar la fórmula excluyente: esto no es científico. Frase lapidaria que recuerda un poco los apedreamientos a los herejes. Así también los alquimistas fueron destruidos por los químicos en la antigüedad y las alquimistas fueron condenadas como brujas. Hoy numerosos estudios muestran la importancia de varios de sus aportes, y vemos con asombro cómo fueron anulados, burlados o tergiversados.

La expresión “cuadratura del círculo” empleada por la Alquimia se ha venido usando como una forma de referirse a lo absurdo, a lo que no tiene ningún sentido. Pero hay que recordar la intención real de esta expresión en las reflexiones alquímicas: se parte de la pareja humana, para incluir las tres dimensiones del pensamiento, y avanzar hacia el cuadrado, los cuatro elementos, y su movimiento permanente, que se traduce en un círculo en el que conocemos de manera superior. Un abordaje del pensamiento que no es tan simple como parece. Hay que buscar signos y facetas para avanzar en las ideas.

Heráclito de Éfeso decía del Oráculo Pítico, “el oráculo no habla, no disimula, pero da un signo”9.

Los procesos de adivinación, de comunicación y de conocimiento, característicos de las mujeres gitanas en todo el mundo, estigmatizados y/o temidos a lo largo de la historia, se sustentan en conocimientos y percepciones heredadas, en visiones grupales y en contactos y observaciones de la naturaleza y del cosmos.

Los Maestros del Zen estudian y desarrollan los koans , frases que constituyen dilemas y sirven como objeto de meditación para anular el simple enfoque analítico y despertar el intuitivo. Son adivinanzas que al mismo tiempo que intentan mover al intelecto pueden provocar satori o iluminaciones, para comprender más allá de lo evidente. Los mantras son también instrumentos del pensamiento, para la meditación y las búsquedas.

Los Maestros Ayahuasqueros de la Amazonía peruana, abordan el conocimiento a través del acercamiento a la naturaleza, que es la que informa al observador sobre sus propiedades específicas. Un investigador suizo que ha profundizado en estas formas del conocimiento, cita las explicaciones de un chamán: “La naturaleza habla dando signos y, para comprenderla hay que estar atento a las semejanzas formales...los espíritus de la naturaleza se comunican con los humanos en las alucinaciones y los sueños, es decir, por imágenes mentales” (Narby, 1995).

Es bien conocido que los alquimistas usaban un lenguaje críptico en sus libros y documentos, lo cual ha sido motivo para incomprensiones o descalificaciones. Pero el uso de un lenguaje cifrado, en cierto sentido circular, refleja también la necesidad de buscar vías para explicar aquello que no es comprensible para nuestro intelecto con el uso simple del lenguaje cotidiano. Las canciones llamadas koshuiti que emplean los chamanes Yaminahua, sirven para acercarse al conocimiento:

“Con mis koshuiti quiero ver, cantando examino las cosas el lenguaje doble y entrelazado me aproxima, pero no demasiado, con palabras normales los golpearía frontalmente, con palabras dobles y entrelazadas les doy vueltas alrededor y puedo verlos claramente” 10 Otro chamán amazónico, Alejandro, entrevistado por una destacada investigadora peruana 11 explica así el acercamiento al conocimiento que le brinda la ayahuasca, en su espíritu dual como mujer y hombre: “El ayahuasca se me presenta en persona y como soga, sube como las grandes sogas, su visión se ve tremenda como los árboles, hacia arriba. Te hace ver todo lo que pides. Su espíritu es de mujer y de hombre. Su espíritu a veces llora como un bebe, es cuando algo quieren conversar con uno, por eso lloran”. Quieren conversar... Efectivamente, otra forma del conocimiento se da a través del habla. “Conversar, dice el físico y pensador español Jorge Wagensberg, es el mejor entrenamiento que tiene el ser humano para navegar por la incertidumbre (...) Investigar es conversar, enseñar es conversar, aprender es conversar, experimentar es conversar, reflexionar es conversar (...). No recuerdo haber conversado mucho durante los veinte años que he pasado como alumno en las aulas de la escuela y la universidad”12. Las mujeres hablan, y según algunos de los críticos que se refieren a esta característica como una de las fallas de la naturaleza femenina, hablan mucho y sin sentido. Pero las mujeres reconocen y aplican en sus charlas una forma de conocimiento circular. Cuando varias mujeres se reúnen para conversar, más allá del repetido esquema de que hablan tonterías (sobre hombres o sobre modas), practican una forma de conocimiento que no es comprensible para muchos, pero que va siendo reconocida y revalorada reformulando y profundizando su uso intuitivo tradicional. Una conversación larga entre mujeres, abre muchas vertientes del saber. Al hablar, se entiende más, en el proceso del intercambio de las palabras es donde se percibe la construcción del saber y el surgimiento de nuevas aproximaciones. No solo consuela hablar con las amigas, este acompañamiento de las palabras compartidas ilumina nuevos caminos. A los hombres les resulta difícil seguir este circuito de pensamiento, al igual que a quienes no son indígenas amazónicos les resulta también difícil entender los giros que armonizan el texto y la música hacia el conocimiento. La aproximación femenina a ciertos conocimientos no quiere decir que existan diferencias rotundas entre el conocimiento femenino y el masculino. Parece, más bien, que se llega al conocimiento aportando algunas características heredadas y otras construidas, una sensibilidad y una vibración que son distintas y similares a la vez y pueden tener evidentemente una muy rica complementariedad. Mis experiencias como estudiante de física en Moscú, con compañeros masculinos en un 99%, me permitieron disfrutar de diferentes aproximaciones a ciertos modos de aprender: ellos me enseñaban algunas rigurosidades aprendidas que yo desconocía y contra las que a veces me rebelaba, y yo los sorprendía con intuiciones o percepciones inexplicables que solucionaban casi sin saberlo algunos problemas de difícil abordaje. Pero armábamos grandes equipos de trabajo y nos queríamos intensamente. Con ese cariño que procede de la búsqueda conjunta del saber. Ante la naturaleza y su diversidad también existen versiones alternativas, hacia metas de conocimiento y aplicabilidad comunes y cambiantes, lo que lleva a prioridades que no siempre coinciden. Entre las conclusiones de la investigación 13 realizada con el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, sobre los conocimientos diferenciados entre hombres y mujeres en el campo de la diversidad biológica, en la sierra y selva del Perú, se señala que “aunque varones y mujeres coincidieron en manifestar su preocupación general por la situación de la biodiversidad, expresando como los principales problemas el corte y tala indiscriminada, el quemado de plantas, el mal uso de los terrenos, el deterioro progresivo de los suelos, la baja producción, la desaparición de plantas medicinales, entre otros, se percibió un mayor énfasis en las mujeres por la pérdida de especies de flora y fauna, en tanto que los hombres se centraron en los problemas de la producción”. El nivel del conocimiento manifestado por las mujeres y hombres que participaron en el estudio, respecto a la biodiversidad, fue prácticamente similar en cuanto a número y tipo de especies de flora y fauna que se reconocieron como parte de sus saberes. La diferencia consistió, básicamente, en las aplicaciones de estos conocimientos: las mujeres conocían más especies de flora en sus aplicabilidades a nivel medicinal, alimentario, y artesanal; y los hombres expresaron más conocimientos sobre la fauna silvestre y, en el caso de la flora, sobre las aplicabilidades comerciales o productivas. Hay una diferencia también en cuanto a la relación con la naturaleza: las mujeres se inclinaban más al cuidado, a la conservación, al trabajo con semillas, a la defensa de los bosques. Los hombres lo reconocieron palpablemente en el estudio. Pero también tuvieron que reconocer que a las mujeres no se les valoran efectivamente sus conocimientos o intenciones, en términos sociales y de poder económico o político. Finalmente, lo que ellas saben es para aplicarlo, dicen, en la familia y en la casa. Y el poder, que se encuentra fuera de estos espacios, permanece en manos masculinas. El arte es otra forma de conocimiento en una ruta de conexión con la naturaleza. Un acercamiento extraordinario y envolvente que permite alcanzar nuevas dimensiones. Resulta interesante pensar en algunas imágenes y símbolos, por ejemplo, de pintores y pintoras innovadores, que buscaban expresiones distintas en una vía de pensamiento creativo y libertario sin duda apasionante. Veamos los casos de William Blake, El Bosco y Remedios Varo. William Blake (1757-1827), poeta, pintor y grabador londinense, realizó numerosos grabados, pinturas y trabajos artesanales, y escribió poemas dentro de una visión de libertad e independencia alejada de la sociedad pictórica y literaria de la época (no solo la sociedad científica presiona, también las sociedades de artistas catalogan de arte las obras que consideran adecuadas, excluyendo a otras que no se ajustan a sus márgenes). Sus imágenes libertarias eran de crítica social, de acercamiento al pensamiento alquímico, de rechazo a la sociedad injusta, de rebelión, bajo una mirada andrógina, de relaciones equilibradas entre los géneros, de nexo con lo natural, con profundas preocupaciones ante la voluntad de poder que sustituía al amor. El cuadro llamado El Juicio Final, es una expresión imaginativa y extraordinaria de lo que hoy llamaríamos la insustentabilidad. El mismo Blake, presentando su obra, señalaba 14 : “Cuando la imaginación, las artes y las ciencias y todos los dones se consideren vanos y a los hombres solo les quede competir entre ellos, entonces comenzará el juicio final” (el subrayado es mío). Es famoso el hecho de que Blake solo realizó una exposición en su vida!! Jerónimo Bosch (1450-1516), el pintor holandés conocido como El Bosco, tampoco fue reconocido por su obra en ningún momento de su vida, al contrario, las referencias de sus pinturas a la magia, a las claves de los sueños, a la alquimia, al arte teatral, a las formas de la vida y de la naturaleza, fueron interpretadas como parte de las brujerías que estaban siendo perseguidas, por lo cual sus cuadros no fueron expuestos, y su arte solo se consideró digno de estudio y atención pasados casi tres siglos. Un caso excepcional es el Jardín de las Delicias, donado a Felipe II, que se conserva hoy en el Museo del Prado, en Madrid. Esta obra es significativa por su aporte crítico a la sociedad, por sus reflexiones sobre el génesis, por sus imágenes alucinantes e innovadoras. El centro de este tríptico se dedica a mostrar arquitecturas fantásticas, con un hombre pensativo frente al huevo alquímico, acompañado por una enorme variedad de animales y vegetales, reales o fabulosos, indicadores de lo que hoy llamaríamos la biodiversidad y los saberes relacionados sobre la naturaleza. Remedios Varo, pintora catalana del siglo XX (Gerona 1908-México 1963), pacifista y republicana, es otro caso interesante que revela propuestas innovadoras y búsquedas de nuevos conocimientos. Su obra la realizó en su mayoría en México, país al que se trasladó después de la guerra civil española, en busca de horizontes de libertad para su vida y su creación. “Imaginó una vida secreta que surge del suelo, de los muebles, de los muros... unos colores transparentes y luminosos a los que añadió con la exactitud de un alquimista, una medida de sueños y otra de poesía; una de imaginación, otra de vivencias y también una buena dosis de misterio” 15 . Sus extraordinarios cuadros, referidos sobre todo a la naturaleza y los seres humanos, abren puertas al saber, expresan visiones de nuestra relación cósmica, de la cotidianidad convertida en universal, de los símbolos transferidos a nuestras vidas de todos los días, de la vinculación con lazos de armonía interestelar, con un enfoque que evidencia el poder regenerativo de la conexión con lo natural. Un aporte al conocimiento ambiental y universal. Curiosamente, esta gran pintora no fue reconocida por sus colegas como parte del movimiento surrealista, pese a que su trabajo se vinculó con ellos a lo largo de numerosas experiencias compartidas. La posición excluyente de este grupo frente al trabajo de las mujeres (ninguna mujer fue aceptada en la lista oficial de ese movimiento), es una de las facetas incomprensibles en el mundo de la pintura. Para finalizar este breve circuito de aproximaciones y de re-encuentros con los buscadores y las buscadoras de nuevas formas de conocimiento y de libertad en relación con la naturaleza y la vida, de pensamiento y de creación, en el que cabrían tantos ejemplos importantes, resulta grato concluir con un breve homenaje a una gran artista libertaria en el mundo de la danza: Isadora Duncan (1878-1927) nació en San Francisco, EEUU, y abrió un nuevo mundo en el campo de la danza, rechazando la disciplina rigurosa del ballet clásico y creando nuevos movimientos libres, de expresión vital y renovada. Pero esta propuesta fue rechazada en los medios norteamericanos, por lo que tuvo que emigrar a Londres, donde pudo desarrollar sus propuestas creativas y su carrera profesional. Un aporte innovador de la mayor importancia para el desarrollo futuro de la danza fue la improvisación de bailes con música no escrita para la danza, su expresión corporal, sus pies desnudos en contacto con el suelo, para expresar la relación con la naturaleza. El llamado mundo del arte la persiguió y acusó de irrespetar las reglas de la danza, pese a lo cual logró éxitos en escenarios europeos. Su posición libertaria, como artista y como mujer independiente, fue objeto de censura en los círculos sociales. El conocimiento a través de la innovación en el arte, en los vericuetos de la palabra, de las plantas o de la meditación, las reflexiones que apuestan por nuevas maneras de ver y de conocer el mundo y de re-conocernos a nosotros y nosotras mismas, como parte de la naturaleza y de los demás seres a los que respetamos, desde sus perspectivas, es una de las maneras de encuentro entre los hombres y las mujeres, con bases comunes de libertad y de pensamiento compartido. La apertura a nuevos y antiguos saberes y rebeldías: una visión andrógina hacia la sustentabilidad “Todo ser humano tiene derecho al delirio”. José María Borrero Se requieren puertas abiertas a los nuevos y antiguos saberes, a las nuevas y antiguas rebeldías, superando las compuertas y los cerrojos excluyentes de las ideas renovadoras, cruzando los muros de la inequidad de género, de las injusticias sociales y de los atropellos por razones étnicas, generacionales o económicas. Diluyendo y transformando las actitudes destructoras de la naturaleza y de las culturas. Hay alternativas de futuro que el pensamiento y la acción deben proponerse y construir frente a la crisis. Como se afirma en el Manifiesto por la Vida: “La crisis ambiental es una crisis de civilización. Es la crisis de un modelo económico, tecnológico y cultural que ha depredado a la naturaleza y negado a las culturas alternas. El modelo civilizatorio dominante degrada al ambiente, subvalora la diversidad cultural y desconoce al Otro (al indígena, al pobre, a la mujer, al negro, al Sur), mientras privilegia el modo de producción y un estilo de vida insustentables que se han vuelto hegemónicos en el proceso de globalización” 16. Tenemos derecho a nuestro propio delirio, como afirma Borrero, a nuestra versión de las realidades y de los escenarios futuros que queremos construir, a nuestra obstinada búsqueda de las libertades y de la paz. A diseñar las nuevas utopías. Y tenemos derecho a construir juntos, a pensar juntos, a pensar entre dos, entre los hombres y las mujeres, con una mirada hacia las utopías y hacia las posibles variantes de la sustentabilidad. En ese camino, la comprensión de la complejidad ambiental se abre como una de las opciones de mayor interés: “La complejidad ambiental es un proceso de reconstitución de identidades donde se híbrida lo material y simbólico; es el campo en el que se gestan nuevos actores sociales que se movilizan para la apropiación de la naturaleza; es una nueva cultura en la que se construyen nuevas visiones y se despliegan nuevas estrategias de producción sustentable y democracia participativa. La complejidad ambiental se produce en el entrecruzamiento de saberes y arraiga en nuevas identidades. En el principio de este saber no existe un conocimiento último ni un saber privilegiado”. 17 Se trata de un proceso de construcción colectiva, en el que las mujeres y los hombres tienen un espacio de creación conjunta, y que incluye el pensamiento articulado desde diversas posiciones y saberes: “la complejidad ambiental se va construyendo en una dialéctica de posiciones sociales antagónicas, pero también en el enlazamiento de reflexiones colectivas, de valores comunes y acciones solidarias frente a la reapropiación de la naturaleza”. 18 Los saberes ancestrales tienen también un espacio en este proceso, en consonancia con la construcción de una pedagogía ambiental en la que se avanza a través de un “enlazamiento de prácticas, de identidades y saberes, de conocimientos científicos y saberes populares; es la práctica en la que el ser (individual y colectivo) se forja en el saber”. 19 El ser individual y colectivo, el ser fusionado, el ser hombre y el ser mujer, las posiciones diferentes, como una nueva forma del Hierosgamos. Carl Jung (2003), en su estudio sobre Psicología y Alquimia, afirma: “La problemática de los opuestos invocada desde las sombras, representa en la alquimia un papel importante y decisivo, puesto que es esa problemática la que, en la Obra, termina por conducir a la unión de los opuestos en la forma del Hierosgamos o “bodas químicas”. En estas bodas, los supremos opuestos, en forma de lo masculino y lo femenino, se funden en una unidad que ya no contiene oposición alguna, y que por lo tanto es incorruptible”. 20 Así, el concepto de la Androginia (de andros – hombre, y gyné – mujer), nos indica la fusión de las cualidades femeninas y masculinas, apuntando a la necesidad de que los seres humanos logren reencontrarse con el andrógino primitivo 21 , la ambivalencia universal y fecunda, la conciliación de los contrarios que engendra mejores y mayores logros. No se trata de que la diferenciación entre hombres y mujeres no exista, tampoco es una referencia a las opciones sexuales de cada cual que por cierto deben ser respetadas y comprendidas en la sociedad y no convertirse en otro tema de persecuciones, ni tampoco es referencia a una visión del nuevo hermafrodita 22 , pero sí que se trata de la construcción de acercamientos creativos entre unos y otras. Se trata de una nueva "conjunctio, de la unión de opuestos en un armonioso juego recíproco entre el agua masculina y el fuego femenino”23, dentro de un concepto de integración en función de la naturaleza, que trasciende y puede conducir la fusión de pensamientos y acciones. En los llamados Siete Principios Herméticos del Kybalión aparece como principio séptimo, el Principio de Género: “El género está en todo. Todo tiene su principio masculino y femenino. El género se manifiesta en todos los planos... Hay un género manifestado en toda cosa”.24 Y agregan que estos principios están siempre funcionando, a nivel físico, mental y espiritual, y que el entendimiento de estos procesos podrá arrojar luz sobre muchos temas que han dejado perpleja a la humanidad. Un detalle importante en este documento es la interpretación sobre la forma como funciona el principio de género: “Trabaja siempre en la dirección de la generación, de la regeneración y de la creación... Contiene la solución de muchos misterios de la vida”. 25 Así pues, se precisa trabajar en el sentido de la generación de nuevas ideas, de la regeneración y de la creación innovadora, con el equilibrio y el dinamismo requeridos para un mejor acercamiento a la sabiduría, desde las interpretaciones de unos y otras. “La verdad última consiste en la total penetración de Shiva y Shakti , de la energía masculina y femenina, de Purusha (forma) y Pakriti (materia). Shiva ... es el aspecto estático de la más alta realidad; Shakti ... es la energía cinética del Universo”. 26 Con este simbolismo, el Mandala de Vajravarahí, Tibet, del siglo XIX, explica la interpretación de los Yantras herméticos, en su búsqueda de los saberes universales. Y hoy, los nuevos saberes también abren puertas y construyen espacios para nuevas fusiones y articulaciones. Estamos en una era de imaginación y de apertura que requiere ampliarse y consolidarse, siguiendo la famosa afirmación de Einstein: “En momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”. Pero al igual que en el caso del equilibrio dinámico de los géneros, de sus fusiones y diferenciaciones, también la imaginación y el conocimiento expresan dialécticas apasionantes hacia la sustentabilidad. Hay dos voces y dos pensamientos (de Él y de Ella), que nos descubren todo un universo de imaginación y conocimiento: “El conocimiento científico, sacado de los sueños de una revelación inspirada, es decir, sobrenatural, puede también descubrirse hoy en día, como una “escucha poética” de la naturaleza”. 27 Efectivamente: Él es Ilya Prigogine; Ella es Isabelle Stengers. Dos científicos y pensadores contemporáneos que nos dan un ejemplo extraordinario de creación y de articulación de saberes, y cuya obra común de mayor envergadura y repercusiones, La Nueva Alianza: Metamorfosis de la Ciencia 28 ha significado un vuelco al pensamiento y una nueva propuesta hacia la ciencia y los saberes. Ilya Prigogine, físico y químico belga, de origen ruso (1917-2002), recibió el Premio Nóbel de Química en 1977 por su aporte con la teoría de las estructuras disipativas y los procesos irreversibles, fue artífice a partir de los años 80 de una nueva revolución conceptual que denominó la tercera concepción de la realidad, después del mecanicismo de Newton y de la versión sobre las realidades cuánticas: el concepto de un Universo en permanente construcción, un Universo más complejo de lo que se creía, al cual le corresponde una formulación diferente de los problemas. El fin de las certezas absolutas se convierte para él, en una nueva certeza: la responsabilidad humana en la construcción del futuro, en la búsqueda de un nuevo desorden, señalaba Prigogine. Sus numerosas obras y su apertura a diversas expresiones del saber son de una magnitud y de una trascendencia tales que todavía requiere ser explorada mucho más profundamente. Sus visitas a América Latina y el interés por los procesos y construcciones en esta parte del mundo, han dejado también la cercanía y el afecto entre quienes pudieron conocerlo. Isabelle Stengers, química, filósofa e historiadora de las ciencias, nacida en Bélgica, profesora de diversas universidades y partícipe de movimientos ambientalistas, constituye actualmente un ejemplo de trabajo continuado y articulador sobre temas y concepciones diversas, creativas, en fusión con otros destacados investigadores 29 de diversas disciplinas y enfoques. Además de los trabajos realizados conjuntamente con Prigogine, Isabelle Stengers es una pensadora rebelde, que ha cruzado y sigue transitando caminos renovadores en el pensamiento pero también en la acción por la defensa del ambiente y de la vida. 30 Su famosa expresión sobre la ecología de los saberes, manifiesta también un esfuerzo hacia la validez y comprensión de todos los saberes y una búsqueda comprehensiva de sus expresiones en la historia y en las culturas. En este campo del pensamiento y de la acción contemporáneas hay numerosas personalidades, grupos humanos y procesos que muestran rutas fascinantes de creatividad, solidaridad, actividad práctica y brillantez intelectual. Un ejemplo de ello se encuentra en Vandana Shiva, física y filósofa nacida en la India, y en el movimiento Chipko, de mujeres en lucha para defender el bosque con su propia vida, bajo la inspiración del pensamiento pacifista de Mahatma Gandhi. Vandana Shiva, quien recibió el llamado Premio Nóbel Alternativo, plantea la recuperación del principio femenino, como una alternativa para revertir el cuadro de violencia y de dominación en el mundo: “La recuperación del principio femenino se basa en la amplitud. Consiste en recuperar la Naturaleza, la mujer, el hombre y las formas creativas de ser y percibir. En lo que se refiere a la Naturaleza, supone verla como un organismo vivo. Con relación a la mujer, supone considerarla productiva y activa. En lo que hace relación con el hombre, la recuperación del principio femenino implica situar de nuevo la acción y la actividad en función de crear sociedades que promuevan la vida y no que la reduzcan o amenacen”. 31 Y en cuanto a los Premios Nóbel, este año 2004 se ha otorgado el Premio Nóbel de la Paz a una mujer ambientalista africana, Wangari Maathai, actual parlamentaria ecologista, premio otorgado como reconocimiento a su larga lucha por la democracia, los derechos de la mujer y la protección de la selva en Kenia. En América Latina hay innumerables ejemplos de la articulación de los saberes, de búsquedas para acercar el enfoque de género y el ambiente, en procesos del pensamiento y de la acción, tratando de re-encontrarnos y de construir redes 32 y puentes para avanzar juntos y juntas. Los nuevos pensamientos, las nuevas rebeldías, la fusión de esfuerzos desde distintos campos del saber, desde diversas percepciones masculinas o femeninas, desde la mirada andrógina, del brazo de Hermes y Afrodita, hasta las alianzas creativas por una nueva sociedad, sustentable y armoniosa, dinámica y vital, integrada respetuosa y cálidamente con las raíces culturales y naturales de todos los pueblos. Una nueva alianza, como la que nos proponen Ilya Progogine e Isabelle Stengers: “Ha llegado el momento de nuevas alianzas, ligadas desde siempre, durante mucho tiempo desconocidas, entre la historia humana, la historia de sus sociedades, de sus conocimientos, y la aventura exploradora de la naturaleza”. 33 Una alianza sobre la que el poeta argentino Roberto Juarroz nos dice: “Pensar entre dos, como si hacer el pensamiento fuera igual a hacer el amor”. Bibliografía 34 Aquino, Santo Tomás de (2001), Sobre la Piedra Filosofal. Sobre el arte de la alquimia, Jorge A. 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Notas 1 Diversos estudios la sitúan en el siglo I, otros en el siglo IV, tampoco hay claridad sobre su lugar de nacimiento. 2 Versión convergente con el símbolo del Ouroborus, el dragón o serpiente que se come su propia cola, símil de la naturaleza cíclica del Universo –desde el uno hasta el uno– que aparece también en cosmovisiones de diversas culturas en el mundo. 3 La festividad de San Cirilo, el 27 de junio, bien podría constituirse en una fecha para revalorar el aporte de las mujeres científicas y denunciar las persecuciones al pensamiento libre. 4 No confundir con el monje franciscano y eminente investigador inglés Roger Bacon (1214-1294), que fue perseguido por sus experimentos y por su posición independiente ante la ciencia de la época por lo que fue acusado de hechicero y llevado a prisión. 5 Ver citas en Capra, F. 1997. 6 Habrán notado que la autora de este artículo se identifica ciertamente como bruja contemporánea, por favor, ¡no la persigan por ello! 7 Citado por Victoria Sendón. 8 En Rostworowski, María (2004), pág. 136 y siguientes. 9 Citado por Jeremy Narby, 1995. 10 Nerby, Jeremy. 1995, pág. 95 11 Pérez, Ana María, 2001. 12 Citado en http://www.menorcaweb.net/perequintana/2003_06_01_blog-arxiu.html 13 Ver Tréllez, E. 2002. Género y Biodiversidad. Págs. 117 y siguientes. 14 Ver Roob, Alexander. 2001. 15 Colección Saber Ver. 1997. Remedios Varo. 16 Ver el texto completo en Leff, Enrique. 2002. O en la página web del PNUMA:http://www.rolac.unep.mx/educamb/esp/mantexto.htm, donde también se reciben adhesiones al Manifiesto. 17 Leff, Enrique. 2000. Prólogo al libro, págs. 1 y 2. 18 Ibid. 19 Ibid. 20 Jung, Carl. 2002. pág. 49. 21 Según los alquimistas, Adan (de Adamah – tierra roja), era hombre y mujer al mismo tiempo, el primer ser humano, dotado de cualidades excepcionales en su relación con la naturaleza, cualidades que fue perdiendo gradualmente. Ver Roob, Alexander. 2001. 22 Por cierto, que la fusión terminológica entre Hermes, el saber, y Afrodita, la pasión, es de por sí ¡muy interesante! 23 Von Franz, Marie-Louise. 1995, pág. 152. 24 Ver Tres Iniciados, Los. 1995. Págs. 26. 25 Ibid, pág. 27. 26 Roob, Alexander. 2001. Pág. 469. 27 Prigogine, Ilya; Stengers, Isabelle. 1997. Pág. 325. 28 Ibid. 29 Pueden consultarse en la bibliografía adjunta, algunas de sus obras conjuntas con otros especialistas y que tratan sobre temas relacionados con la ciencia y el poder, la medicina y los chamanes, las herejías, la hipnosis, y muchas más. 30 Ver por ejemplo la declaración realizada recientemente por Isabelle Stengers, a raíz del juicio que se le siguió por sus protestas ante Monsanto contra los organismos genéticamente modificados, en http://www.lillepop.org/article.php3?id_article=49 31 Fragmento del libro de Vandana Shiva, Abrazar la Vida, citado por Emma Siliprandi (ver en la Bibliografía). 32 Un esfuerzo interesante se ha venido desarrollando a través de la Red Latinoamericana de Género y Ambiente, concebida como una comunidad de aprendizaje, dedicada a la investigación, la sistematización e intercambio de experiencias que promuevan la incorporación de la perspectiva de género en las iniciativas de gestión ambiental, y que está siendo liderada desde Costa Rica por UICN Mesoamérica. Ver: «http://www.generoyambiente.org» 33 Op. Cit. Pág. 325 34 He incluido en la lista de autores y autoras, no solamente las iniciales y el apellido como se usa a menudo, sino también los nombres, que son los que nos identifican como hombres o mujeres. VER Es bien conocido que los alquimistas usaban un lenguaje críptico en sus libros y documentos, lo cual ha sido motivo para incomprensiones o descalificaciones. Pero el uso de un lenguaje cifrado, en cierto sentido circular, refleja también la necesidad de buscar vías para explicar aquello que no es comprensible para nuestro intelecto con el uso simple del lenguaje cotidiano. Las canciones llamadas koshuiti que emplean los chamanes Yaminahua, sirven para acercarse al conocimiento: “Con mis koshuiti quiero ver, cantando examino las cosas el lenguaje doble y entrelazado me aproxima, pero no demasiado, con palabras normales los golpearía frontalmente, con palabras dobles y entrelazadas les doy vueltas alrededor y puedo verlos claramente” 10 Otro chamán amazónico, Alejandro, entrevistado por una destacada investigadora peruana 11 explica así el acercamiento al conocimiento que le brinda la ayahuasca, en su espíritu dual como mujer y hombre: “El ayahuasca se me presenta en persona y como soga, sube como las grandes sogas, su visión se ve tremenda como los árboles, hacia arriba. Te hace ver todo lo que pides. Su espíritu es de mujer y de hombre. Su espíritu a veces llora como un bebe, es cuando algo quieren conversar con uno, por eso lloran”. Quieren conversar... Efectivamente, otra forma del conocimiento se da a través del habla. “Conversar, dice el físico y pensador español Jorge Wagensberg, es el mejor entrenamiento que tiene el ser humano para navegar por la incertidumbre (...) Investigar es conversar, enseñar es conversar, aprender es conversar, experimentar es conversar, reflexionar es conversar (...). No recuerdo haber conversado mucho durante los veinte años que he pasado como alumno en las aulas de la escuela y la universidad”12. Las mujeres hablan, y según algunos de los críticos que se refieren a esta característica como una de las fallas de la naturaleza femenina, hablan mucho y sin sentido. Pero las mujeres reconocen y aplican en sus charlas una forma de conocimiento circular. Cuando varias mujeres se reúnen para conversar, más allá del repetido esquema de que hablan tonterías (sobre hombres o sobre modas), practican una forma de conocimiento que no es comprensible para muchos, pero que va siendo reconocida y revalorada reformulando y profundizando su uso intuitivo tradicional. Una conversación larga entre mujeres, abre muchas vertientes del saber. Al hablar, se entiende más, en el proceso del intercambio de las palabras es donde se percibe la construcción del saber y el surgimiento de nuevas aproximaciones. No solo consuela hablar con las amigas, este acompañamiento de las palabras compartidas ilumina nuevos caminos. A los hombres les resulta difícil seguir este circuito de pensamiento, al igual que a quienes no son indígenas amazónicos les resulta también difícil entender los giros que armonizan el texto y la música hacia el conocimiento. La aproximación femenina a ciertos conocimientos no quiere decir que existan diferencias rotundas entre el conocimiento femenino y el masculino. Parece, más bien, que se llega al conocimiento aportando algunas características heredadas y otras construidas, una sensibilidad y una vibración que son distintas y similares a la vez y pueden tener evidentemente una muy rica complementariedad. Mis experiencias como estudiante de física en Moscú, con compañeros masculinos en un 99%, me permitieron disfrutar de diferentes aproximaciones a ciertos modos de aprender: ellos me enseñaban algunas rigurosidades aprendidas que yo desconocía y contra las que a veces me rebelaba, y yo los sorprendía con intuiciones o percepciones inexplicables que solucionaban casi sin saberlo algunos problemas de difícil abordaje. Pero armábamos grandes equipos de trabajo y nos queríamos intensamente. Con ese cariño que procede de la búsqueda conjunta del saber. Ante la naturaleza y su diversidad también existen versiones alternativas, hacia metas de conocimiento y aplicabilidad comunes y cambiantes, lo que lleva a prioridades que no siempre coinciden. Entre las conclusiones de la investigación 13 realizada con el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, sobre los conocimientos diferenciados entre hombres y mujeres en el campo de la diversidad biológica, en la sierra y selva del Perú, se señala que “aunque varones y mujeres coincidieron en manifestar su preocupación general por la situación de la biodiversidad, expresando como los principales problemas el corte y tala indiscriminada, el quemado de plantas, el mal uso de los terrenos, el deterioro progresivo de los suelos, la baja producción, la desaparición de plantas medicinales, entre otros, se percibió un mayor énfasis en las mujeres por la pérdida de especies de flora y fauna, en tanto que los hombres se centraron en los problemas de la producción”. El nivel del conocimiento manifestado por las mujeres y hombres que participaron en el estudio, respecto a la biodiversidad, fue prácticamente similar en cuanto a número y tipo de especies de flora y fauna que se reconocieron como parte de sus saberes. La diferencia consistió, básicamente, en las aplicaciones de estos conocimientos: las mujeres conocían más especies de flora en sus aplicabilidades a nivel medicinal, alimentario, y artesanal; y los hombres expresaron más conocimientos sobre la fauna silvestre y, en el caso de la flora, sobre las aplicabilidades comerciales o productivas. Hay una diferencia también en cuanto a la relación con la naturaleza: las mujeres se inclinaban más al cuidado, a la conservación, al trabajo con semillas, a la defensa de los bosques. Los hombres lo reconocieron palpablemente en el estudio. Pero también tuvieron que reconocer que a las mujeres no se les valoran efectivamente sus conocimientos o intenciones, en términos sociales y de poder económico o político. Finalmente, lo que ellas saben es para aplicarlo, dicen, en la familia y en la casa. Y el poder, que se encuentra fuera de estos espacios, permanece en manos masculinas. El arte es otra forma de conocimiento en una ruta de conexión con la naturaleza. Un acercamiento extraordinario y envolvente que permite alcanzar nuevas dimensiones. Resulta interesante pensar en algunas imágenes y símbolos, por ejemplo, de pintores y pintoras innovadores, que buscaban expresiones distintas en una vía de pensamiento creativo y libertario sin duda apasionante. Veamos los casos de William Blake, El Bosco y Remedios Varo. William Blake (1757-1827), poeta, pintor y grabador londinense, realizó numerosos grabados, pinturas y trabajos artesanales, y escribió poemas dentro de una visión de libertad e independencia alejada de la sociedad pictórica y literaria de la época (no solo la sociedad científica presiona, también las sociedades de artistas catalogan de arte las obras que consideran adecuadas, excluyendo a otras que no se ajustan a sus márgenes). Sus imágenes libertarias eran de crítica social, de acercamiento al pensamiento alquímico, de rechazo a la sociedad injusta, de rebelión, bajo una mirada andrógina, de relaciones equilibradas entre los géneros, de nexo con lo natural, con profundas preocupaciones ante la voluntad de poder que sustituía al amor. El cuadro llamado El Juicio Final, es una expresión imaginativa y extraordinaria de lo que hoy llamaríamos la insustentabilidad. El mismo Blake, presentando su obra, señalaba 14 : “Cuando la imaginación, las artes y las ciencias y todos los dones se consideren vanos y a los hombres solo les quede competir entre ellos, entonces comenzará el juicio final” (el subrayado es mío). Es famoso el hecho de que Blake solo realizó una exposición en su vida!! Jerónimo Bosch (1450-1516), el pintor holandés conocido como El Bosco, tampoco fue reconocido por su obra en ningún momento de su vida, al contrario, las referencias de sus pinturas a la magia, a las claves de los sueños, a la alquimia, al arte teatral, a las formas de la vida y de la naturaleza, fueron interpretadas como parte de las brujerías que estaban siendo perseguidas, por lo cual sus cuadros no fueron expuestos, y su arte solo se consideró digno de estudio y atención pasados casi tres siglos. Un caso excepcional es el Jardín de las Delicias, donado a Felipe II, que se conserva hoy en el Museo del Prado, en Madrid. Esta obra es significativa por su aporte crítico a la sociedad, por sus reflexiones sobre el génesis, por sus imágenes alucinantes e innovadoras. El centro de este tríptico se dedica a mostrar arquitecturas fantásticas, con un hombre pensativo frente al huevo alquímico, acompañado por una enorme variedad de animales y vegetales, reales o fabulosos, indicadores de lo que hoy llamaríamos la biodiversidad y los saberes relacionados sobre la naturaleza. Remedios Varo, pintora catalana del siglo XX (Gerona 1908-México 1963), pacifista y republicana, es otro caso interesante que revela propuestas innovadoras y búsquedas de nuevos conocimientos. Su obra la realizó en su mayoría en México, país al que se trasladó después de la guerra civil española, en busca de horizontes de libertad para su vida y su creación. “Imaginó una vida secreta que surge del suelo, de los muebles, de los muros... unos colores transparentes y luminosos a los que añadió con la exactitud de un alquimista, una medida de sueños y otra de poesía; una de imaginación, otra de vivencias y también una buena dosis de misterio” 15 . Sus extraordinarios cuadros, referidos sobre todo a la naturaleza y los seres humanos, abren puertas al saber, expresan visiones de nuestra relación cósmica, de la cotidianidad convertida en universal, de los símbolos transferidos a nuestras vidas de todos los días, de la vinculación con lazos de armonía interestelar, con un enfoque que evidencia el poder regenerativo de la conexión con lo natural. Un aporte al conocimiento ambiental y universal. Curiosamente, esta gran pintora no fue reconocida por sus colegas como parte del movimiento surrealista, pese a que su trabajo se vinculó con ellos a lo largo de numerosas experiencias compartidas. La posición excluyente de este grupo frente al trabajo de las mujeres (ninguna mujer fue aceptada en la lista oficial de ese movimiento), es una de las facetas incomprensibles en el mundo de la pintura. Para finalizar este breve circuito de aproximaciones y de re-encuentros con los buscadores y las buscadoras de nuevas formas de conocimiento y de libertad en relación con la naturaleza y la vida, de pensamiento y de creación, en el que cabrían tantos ejemplos importantes, resulta grato concluir con un breve homenaje a una gran artista libertaria en el mundo de la danza: Isadora Duncan (1878-1927) nació en San Francisco, EEUU, y abrió un nuevo mundo en el campo de la danza, rechazando la disciplina rigurosa del ballet clásico y creando nuevos movimientos libres, de expresión vital y renovada. Pero esta propuesta fue rechazada en los medios norteamericanos, por lo que tuvo que emigrar a Londres, donde pudo desarrollar sus propuestas creativas y su carrera profesional. Un aporte innovador de la mayor importancia para el desarrollo futuro de la danza fue la improvisación de bailes con música no escrita para la danza, su expresión corporal, sus pies desnudos en contacto con el suelo, para expresar la relación con la naturaleza. El llamado mundo del arte la persiguió y acusó de irrespetar las reglas de la danza, pese a lo cual logró éxitos en escenarios europeos. Su posición libertaria, como artista y como mujer independiente, fue objeto de censura en los círculos sociales. El conocimiento a través de la innovación en el arte, en los vericuetos de la palabra, de las plantas o de la meditación, las reflexiones que apuestan por nuevas maneras de ver y de conocer el mundo y de re-conocernos a nosotros y nosotras mismas, como parte de la naturaleza y de los demás seres a los que respetamos, desde sus perspectivas, es una de las maneras de encuentro entre los hombres y las mujeres, con bases comunes de libertad y de pensamiento compartido. La apertura a nuevos y antiguos saberes y rebeldías: una visión andrógina hacia la sustentabilidad “Todo ser humano tiene derecho al delirio”. José María Borrero Se requieren puertas abiertas a los nuevos y antiguos saberes, a las nuevas y antiguas rebeldías, superando las compuertas y los cerrojos excluyentes de las ideas renovadoras, cruzando los muros de la inequidad de género, de las injusticias sociales y de los atropellos por razones étnicas, generacionales o económicas. Diluyendo y transformando las actitudes destructoras de la naturaleza y de las culturas. Hay alternativas de futuro que el pensamiento y la acción deben proponerse y construir frente a la crisis. Como se afirma en el Manifiesto por la Vida: “La crisis ambiental es una crisis de civilización. Es la crisis de un modelo económico, tecnológico y cultural que ha depredado a la naturaleza y negado a las culturas alternas. El modelo civilizatorio dominante degrada al ambiente, subvalora la diversidad cultural y desconoce al Otro (al indígena, al pobre, a la mujer, al negro, al Sur), mientras privilegia el modo de producción y un estilo de vida insustentables que se han vuelto hegemónicos en el proceso de globalización” 16. Tenemos derecho a nuestro propio delirio, como afirma Borrero, a nuestra versión de las realidades y de los escenarios futuros que queremos construir, a nuestra obstinada búsqueda de las libertades y de la paz. A diseñar las nuevas utopías. Y tenemos derecho a construir juntos, a pensar juntos, a pensar entre dos, entre los hombres y las mujeres, con una mirada hacia las utopías y hacia las posibles variantes de la sustentabilidad. En ese camino, la comprensión de la complejidad ambiental se abre como una de las opciones de mayor interés: “La complejidad ambiental es un proceso de reconstitución de identidades donde se híbrida lo material y simbólico; es el campo en el que se gestan nuevos actores sociales que se movilizan para la apropiación de la naturaleza; es una nueva cultura en la que se construyen nuevas visiones y se despliegan nuevas estrategias de producción sustentable y democracia participativa. La complejidad ambiental se produce en el entrecruzamiento de saberes y arraiga en nuevas identidades. En el principio de este saber no existe un conocimiento último ni un saber privilegiado”. 17 Se trata de un proceso de construcción colectiva, en el que las mujeres y los hombres tienen un espacio de creación conjunta, y que incluye el pensamiento articulado desde diversas posiciones y saberes: “la complejidad ambiental se va construyendo en una dialéctica de posiciones sociales antagónicas, pero también en el enlazamiento de reflexiones colectivas, de valores comunes y acciones solidarias frente a la reapropiación de la naturaleza”. 18 Los saberes ancestrales tienen también un espacio en este proceso, en consonancia con la construcción de una pedagogía ambiental en la que se avanza a través de un “enlazamiento de prácticas, de identidades y saberes, de conocimientos científicos y saberes populares; es la práctica en la que el ser (individual y colectivo) se forja en el saber”. 19 El ser individual y colectivo, el ser fusionado, el ser hombre y el ser mujer, las posiciones diferentes, como una nueva forma del Hierosgamos. Carl Jung (2003), en su estudio sobre Psicología y Alquimia, afirma: “La problemática de los opuestos invocada desde las sombras, representa en la alquimia un papel importante y decisivo, puesto que es esa problemática la que, en la Obra, termina por conducir a la unión de los opuestos en la forma del Hierosgamos o “bodas químicas”. En estas bodas, los supremos opuestos, en forma de lo masculino y lo femenino, se funden en una unidad que ya no contiene oposición alguna, y que por lo tanto es incorruptible”. 20 Así, el concepto de la Androginia (de andros – hombre, y gyné – mujer), nos indica la fusión de las cualidades femeninas y masculinas, apuntando a la necesidad de que los seres humanos logren reencontrarse con el andrógino primitivo 21 , la ambivalencia universal y fecunda, la conciliación de los contrarios que engendra mejores y mayores logros. No se trata de que la diferenciación entre hombres y mujeres no exista, tampoco es una referencia a las opciones sexuales de cada cual que por cierto deben ser respetadas y comprendidas en la sociedad y no convertirse en otro tema de persecuciones, ni tampoco es referencia a una visión del nuevo hermafrodita 22 , pero sí que se trata de la construcción de acercamientos creativos entre unos y otras. Se trata de una nueva "conjunctio, de la unión de opuestos en un armonioso juego recíproco entre el agua masculina y el fuego femenino”23, dentro de un concepto de integración en función de la naturaleza, que trasciende y puede conducir la fusión de pensamientos y acciones. En los llamados Siete Principios Herméticos del Kybalión aparece como principio séptimo, el Principio de Género: “El género está en todo. Todo tiene su principio masculino y femenino. El género se manifiesta en todos los planos... Hay un género manifestado en toda cosa”.24 Y agregan que estos principios están siempre funcionando, a nivel físico, mental y espiritual, y que el entendimiento de estos procesos podrá arrojar luz sobre muchos temas que han dejado perpleja a la humanidad. Un detalle importante en este documento es la interpretación sobre la forma como funciona el principio de género: “Trabaja siempre en la dirección de la generación, de la regeneración y de la creación... Contiene la solución de muchos misterios de la vida”. 25 Así pues, se precisa trabajar en el sentido de la generación de nuevas ideas, de la regeneración y de la creación innovadora, con el equilibrio y el dinamismo requeridos para un mejor acercamiento a la sabiduría, desde las interpretaciones de unos y otras. “La verdad última consiste en la total penetración de Shiva y Shakti , de la energía masculina y femenina, de Purusha (forma) y Pakriti (materia). Shiva ... es el aspecto estático de la más alta realidad; Shakti ... es la energía cinética del Universo”. 26 Con este simbolismo, el Mandala de Vajravarahí, Tibet, del siglo XIX, explica la interpretación de los Yantras herméticos, en su búsqueda de los saberes universales. Y hoy, los nuevos saberes también abren puertas y construyen espacios para nuevas fusiones y articulaciones. Estamos en una era de imaginación y de apertura que requiere ampliarse y consolidarse, siguiendo la famosa afirmación de Einstein: “En momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”. Pero al igual que en el caso del equilibrio dinámico de los géneros, de sus fusiones y diferenciaciones, también la imaginación y el conocimiento expresan dialécticas apasionantes hacia la sustentabilidad. Hay dos voces y dos pensamientos (de Él y de Ella), que nos descubren todo un universo de imaginación y conocimiento: “El conocimiento científico, sacado de los sueños de una revelación inspirada, es decir, sobrenatural, puede también descubrirse hoy en día, como una “escucha poética” de la naturaleza”. 27 Efectivamente: Él es Ilya Prigogine; Ella es Isabelle Stengers. Dos científicos y pensadores contemporáneos que nos dan un ejemplo extraordinario de creación y de articulación de saberes, y cuya obra común de mayor envergadura y repercusiones, La Nueva Alianza: Metamorfosis de la Ciencia 28 ha significado un vuelco al pensamiento y una nueva propuesta hacia la ciencia y los saberes. Ilya Prigogine, físico y químico belga, de origen ruso (1917-2002), recibió el Premio Nóbel de Química en 1977 por su aporte con la teoría de las estructuras disipativas y los procesos irreversibles, fue artífice a partir de los años 80 de una nueva revolución conceptual que denominó la tercera concepción de la realidad, después del mecanicismo de Newton y de la versión sobre las realidades cuánticas: el concepto de un Universo en permanente construcción, un Universo más complejo de lo que se creía, al cual le corresponde una formulación diferente de los problemas. El fin de las certezas absolutas se convierte para él, en una nueva certeza: la responsabilidad humana en la construcción del futuro, en la búsqueda de un nuevo desorden, señalaba Prigogine. Sus numerosas obras y su apertura a diversas expresiones del saber son de una magnitud y de una trascendencia tales que todavía requiere ser explorada mucho más profundamente. Sus visitas a América Latina y el interés por los procesos y construcciones en esta parte del mundo, han dejado también la cercanía y el afecto entre quienes pudieron conocerlo. Isabelle Stengers, química, filósofa e historiadora de las ciencias, nacida en Bélgica, profesora de diversas universidades y partícipe de movimientos ambientalistas, constituye actualmente un ejemplo de trabajo continuado y articulador sobre temas y concepciones diversas, creativas, en fusión con otros destacados investigadores 29 de diversas disciplinas y enfoques. Además de los trabajos realizados conjuntamente con Prigogine, Isabelle Stengers es una pensadora rebelde, que ha cruzado y sigue transitando caminos renovadores en el pensamiento pero también en la acción por la defensa del ambiente y de la vida. 30 Su famosa expresión sobre la ecología de los saberes, manifiesta también un esfuerzo hacia la validez y comprensión de todos los saberes y una búsqueda comprehensiva de sus expresiones en la historia y en las culturas. En este campo del pensamiento y de la acción contemporáneas hay numerosas personalidades, grupos humanos y procesos que muestran rutas fascinantes de creatividad, solidaridad, actividad práctica y brillantez intelectual. Un ejemplo de ello se encuentra en Vandana Shiva, física y filósofa nacida en la India, y en el movimiento Chipko, de mujeres en lucha para defender el bosque con su propia vida, bajo la inspiración del pensamiento pacifista de Mahatma Gandhi. Vandana Shiva, quien recibió el llamado Premio Nóbel Alternativo, plantea la recuperación del principio femenino, como una alternativa para revertir el cuadro de violencia y de dominación en el mundo: “La recuperación del principio femenino se basa en la amplitud. Consiste en recuperar la Naturaleza, la mujer, el hombre y las formas creativas de ser y percibir. En lo que se refiere a la Naturaleza, supone verla como un organismo vivo. Con relación a la mujer, supone considerarla productiva y activa. En lo que hace relación con el hombre, la recuperación del principio femenino implica situar de nuevo la acción y la actividad en función de crear sociedades que promuevan la vida y no que la reduzcan o amenacen”. 31 Y en cuanto a los Premios Nóbel, este año 2004 se ha otorgado el Premio Nóbel de la Paz a una mujer ambientalista africana, Wangari Maathai, actual parlamentaria ecologista, premio otorgado como reconocimiento a su larga lucha por la democracia, los derechos de la mujer y la protección de la selva en Kenia. En América Latina hay innumerables ejemplos de la articulación de los saberes, de búsquedas para acercar el enfoque de género y el ambiente, en procesos del pensamiento y de la acción, tratando de re-encontrarnos y de construir redes 32 y puentes para avanzar juntos y juntas. Los nuevos pensamientos, las nuevas rebeldías, la fusión de esfuerzos desde distintos campos del saber, desde diversas percepciones masculinas o femeninas, desde la mirada andrógina, del brazo de Hermes y Afrodita, hasta las alianzas creativas por una nueva sociedad, sustentable y armoniosa, dinámica y vital, integrada respetuosa y cálidamente con las raíces culturales y naturales de todos los pueblos. Una nueva alianza, como la que nos proponen Ilya Progogine e Isabelle Stengers: “Ha llegado el momento de nuevas alianzas, ligadas desde siempre, durante mucho tiempo desconocidas, entre la historia humana, la historia de sus sociedades, de sus conocimientos, y la aventura exploradora de la naturaleza”. 33 Una alianza sobre la que el poeta argentino Roberto Juarroz nos dice: “Pensar entre dos, como si hacer el pensamiento fuera igual a hacer el amor”. Bibliografía 34 Aquino, Santo Tomás de (2001), Sobre la Piedra Filosofal. Sobre el arte de la alquimia, Jorge A. 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Notas 1 Diversos estudios la sitúan en el siglo I, otros en el siglo IV, tampoco hay claridad sobre su lugar de nacimiento. 2 Versión convergente con el símbolo del Ouroborus, el dragón o serpiente que se come su propia cola, símil de la naturaleza cíclica del Universo –desde el uno hasta el uno– que aparece también en cosmovisiones de diversas culturas en el mundo. 3 La festividad de San Cirilo, el 27 de junio, bien podría constituirse en una fecha para revalorar el aporte de las mujeres científicas y denunciar las persecuciones al pensamiento libre. 4 No confundir con el monje franciscano y eminente investigador inglés Roger Bacon (1214-1294), que fue perseguido por sus experimentos y por su posición independiente ante la ciencia de la época por lo que fue acusado de hechicero y llevado a prisión. 5 Ver citas en Capra, F. 1997. 6 Habrán notado que la autora de este artículo se identifica ciertamente como bruja contemporánea, por favor, ¡no la persigan por ello! 7 Citado por Victoria Sendón. 8 En Rostworowski, María (2004), pág. 136 y siguientes. 9 Citado por Jeremy Narby, 1995. 10 Nerby, Jeremy. 1995, pág. 95 11 Pérez, Ana María, 2001. 12 Citado en http://www.menorcaweb.net/perequintana/2003_06_01_blog-arxiu.html 13 Ver Tréllez, E. 2002. Género y Biodiversidad. Págs. 117 y siguientes. 14 Ver Roob, Alexander. 2001. 15 Colección Saber Ver. 1997. Remedios Varo. 16 Ver el texto completo en Leff, Enrique. 2002. O en la página web del PNUMA:http://www.rolac.unep.mx/educamb/esp/mantexto.htm, donde también se reciben adhesiones al Manifiesto. 17 Leff, Enrique. 2000. Prólogo al libro, págs. 1 y 2. 18 Ibid. 19 Ibid. 20 Jung, Carl. 2002. pág. 49. 21 Según los alquimistas, Adan (de Adamah – tierra roja), era hombre y mujer al mismo tiempo, el primer ser humano, dotado de cualidades excepcionales en su relación con la naturaleza, cualidades que fue perdiendo gradualmente. Ver Roob, Alexander. 2001. 22 Por cierto, que la fusión terminológica entre Hermes, el saber, y Afrodita, la pasión, es de por sí ¡muy interesante! 23 Von Franz, Marie-Louise. 1995, pág. 152. 24 Ver Tres Iniciados, Los. 1995. Págs. 26. 25 Ibid, pág. 27. 26 Roob, Alexander. 2001. Pág. 469. 27 Prigogine, Ilya; Stengers, Isabelle. 1997. Pág. 325. 28 Ibid. 29 Pueden consultarse en la bibliografía adjunta, algunas de sus obras conjuntas con otros especialistas y que tratan sobre temas relacionados con la ciencia y el poder, la medicina y los chamanes, las herejías, la hipnosis, y muchas más. 30 Ver por ejemplo la declaración realizada recientemente por Isabelle Stengers, a raíz del juicio que se le siguió por sus protestas ante Monsanto contra los organismos genéticamente modificados, en http://www.lillepop.org/article.php3?id_article=49 31 Fragmento del libro de Vandana Shiva, Abrazar la Vida, citado por Emma Siliprandi (ver en la Bibliografía). 32 Un esfuerzo interesante se ha venido desarrollando a través de la Red Latinoamericana de Género y Ambiente, concebida como una comunidad de aprendizaje, dedicada a la investigación, la sistematización e intercambio de experiencias que promuevan la incorporación de la perspectiva de género en las iniciativas de gestión ambiental, y que está siendo liderada desde Costa Rica por UICN Mesoamérica. Ver: «http://www.generoyambiente.org» 33 Op. Cit. Pág. 325 34 He incluido en la lista de autores y autoras, no solamente las iniciales y el apellido como se usa a menudo, sino también los nombres, que son los que nos identifican como hombres o mujeres.


VER

MANIFIESTO POR LA VIDA: POR UNA ÉTICA PARA LA SUSTENTABILIDAD

Una primera versión del Manifiesto fue presentada ante la Séptima Reunión del Comité Intersesional del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, celebrada en San Pablo, Brasil, los días 15 al 17 de mayo de 2002. 
La presente versión es una reelaboración de ese texto basada en las consultas realizadas con los participantes del Simposio, así como en los comentarios de un grupo de personas, entre las cuales agradecemos las sugerencias de Lucia Helena de Oliveira Cunha (Brasil); Diana Luque, Mario Núñez, Armando Páez y José Romero (México). 

Introducción

1. La crisis ambiental es una crisis de civilización.
 Es la crisis de un modelo económico, tecnológico y cultural que ha depredado a la naturaleza y negado a las culturas alternas.
El modelo civilizatorio dominante degrada el ambiente, subvalora la diversidad cultural y desconoce al Otro (al indígena, al pobre, a la mujer, al negro, al Sur) mientras privilegia un modo de producción y un estilo de vida insustentables que se han vuelto hegemónicos en el proceso de globalización.

2. La crisis ambiental es la crisis de nuestro tiempo. 
No es una crisis ecológica, sino social. 
Es el resultado de una visión mecanicista del mundo que, ignorando los límites biofísicos de la naturaleza y los estilos de vida de las diferentes culturas, está acelerando el calentamiento global del planeta.
Este es un hecho antrópico y no natural. 
La crisis ambiental es una crisis moral de instituciones políticas, de aparatos jurídicos de dominación, de relaciones sociales injustas y de una racionalidad instrumental en conflicto con la trama de la vida.

3. El discurso del “desarrollo sostenible” parte de una idea equívoca. 
Las políticas del desarrollo sostenible buscan armonizar el proceso económico con la conservación de la naturaleza favoreciendo un balance entre la satisfacción de necesidades actuales y las de las generaciones futuras. Sin embargo, pretende realizar sus objetivos revitalizando el viejo mito desarrollista, promoviendo la falacia de un crecimiento económico sostenible sobre la naturaleza limitada del planeta. Mas la crítica a esta noción del desarrollo sostenible no invalida la verdad y el sentido del concepto de sustentabilidad para orientar la construcción de una nueva racionalidad social y productiva.

4. El concepto de sustentabilidad se funda en el reconocimiento de los límites y potenciales de la naturaleza, así como la complejidad ambiental, inspirando una nueva comprensión del mundo para enfrentar los desafíos de la humanidad en el tercer milenio.
El concepto de sustentabilidad promueve una nueva alianza naturaleza cultura fundando una nueva economía, reorientando los potenciales de la ciencia y la tecnología, y construyendo una nueva cultura política fundada en una ética de la sustentabilidad –en valores, creencias, sentimientos y saberes– que renuevan los sentidos existenciales, los mundos de vida y las formas de habitar el planeta Tierra.

5. Las políticas ambientales y del desarrollo sostenible han estado basadas en un conjunto de principios y en una conciencia ecológica que han servido como los criterios para orientar las acciones de los gobiernos, las instituciones internacionales y la ciudadanía.
A partir del primer Día de la Tierra en 1970 y de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano (Estocolmo, 1972) y hasta la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Río 92) y en el proceso de Río+10; desde La Primavera Silenciosa, La Bomba Poblacional y Los Límites del Crecimiento, hasta Nuestro Futuro Común, los Principios de Río y la Carta de la Tierra, un cuerpo de preceptos ha acompañado a las estrategias del ecodesarrollo y las políticas del desarrollo sostenible.
Los principios del desarrollo sostenible parten de la percepción del mundo como “una sola tierra” con un “futuro común” para la humanidad; orientan una nueva *
 La idea de elaborar un Manifiesto para la Sustentabilidad surgió del Simposio sobre Ética y Desarrollo Sustentable, celebrado en Bogotá, Colombia, los días 2-4 de Mayo de 2002, en el cual participaron: Carlos Galano (Argentina); Marianella Curi (Bolivia); Oscar Motomura, Carlos Walter Porto Gonçalves, Marina Silva (Brasil); Augusto Ángel, Felipe Ángel, José María Borrero, Julio Carrizosa, Hernán Cortés, Margarita Flórez, Alfonso Llano, Alicia Lozano, Juan Mayr, Klaus Schütze y Luis Carlos Valenzuela (Colombia); Eduardo Mora y Lorena San Román (Costa Rica); Ismael Clark (Cuba); Antonio Elizalde y Sara Larraín (Chile); María Fernanda Espinosa y Sebastián Haji Manchineri (Ecuador); Luis Alberto Franco (Guatemala); Luis Manuel Guerra, Beatriz Paredes y Gabriel Quadri (México); Guillermo Castro (Panamá);

Eloisa Tréllez (Perú); Juan Carlos Ramírez (CEPAL); Lorena San Román y Mirian Vilela (Consejo de la Tierra); Fernando Calderón (PNUD); Ricardo Sánchez y Enrique Leff (PNUMA).

Una primera versión del mismo fue presentada ante la Séptima Reunión del Comité Intersesional del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, celebrada en San Pablo, Brasil, los días 15-17 de mayo de 2002.
La presente versión es una reelaboración de ese texto basada en las consultas realizadas con los participantes del Simposio, así como en los comentarios un grupo de personas, entre las cuales agradecemos las sugerencias de Lucia Helena de Oliveira Cunha (Brasil); Diana Luque, Mario Núñez, Armando Páez y José Romero (México). geopolítica fundada en “pensar globalmente y actuar localmente”; establecen el “principio precautorio” para conservar la vida ante la falta de certezas del conocimiento científico y el exceso de imperativos tecnológicos y económicos; promueven la responsabilidad colectiva, la equidad social, la justicia ambiental y la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.

Sin embargo, estos preceptos del “desarrollo sostenible” no se han traducido en una ética como un cuerpo de normas de conducta que reoriente los procesos económicos y políticos hacia una nueva racionalidad social y hacia formas sustentables de producción y de vida.

6. En la década que va de la Cumbre de Río (1992) a la Cumbre de Johannesburgo (2002), la economía se volvió economía ecológica, la ecología se convirtió en ecología política, y la diversidad cultural condujo a una política de la diferencia.
La ética se está transmutando en una ética política.
De la dicotomía entre la razón pura y la razón práctica, de la disyuntiva entre el interés y los valores, la sociedad se desplaza hacia una economía moral y una racionalidad ética que inspira la solidaridad entre los seres humanos y con la naturaleza.
La ética para la sustentabilidad promueve la gestión participativa de los bienes y servicios ambientales de la humanidad para el bien común; la coexistencia de derechos colectivos e individuales; la satisfacción de necesidades básicas, realizaciones personales y aspiraciones culturales de los diferentes grupos sociales.
La ética ambiental orienta los procesos y comportamientos sociales hacia un futuro justo y sustentable para toda la humanidad.

7. La ética para la sustentabilidad plantea la necesaria reconciliación entre la razón y la moral, de manera que los seres humanos alcancen un nuevo estadio de conciencia, autonomía y control sobre sus mundos de vida, haciéndose responsables de sus actos hacia sí mismos, hacia los demás y hacia la naturaleza en la deliberación de lo justo y lo bueno.
La ética ambiental se convierte así en un soporte existencial de la conducta humana hacia la naturaleza y de la sustentabilidad de la vida.

8. La ética para la sustentabilidad es una ética de la diversidad donde se conjuga el ethos de diversas culturas. Esta ética alimenta una política de la diferencia.
Es una ética radical porque va hasta la raíz de la crisis ambiental para remover todos los cimientos filosóficos, culturales, políticos y sociales de esta civilización hegemónica, homogeneizante, jerárquica, despilfarradora, sojuzgadora y excluyente.
La ética de la sustentabilidad es la ética de la vida y para la vida.
Es una ética para el reencantamiento y la reerotización del mundo, donde el deseo de vida reafirme el poder de la imaginación, la creatividad y la capacidad del ser humano para transgredir irracionalidades represivas, para indagar por lo desconocido, para pensar lo impensado, para construir el por-venir de una sociedad convivencial y sustentable, y para avanzar hacia estilos de vida inspirados en la frugalidad, el pluralismo y la armonía en la diversidad.

9. La ética de la sustentabilidad entraña un nuevo saber capaz de comprender las complejas interacciones entre la sociedad y la naturaleza.
El saber ambiental reenlaza los vínculos indisolubles de un mundo interconectado de procesos ecológicos, culturales, tecnológicos, económicos y sociales.
El saber ambiental cambia la percepción del mundo basada en un pensamiento único y unidimensional, que se encuentra en la raíz de la crisis ambiental, por un pensamiento de la complejidad.
Esta ética promueve la construcción de una racionalidad ambiental fundada en una nueva economía –moral, ecológica y cultural– como condición para establecer un nuevo modo de producción que haga viables estilos de vida ecológicamente sostenibles y socialmente justos.

10. La ética para la sustentabilidad se nutre de un conjunto de preceptos, principios y propuestas para reorientar los comportamientos individuales y colectivos, así como las acciones públicas y privadas orientadas hacia la sustentabilidad. Entre ellos identificamos los siguientes:

 Ética de una producción para la vida

11. La pobreza y la injusticia social son los signos más elocuentes del malestar de nuestra cultura, y están asociadas directa o indirectamente con el deterioro ecológico a escala planetaria y son el resultado de procesos históricos de exclusión económica, política, social y cultural.
La división creciente entre países ricos y pobres, de grupos de poder y mayorías desposeídas, sigue siendo el mayor riesgo ambiental y el mayor reto de la sustentabilidad.
La ética para la sustentabilidad enfrenta a la creciente contradicción en el mundo entre opulencia y miseria, alta tecnología y hambruna, explotación creciente de los recursos y depauperación y desesperanza de miles de millones de seres humanos, mundialización de los mercados y marginación social.
La justicia social es condición sine qua non de la sustentabilidad. Sin equidad en la distribución de los bienes y servicios ambientales no será posible construir sociedades ecológicamente sostenibles y socialmente justas.

12. La construcción de sociedades sustentables pasa por el cambio hacia una civilización basada en el aprovechamiento de fuentes de energía renovables, económicamente eficientes y ambientalmente amigables, como la energía solar.
El viraje del paradigma mecanicista al ecológico se está dando en la ciencia, en los valores y actitudes individuales y colectivas, así como en los patrones de organización social y en nuevas estrategias productivas, como la agroecología y la agroforestería.
Tanto los conocimientos científicos actuales, como los movimientos sociales emergentes que pugnan por nuevas formas sustentables de producción están abriendo posibilidades para la construcción de una nueva racionalidad productiva, fundada en la productividad ecotecnológica de cada región y ecosistema, a partir de los potenciales de la naturaleza y de los valores de la cultura.
Esta nueva racionalidad productiva abre las perspectivas a un proceso económico que rompe con el modelo unificador, hegemónico y homogeneizante del mercado como ley suprema de la economía.

13. La ética para la sustentabilidad va más allá del propósito de otorgar a la naturaleza un valor intrínseco universal, económico ó instrumental.
Los bienes ambientales son valorizados por la cultura a través de cosmovisiones, sentimientos y creencias que son resultado de prácticas milenarias de transformación y coevolución con la naturaleza.
El reconocimiento de los límites de la intervención cultural en la naturaleza significa también aceptar los límites de la tecnología que ha llegado a suplantar los valores humanos por la eficiencia de su razón utilitarista.
La bioética debe moderar la intervención tecnológica en el orden biológico.
La técnica debe ser gobernada por un sentido ético de su potencia transformadora de la vida.

Ética del conocimiento y diálogo de saberes

14. La ciencia ha constituido el instrumento más poderoso de conocimiento y transformación de la naturaleza, con capacidad para resolver problemas críticos como la escasez de recursos, el hambre en el mundo y de procurar mejores condiciones de bienestar para la humanidad.
La búsqueda del conocimiento a través de la racionalidad científica ha sido uno de los valores sobresalientes del espíritu humano.
Sin embargo, se ha llegado a un dilema: al mismo tiempo que el pensamiento científico ha abierto las posibilidades para una “inteligencia colectiva” asentada en los avances de la cibernética y las tecnologías de la información, la sumisión de la ciencia y la tecnología al interés económico y al poder político comprometen seriamente la supervivencia del ser humano; a su vez, la inequidad social asociada a la privatización y al acceso desigual al conocimiento y a la información resultan moralmente injustos.
La capacidad humana para trascender su entorno inmediato e intervenir los sistemas naturales está modificando, a menudo de manera irreversible, procesos naturales cuya evolución ha tomado millones de años, desencadenando riesgos ecológicos fuera de todo control científico.

15. El avance científico ha acompañado a una ideología del progreso económico y del dominio de la naturaleza, privilegiando modelos mecanicistas y cuantitativos de la realidad que ignoran las dimensiones cualitativas, subjetivas y sistémicas que alimentan otras formas del conocimiento.
El fraccionamiento del pensamiento científico lo ha inhabilitado para comprender y abordar los problemas socio-ambientales complejos.
Si bien las ciencias y la economía han sido efectivas para intervenir sistemas naturales y ampliar las fronteras de la información, paradójicamente no se han traducido en una mejoría en la calidad de vida de la mayoría de la población mundial; muchos de sus efectos más perversos están profundamente enraizados en los presupuestos, axiomas, categorías y procedimientos de la economía y de las ciencias.

16. La ciencia se debate hoy entre dos políticas alternativas.
Por una parte, seguir siendo la principal herramienta de la economía mundial de mercado orientada por la búsqueda de la ganancia individual y el crecimiento sostenible.
Por otra parte, está llamada a producir conocimientos y tecnologías que promuevan la calidad ambiental, el manejo sustentable de los recursos naturales y el bienestar de los pueblos.
Para ello será necesario conjugar las aportaciones racionales del conocimiento científico con las reflexiones morales de la tradición humanística abriendo la posibilidad de un nuevo conocimiento donde puedan convivir la razón y la pasión, lo objetivo y lo subjetivo, la verdad y lo bueno.

17. La eficacia de la ciencia le ha conferido una legitimidad dentro de la cultura hegemónica del Occidente como paradigma “por excelencia” de conocimiento, negando y excluyendo los saberes no científicos, los saberes populares, los saberes indígenas, tanto en el diseño de estrategias de conservación ecológica y en los proyectos de desarrollo sostenible, así como en la resolución de conflictos ambientales.
Hoy los asuntos cruciales de la sustentabilidad no son comprensibles ni resolubles solo mediante los conocimientos de la ciencia, incluso con el concurso de un cuerpo científico interdisciplinario, debido en parte al carácter complejo de los asuntos ambientales y en parte porque las decisiones sobre la sustentabilidad ecológica y la justicia ambiental ponen en juego a diversos saberes y actores sociales.
Los juicios de verdad implican la intervención de visiones, intereses y valores que son irreductibles al juicio “objetivo” de las ciencias.

18. La toma de decisiones en asuntos ambientales demanda la contribución de la ciencia para tener información más precisa sobre fenómenos naturales.
Es el caso del calentamiento global del planeta, donde las predicciones científicas sobre la vulnerabilidad ecológica y los riesgos socio-ambientales, a pesar de su inevitable grado de incertidumbre, deben predominar sobre las decisiones basadas en el interés económico y en creencias infundadas en las virtudes del mercado para resolver los problemas ambientales.

19. La ética de la sustentabilidad remite a la ética de un conocimiento orientada hacia una nueva visión de la economía, de la sociedad y del ser humano. Ello implica promover estrategias de conocimiento abiertas a la hibridación de las ciencias y la tecnología moderna con los saberes populares y locales en una política de la interculturalidad y el diálogo de saberes.
La ética implícita en el saber ambiental recupera el “conocimiento valorativo” y coloca al conocimiento dentro de la trama de relaciones de poder en el saber.
El conocimiento valorativo implica la recuperación del valor de la vida y el reencuentro de nosotros mismos, como seres humanos sociales y naturales, en un mundo donde prevalece la codicia, la ganancia, la prepotencia, la indiferencia y la agresión, sobre los sentimientos de solidaridad, compasión y comprensión.

20. La ética de la sustentabilidad induce un cambio de concepción del conocimiento de una realidad hecha de objetos por un saber orientado hacia el mundo del ser.
La comprensión de la complejidad ambiental demanda romper el cerco de la lógica y abrir el círculo de la ciencia que ha generado una visión unidimensional y fragmentada del mundo.
Reconociendo el valor y el potencial de la ciencia para alcanzar estadios de mayor bienestar para la humanidad, la ética de la sustentabilidad conlleva un proceso de reapropiación social del conocimiento y la orientación de los esfuerzos científicos hacia la solución de los problemas más acuciantes de la humanidad y los principios de la sustentabilidad: una economía ecológica, fuentes renovables de energía, salud y calidad de vida para todos, erradicación de la pobreza y seguridad alimentaria.
El círculo de las ciencias debe abrirse hacia un campo epistémico que incluya y favorezca el florecimiento de diferentes formas culturales de conocimiento.
El saber ambiental es la apertura de la ciencia interdisciplinaria y sistémica hacia un diálogo de saberes.

21. La ética de la sustentabilidad implica revertir el principio de “pensar globalmente y actuar localmente”. 
Este precepto lleva a una colonización del conocimiento a través de una geopolítica del saber que legitima el pensamiento y las estrategias formuladas en los centros de poder de los países “desarrollados” dentro de la racionalidad del proceso dominante de globalización económica, para ser reproducidos e implantados en los países “en desarrollo” o “en transición”, en cada localidad y en todos los poros de la sensibilidad humana.
Sin desconocer los aportes de la ciencia para transitar hacia la sustentabilidad, es necesario repensar la globalidad desde la localidad del saber, arraigado en un territorio y una cultura, desde la riqueza de su heterogeneidad, diversidad y singularidad; y desde allí reconstruir el mundo a través del diálogo intercultural de saberes y la hibridación de los conocimientos científicos con los saberes locales.

22. La educación para la sustentabilidad debe entenderse en este contexto como una pedagogía basada en el diálogo de saberes, y orientada hacia la construcción de una racionalidad ambiental.
Esta pedagogía incorpora una visión holística del mundo y un pensamiento de la complejidad.
Pero va más allá al fundarse en una ética y una ontología de la otredad que del mundo cerrado de las interrelaciones sistémicas del mundo objetivado de lo ya dado, se abre hacia lo infinito del mundo de lo posible y a la creación de “lo que aún no es”.
Es la educación para la construcción de un futuro sustentable, equitativo, justo y diverso. Es una educación para la participación, la autodeterminación y la transformación; una educación que permita recuperar el valor de lo sencillo en la complejidad; de lo local ante lo global; de lo diverso ante lo único; de lo singular ante lo universal.

Ética de la ciudadanía global, el espacio público y los movimientos sociales

23. La globalización económica está llevando a la privatización de los espacios públicos.
El destino de las naciones y de la gente está cada vez más conducido por procesos económicos y políticos que se deciden fuera de sus esferas de autonomía y responsabilidad.
El movimiento ambiental ha generado la emergencia de una ciudadanía global que expresa los derechos de todos los pueblos y todas las personas a participar de manera individual y colectiva en la toma de decisiones que afectan su existencia, emancipándose del poder del Estado y del mercado como organizadores de sus mundos de vida.

24. El sistema parlamentario de las democracias modernas se encuentra en crisis porque la esfera pública, entendida como el espacio de interrelación dialógica de aspiraciones, voluntades e intereses, ha sido desplazada por la negociación y el cálculo de interés de los partidos que, convertidos en grupos de presión, negocian sus respectivas oportunidades de ocupar el poder.
Para resolver las paradojas del efecto mayoría es necesario propiciar una política de tolerancia y participación de las disidencias y las diferencias. Asimismo debe alentarse los valores democráticos para practicar una democracia directa.

25. La democracia directa se funda en un principio de participación colectiva en los procesos de toma de decisiones sobre los asuntos de interés común. 
Frente al proyecto de democracia liberal que legitima el dominio de la racionalidad del mercado, la democracia ambiental reconoce los derechos de las comunidades autogestionarias fundadas en el respeto a la soberanía y dignidad de la persona humana, la responsabilidad ambiental y el ejercicio de procesos para la toma de decisiones a partir del ideal de una organización basada en los vínculos personales, las relaciones de trabajo creativo, los grupos de afinidad, y los cabildos comunales y vecinales.

26. El ambientalismo es un movimiento social que, nacido de esta época de crisis civilizatoria marcada por la degradación ambiental, el individualismo, la fragmentación del mundo y la exclusión social, nos convoca a pensar sobre el futuro de la vida, a cuestionar el modelo de desarrollo prevaleciente y el concepto mismo de desarrollo, para enfrentar los límites de la relación de la humanidad con el planeta. La ética de la sustentabilidad nos confronta con el vínculo de la sociedad con la naturaleza, con la condición humana y el sentido de la vida.

27. La ética para la construcción de una sociedad sustentable conduce hacia un proceso de emancipación que reconoce, como enseñaba Paulo Freire, que nadie libera a nadie y nadie se libera sólo; los seres humanos sólo se liberan en comunión.
De esta manera es posible superar la perspectiva “progresista” que pretende salvar al otro (al indígena, al marginado, al pobre) dejando de ser él mismo para integrarlo a un ser ideal universal, al mercado global ó al Estado nacional; forzándolo a abandonar su ser, sus tradiciones y sus estilos de vida para convertirse en un ser “moderno” y “desarrollado”.

 Ética de la gobernabilidad global y la democracia participativa

28. La ética para la sustentabilidad apela a la responsabilidad moral de los sujetos, los grupos sociales y el Estado para garantizar la continuidad de la vida y para mejorar la calidad de la vida.
Esta responsabilidad se funda en principios de solidaridad entre esferas políticas y sociales, de manera que sean los actores sociales quienes definan y legitimen el orden social, las formas de vida, las prácticas de la sustentabilidad, a través del establecimiento de un nuevo pacto ciudadano y de un debate democrático, basado en el respeto mutuo, el pluralismo político y la diversidad cultural, con la primacía de una opinión pública crítica actuando con autonomía ante los poderes del Estado.

29. La ética de la sustentabilidad cuestiona las formas vigentes de dominación establecidas por las diferencias de género, etnia, clase social y opción sexual, para establecer una diversidad y pluralidad de derechos de la ciudadanía y la comunidad.
Ello implica reconocer la imposibilidad de consolidar una sociedad democrática dentro de las grandes inequidades económicas y sociales en el mundo y en un escenario político en el cual los actores sociales entran al juego democrático en condiciones de desigualdad y donde las mayorías tienen nulas o muy limitadas posibilidades de participación.

30. La ética para la sustentabilidad demanda un nuevo pacto social. Este debe fundarse en un marco de acuerdos básicos para la construcción de sociedades sustentables que incluya nuevas relaciones sociales, modos de producción y patrones de consumo. Estos acuerdos deben incorporar la diversidad de estilos culturales de producción y de vida; reconocer los disensos, asumir los conflictos, identificar a los ausentes del diálogo e incluir a los excluidos del juego democrático. Estos principios éticos conducen hacia la construcción de una racionalidad alternativa que genere sociedades sustentables para los millones de pobres y excluidos de este mundo globalizado, reduciendo la brecha entre crecimiento y distribución, entre participación y marginación, entre lo deseable y lo posible.

31. Una ética para la sustentabilidad debe inspirar nuevos marcos jurídico-institucionales que reflejen, respondan y se adapten al carácter tanto global y regional, como nacional y local de las dinámicas ecológicas, así como a la revitalización de las culturas y sus conocimientos asociados.
Esta nueva institucionalidad debe contar con el mandato y los medios para hacer frente a las inequidades en la distribución económica y ecológica la concentración de poder de las corporaciones transnacionales, la corrupción e ineficacia de los diferentes órganos de gobierno y gestión, y para avanzar hacia formas de gobernabilidad más democráticas y participativas de la sociedad en su conjunto.


Ética de los derechos, la justicia y la democracia 

32. El derecho no es la justicia. 
La racionalidad jurídica ha llevado a privilegiar los procesos legales por encima de normas sustantivas, desatendiendo así el establecimiento de un vínculo social fundado en principios éticos, así como la aplicación de principios esenciales para garantizar el ejercicio de los derechos humanos fundamentales, ambientales y colectivos.
Apoyados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, todos tenemos derecho a las mismas oportunidades, a tener derechos comunes y diferenciados.
El proyecto para avanzar hacia la nueva alianza solidaria con una civilización de la diversidad y una cultura de baja entropía, presupone el primado de una ética implicada en una nueva visión del mundo que nos disponga para una transmutación de los valores que funden un nuevo contrato social. En las circunstancias actuales de bancarrota moral, ecológica y política, este cambio de valores es un imperativo de supervivencia.

33. La concepción moral de la modernidad ha tendido a favorecer las acciones regidas por la racionalidad instrumental y el interés económico, al tiempo que ha diluido la sensibilidad que permite diferenciar un comportamiento utilitarista de otro fundado en valores sustantivos e intrínsecos.
La complejidad creciente del mundo moderno ha erradicado una visión universal del bien o un principio trascendental de lo justo que sirvan de cimiento para el vínculo social solidario.
La ética de la sustentabilidad debe ser una ética aplicada que asegure la coexistencia entre visiones rivales en un mundo constituido por una diversidad de culturas y matrices de racionalidad, centradas en diferentes ideas del bien.

34. Si lo que caracteriza a las sociedades contemporáneas es el poder científico sobre la naturaleza y el poder político sobre los seres humanos, la ética para la sustentabilidad debe formular los principios para prevenir que cualquier bien social sirva como medio de dominación.
Existiendo diferentes bienes sociales, su distribución configura distintas esferas de justicia, cada una de las cuales debe ser autónoma y dotada de reglas propias.
De esta complejidad de los bienes sociales nace la noción de equidad compleja resultante de la intersección entre el proyecto de combatir la dominación y el programa de diferenciación de esferas de la justicia.

35. Si la dominación es una de las formas esenciales del mal, abolirla es el bien supremo. 
Ello significa desatar los nudos del pensamiento y las estrategias de poder en el saber que nos someten a los distintos dispositivos de sojuzgamiento activados en ideologías e instituciones sociales.
La lucha contra la dominación es un proyecto moral cuyo núcleo consiste en cultivar una ética de las virtudes que nos permita renunciar a los valores morales, los sistemas de organización política y los artefactos tecnológicos que han servido como medios de dominación.
Es al mismo tiempo un proyecto cultural para avanzar hacia la reinvención ética y estética de la mente, los modelos económico-sociales y las relaciones naturaleza-cultura que configuran el estilo de vida dominante en esta civilización.
Se trata de una ética de las virtudes personales y cívicas que garantice el respeto de una base mínima de deberes positivos y negativos, que asegure las normas básicas de convivencia para la sustentabilidad.

36. La ética para la sustentabilidad es una ética de los derechos fundamentales predicables que promueve la dignidad humana como el valor más alto y condición fundamental para reconstruir las relaciones del ser humano con la naturaleza.
Es una ética de la solidaridad que rebasa el individualismo para fundarse en el reconocimiento de la otredad y de la diferencia; una ética democrática participativa que promueve el pluralismo, que reconoce los derechos de las minorías y las protege de los abusos que les pueden causar los diferentes grupos de poder.
El bien común es asegurar la producción y procuración de justicia para todos, respetando lo propio de cada quién y dando a cada cual lo suyo.

Ética de los bienes comunes y del Bien Común

37. Los actuales procesos de intervención tecnológica, de revalorización económica y de reapropiación social de la naturaleza están planteando la necesidad de establecer los principios de una bioética junto con una ética de los bienes y servicios ambientales.
Los bienes comunales no son bienes libres, sino que han sido significados y transformados por valores comunes de diferentes culturas.
Los bienes públicos no son bienes de libre acceso pues deben ser aprovechados para el bien común.
Hoy, los “bienes comunes” están sujetos a las formas de propiedad y normas de uso donde confluyen de manera conflictiva los intereses del Estado, de las empresas transnacionales y de los pueblos en la redefinición de lo propio y de lo ajeno; de lo público y lo privado; del patrimonio de los pueblos, del Estado y de la humanidad.
Los bienes ambientales son una intrincada red de bienes comunales y bienes públicos donde se confrontan los principios de la libertad del mercado, la soberanía de los Estados y la autonomía de los pueblos.

38. La ética del bien común se plantea como una ética para la resolución del conflicto de intereses entre lo común y lo universal, lo público y lo privado. La ética del orden público y los derechos colectivos confrontan a la ética del derecho privado como mayor baluarte de la civilización moderna, cuestionando al mercado y la privatización del conocimiento –la mercantilización de la naturaleza y la privatización y los derechos de propiedad intelectual– como principios para definir y legitimar las formas de posesión, valorización y usufructo de la naturaleza, y como el medio privilegiado para alcanzar el bien común.
Frente a los derechos de propiedad privada y la idea de un mercado neutro en el cual se expresan preferencias individuales como fundamento para regular la oferta de bienes públicos, hoy emergen los derechos colectivos de los pueblos, los valores culturales de la naturaleza y las formas colectivas de propiedad y manejo de los bienes comunales, definiendo una ética del bien común y confrontando las estrategias de apropiación de la biodiversidad por parte de las corporaciones de la industria de la biotecnología.

39. La ética de la sustentabilidad implica cambiar el principio del egoísmo individual como generador de bien común por un altruismo fundado en relaciones de reciprocidad y cooperación.
Esta ética está arraigando en movimientos sociales ascendentes, en grupos culturales crecientes, que hoy en día comienzan a enlazarse en torno de redes ciudadanas y de foros sociales mundiales en la nueva cultura de solidaridad.

Ética de la diversidad cultural y de una política de la diferencia

40. El discurso del “desarrollo sostenible” preconiza un futuro común para la humanidad, mas no incluye adecuadamente las visiones diferenciadas de los diferentes grupos sociales involucrados, y en particular, de las poblaciones indígenas que a lo largo de la historia han convivido material y espiritualmente en armonía con la naturaleza.
La sustentabilidad debe estar basada en un principio de integridad de los valores humanos y las identidades culturales, con las condiciones de productividad y regeneración de la naturaleza, principios que emanan de la relación material y simbólica que tienen las poblaciones con sus territorios, con los recursos naturales y el ambiente. Las cosmovisiones de los pueblos ancestrales están asentadas en y son fuente inspiradora de prácticas culturales de uso sustentable de la naturaleza.

41. La ética para la sustentabilidad acoge esta diversidad de visiones y saberes, y contesta todas las formas de dominación, discriminación y exclusión de sus identidades culturales.
Una ética de la diversidad cultural implica una pedagogía de la otredad para aprender a escuchar otros razonamientos y otros sentimientos. Esa otredad incluye la espiritualidad de las poblaciones indígenas, sus conocimientos ancestrales y sus prácticas tradicionales, como una contribución fundamental de la diversidad cultural a la sustentabilidad humana global.

42. Para los pueblos indígenas y afro-descendientes, así como para muchas sociedades campesinas y organizaciones populares, la ética de la sustentabilidad se traduce en una ética del respeto a sus estilos de vida y a sus espacios territoriales, a sus hábitos y a su hábitat, tanto en el ámbito rural como en el urbano. La ética se traduce en prácticas sociales para la protección de la naturaleza, la garantía de la vida y la sustentabilidad humana. Los conocimientos ancestrales, por su carácter colectivo, se definen a través de sus propias cosmovisiones y racionalidades culturales y contribuyen al bien común del pueblo al que pertenecen. Por ello sus saberes, su naturaleza y su cultura no deben ser sometidos al uso y a la propiedad privados.

43. En las cosmovisiones de los pueblos indígenas y afro-descendientes, así como de muchas comunidades campesinas, la naturaleza y la sociedad están integradas dentro de un sistema biocultural, donde la organización social, las prácticas productivas, la religión, la espiritualidad y la palabra integran un ethos que define sus estilos propios de vida.
La ética remite a un concepto de bienestar que incluye a la “gran familia” y no únicamente a las personas. Este vivir bien de la comunidad se refiere al logro de su bienestar fundado en sus valores culturales e identidades propias.
Las dinámicas demográficas, de movilidad y ocupación territorial, así como las prácticas de uso y manejo de la biodiversidad, se definen dentro de una concepción de la trilogía territorio-cultura-biodiversidad como un todo íntegro e indivisible.
El territorio se define como el espacio para ser y la biodiversidad como un patrimonio cultural que permite al ser permanecer; por tanto la existencia cultural es condición para la conservación y uso sustentable de la biodiversidad.
Estas concepciones del mundo están generando nuevas alternativas de vida para muchas comunidades rurales y urbanas.

44. El derecho inalienable de los pueblos a su ser cultural debe llevar a una nueva ética de los derechos de los pueblos frente al Estado. 
La ética para la sustentabilidad abre así los cauces para recuperar identidades, para volver a preguntarnos quienes somos y quienes queremos ser.
Es una ética para mirar y volver a nuestras raíces.
Una ética para reconocernos y regenerar lazos de comunicación y solidaridad desde nuestras diferencias y para no seguir atropellando al otro.
Una ética para reestablecer la confianza entre los seres humanos y entre los pueblos sojuzgados, haciendo realidad los preceptos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Ética de la paz y el diálogo para la resolución de conflictos

45. El peor mal de la humanidad es la guerra que aniquila la vida y aplasta a la naturaleza, así como la violencia física y simbólica que desconoce la dignidad humana y el derecho del otro. La ética para la sustentabilidad es la ética de una cultura de paz y de la no-violencia; de una sociedad que resuelva sus conflictos a través del diálogo. Esta cultura de diálogo y paz sólo puede darse dentro de una sociedad de personas libres donde se construyan acuerdos y consensos en procesos en los cuales también haya lugar para los disensos.

46. La capacidad argumentativa ha permitido a los seres humanos usar el juicio racional y la retórica para mantener y defender posiciones e intereses individuales y de grupo frente al bien común y de las mayorías. Sólo un juicio moral puede dirimir y superar las controversias entre juicios racionales igualmente legítimos. La función de la inteligencia no es sólo la de razonar lógicamente, conocer y crear productivamente, sino la de orientar sabiamente el comportamiento y dar sentido a la existencia.
Estas son funciones éticas del bien vivir. En este sentido, la ética enaltece a la razón. La dignidad, la identidad y la autonomía de las personas aparecen como derechos fundamentales del ser a existir y a ser respetado.

47. Si todo orden social –incluso el democrático– supone formas de exclusión, en cada escenario de negociación se debe incluir a todos los grupos afectados e interesados. 

Esta transparencia es fundamental en los procesos de resolución de conflictos ambientales por la vía del diálogo y la negociación, sobretodo si consideramos que las comunidades e individuos más afectados por la crisis ambiental en todas sus manifestaciones son justamente los más pobres, los subalternos y los excluidos del esquema de la democracia liberal.

48. Para que la ética se convierta en un criterio operativo que permita dirimir conflictos entre actores en diferentes escalas y poderes desiguales, será necesario un acuerdo de principios de igualdad que sea asumido y practicado por todos los actores de la sustentabilidad.

Ello implica reconocer la especificidad de los diferentes actores y sectores sociales con sus impactos ecológicos, responsabilidades, intereses y demandas, y en sus diferentes escalas de intervención: local, nacional, internacional.
Para ello es necesario superar las dicotomías entre países ricos y pobres, así como las oposiciones convencionales entre Norte/Sur, Estado/sociedad civil, esfera pública/esfera privada, de manera que se identifiquen los valores, intereses y responsabilidades de actores concretos dentro de las controversias puestas en juego por grupos sociales, corporaciones, empresas y Estados específicos.
Este ejercicio es fundamental para que las políticas, las decisiones y los compromisos adoptados correspondan con las responsabilidades diferenciadas y con las condiciones específicas de los actores involucrados.

Ética del ser y el tiempo de la sustentabilidad 

49. La ética de la sustentabilidad es una ética del ser y del tiempo.
Es el reconocimiento de los tiempos diferenciados de los procesos naturales, económicos, políticos, sociales y culturales: del tiempo de la vida y de los ciclos ecológicos, del tiempo que se incorpora al ser de las cosas y el tiempo que encarna en la vida de los seres humanos; del tiempo que marca los ritmos de la historia natural y la historia social; del tiempo que forja procesos, acuña identidades y desencadena tendencias; del encuentro de los tiempos culturales diferenciados de diversos actores sociales para generar consultas, consensos y decisiones dentro de sus propios códigos de ética, de sus usos y costumbres.

50. La vida de una especie, de la humanidad y de las culturas no concluye en una generación. 

La vida individual es transitoria, pero la aventura del sistema vivo y de las identidades colectivas trasciende en el tiempo.
El valor fundamental de todo ser vivo es la perpetuación de la vida. El mayor valor de la cultura es su apertura hacia la diversidad cultural. La construcción de la sustentabilidad está suspendida en el tiempo, en una ética transgeneracional. El futuro sustentable sólo será posible en un mundo en el que la naturaleza y la cultura continúen co-evolucionando.

51. La ética de la sustentabilidad coloca a la vida por encima del interés económico-político o prácticoinstrumental. 
La sustentabilidad sólo será posible si regeneramos el deseo de vida que sostiene los sentidos de la existencia humana. La ética de la sustentabilidad es una ética para la renovación permanente de la vida, donde todo nace, crece, enferma, muere y renace.
La preservación del ciclo permanente de la vida implica saber manejar el tiempo para que la tierra se renueve y la vida florezca en todas sus formas conviviendo en armonía en los mundos de vida de las personas y las culturas.

52. La ética de la sustentabilidad se nutre del ser cultural de los pueblos, de sus formas de saber, del arraigo de sus saberes en sus identidades y de la circulación de saberes en el tiempo.
Estos legados culturales son los que hoy abren la historia y permiten la emergencia de lo nuevo a través del diálogo intercultural y transgeneracional de saberes, fertilizando los caminos hacia un futuro sustentable.

Epílogo

53. La ética para la sustentabilidad es una ética del bien común.
Este Manifiesto ha sido producido en común para convertirse en un bien común; en este sentido, busca inspirar principios y valores, promover razones y sentimientos, y orientar procedimientos, acciones y conductas, hacia la construcción de sociedades sustentables.

54. Este Manifiesto no es un texto definitivo y acabado.
 La ONU, los gobiernos, las organizaciones ciudadanas, los centros educativos y los medios de comunicación de todo el mundo deberán contribuir a difundir este Manifiesto para propiciar un amplio diálogo y debate que conduzcan a establecer y practicar una ética para la sustentabilidad.

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