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miércoles, 24 de octubre de 2012

¿Sostenibilidad o Sustentabilidad?

La importancia de clarificar los conceptos 


  ¿Tiene sentido distinguir, como algunos han pretendido, entre sustentabilidad y sostenibilidad?

En nuestra opinión no hay lugar a dudas: se trata de dos expresiones que se utilizan y pueden seguir siendo utilizadas como sinónimos.

Baste señalar que el mismo texto inglés “sustainable development” es traducido en España y algunos otros países castellano parlantes como “desarrollo sostenible”, mientras que en México y otros muchos países latinoamericanos se traduce como “desarrollo sustentable”.

Podemos recordar también que en italiano, por ejemplo, se ha traducido como “sviluppo sostenibile” o que en lengua portuguesa se utiliza “desenvolvimento sustentável”. 

Se puede rastrear el origen de ambas expresiones y discutir cuál nos parece más adecuada, pero lo esencial es reconocer que se utilizan con el mismo significado.

Esto no debiera preocuparnos ni extrañarnos: los “reportes de sustentabilidad” de las empresas mexicanas, por ejemplo, significan lo mismo que las “memorias de sostenibilidad” de las empresas españolas.
Es algo que ocurre con muchas otras palabras: caminar por la vereda de una calle de Buenos Aires o por la acera de una calle de Sevilla no nos lleva a elucubrar acerca del distinto significado de “vereda” y “acera” en este contexto urbano.

Y es algo que ocurre en cualquier lengua:

¿acaso los angloparlantes no hablan indistintamente de liberty y de freedom? 

Hemos de ser muy cuidadosos en el manejo de los conceptos y no contentarnos con semejanzas (o diferencias) puramente formales de expresiones utilizadas sin profundizar, como simples eslóganes.
No basta, por ejemplo, decir “desarrollo sustentable” (o “sostenible”) para saber qué estamos proponiendo o criticando.

Ni siquiera basta con dar la conocida definición de la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo (CMMAD):

 “es el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades". 

Esto sigue siendo ambiguo y permite que algunos confundan “desarrollo” con “crecimiento” y utilicen la expresión “desarrollo sostenible” (o sustentable) en apoyo de sus políticas de “crecimiento sostenido”, algo absolutamente insostenible en un planeta finito.

Y la misma confusión conduce a otros a rechazar la expresión como 
“una nueva mistificación del Norte para poder continuar sus prácticas de crecimiento depredador e insolidario”.

Es preciso dejar claro que el nuevo concepto parte de la posibilidad de que haya desarrollo, mejora cualitativa o despliegue de potencialidades, sin crecimiento, es decir, sin extracción de materiales a un ritmo superior al de su regeneración (cuando son renovables) ni producción de residuos a un ritmo superior al de su posible digestión por los ecosistemas.

Dicho con otras palabras, si bien el crecimiento no puede continuar indefinidamente en un mundo finito, sí es posible el desarrollo.

Posible y necesario, porque las actuales formas de vida no pueden continuar, deben experimentar cambios cualitativos profundos, tanto para aquellos (la mayoría) que viven en la precariedad como para el 20% que vive más o menos confortablemente.

Y esos cambios cualitativos suponen un desarrollo, no un crecimientoglobal, aunque sí crecimientos locales, acompañados de decrecimientos en otros lugares, para hacer frente a desequilibrios inaceptables e insostenibles.

Precisamente, otra de las críticas que suele hacerse a la definición de la CMMAD es que, si bien se preocupa por las generaciones futuras, no dice nada acerca de las tremendas diferencias que se dan en la actualidad entre quienes viven en un mundo de opulencia y quienes lo hacen en la mayor de las miserias. Sin embargo, en la misma página en que se da dicha definición podemos leer:

“Aun el restringido concepto de sostenibilidad física implica la preocupación por la igualdad social entre las generaciones, preocupación que debe lógicamente extenderse a la igualdad dentro de cada generación”.

 E inmediatamente se agrega:
“El desarrollo sostenible requiere la satisfacción de las necesidades básicas de todos y extiende a todos la oportunidad de satisfacer sus aspiraciones a una vida mejor”.

Nada justifica, pues, que se califique el concepto de desarrollo sostenible (o sustentable) como una nueva mistificación del Norte para continuar de manera suicida sus prácticas de crecimiento insostenible e insolidario (aunque en la mente de algunos empresarios y políticos anide esta significación).

Muy al contrario, el concepto de sustentabilidad (o sostenibilidad) es un concepto absolutamente nuevo, que supone haber comprendido que el mundo no es tan ancho e ilimitado como habíamos creído y que exige tomar en consideración la totalidad de problemas interconectados a los que la humanidad ha de hacer frente. Hoy sabemos que es necesario, urgente y posible, hacer frente a la actual situación de emergencia planetaria, favoreciendo la transición a la sostenibilidad (o, si se prefiere, sustentabilidad).

Evitemos, pues, las lecturas superficiales y no nos dejemos arrebatar -por quienes tan solo buscan su beneficio particular a corto plazo- los conceptos necesarios para orientar acciones fundamentadas.

Educadores por la sostenibilidadBoletín Nº 83, 24 de octubre de 2012 

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