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sábado, 26 de enero de 2013

Ambientalistas dicen que cambio climático no está en agenda de Davos

Greenpeace, Oxfam, WWF y Consejo Australiano de Sindicatos se unieron para hacer la denuncia.
"No es algo que pasará en el futuro, está pasando ya, lo estamos viendo y no estamos haciendo nada para evitarlo", señaló Barbara Stocking, directora ejecutiva de Oxfam. "El cambio climático no está en la agenda.
A pesar de la evidencia científica y de la respuesta de la naturaleza, estamos muy lejos de donde deberíamos", agregó Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace Internacional.





Los representantes de las cuatro entidades participan esta semana en el Foro Económico de Davos, el encuentro anual en el que se reúnen centenas de altos ejecutivos de las mayores compañías del mundo y decenas de representantes gubernamentales. 

Constataron que ninguna de las sesiones, seminarios, mesas redondas, debates y alocuciones estarán dedicadas al problema del cambio climático.

  "Aquí se ha hablado de todo lo inimaginable excepto de cambio climático. Los empresarios se dedican a hacer negocios como antes, sin ser conscientes de que el mundo no va aguantar mucho más", agregó Naidoo.

 "La propia directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló en su discurso en Davos que el cambio climático era el principal reto económico del siglo XXI, y a pesar de ello nadie reacciona", se lamentó Jim Leape, director general de WWF.

 Tras recordar catástrofes naturales registradas este año, como el huracán Sandy en Estados Unidos, las altísimas temperaturas en Australia o la insoportable contaminación en China producida por combustibles fósiles, Leape dijo que espera que "esto haga reaccionar a la gente y alerte a sus políticos".
Los activistas hicieron también un llamado a la sociedad civil para que entienda que no es un problema menor, sino que el cambio climático compromete el futuro de las nuevas generaciones.
DAVOS (SUIZA)

Para el Banco Mundial el cambio climático afecta sobre todo a los pobres

El cambio climático está en el centro de las preocupaciones del Banco Mundial, ya que afecta en primer lugar a los más pobres del planeta, declaró el sábado en el Foro Económico de Davos el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim.

"La sequía que provoca la subida del precio del trigo o de otros cereales afecta en primer lugar a los pobres", que deben pagar más para alimentarse, declaró el responsable estadounidense, que asumió sus funciones en el Banco Mundial hace seis meses. "Tenemos que ocuparnos de los más pobres, son los más vulnerables al cambio climático", que hace subir los precios de los alimentos y genera problemas de desnutrición en los niños, agregó.

 El presidente del Banco Mundial recordó las conclusiones de un informe sobre las consecuencias del calentamiento del planeta publicado en noviembre pasado por su organización.
  "Me impresionó", dijo, antes de recordar que según el escenario más sombrío de un aumento de la temperatura de 4ºC para 2060, se abatirá "una cascada de cataclismos" en los países pobres, echando por tierra años de desarrollo.
 No obstante, se dijo confiado ya que, según los recientes fenómenos meteorológicos, como la ola de frío intenso que sacude a Europa o la sequía en Australia van a ayudar a los gobiernos y a la opinión pública a sensibilizarse sobre la necesidad de actuar y comprometerse con un "futuro verde". 

 El presidente del BM puso como ejemplo a China, que según él se ha embarcado en una "economía verde", pese a que Pekín presenta unos niveles de contaminación atmosférica que exceden con mucho los niveles aceptables para la salud. "Los chinos se han marcado objetivos ambiciosos, tienen un plan para lograrlo", declaró.
 Para reducir sus importaciones de petróleo, China ha prometido invertir más de 14.000 millones de dólares para el final de la década con el fin de desarrollar infraestructuras para 5 millones de vehículos propulsados con energías renovables.
 Pekín también está llevando a cabo programas piloto para fomentar el uso del coche eléctrico en algunas ciudades.
En Shenzhen (sur), las autoridades subvencionan con cerca del 50% la compra de vehículos eléctricos.

 El gobierno también ha desembolsado ya 54.000 millones de dólares en seis años para desarrollar baterías para vehículos eléctricos. Por último, Pekín prometió el año pasado que va a cerrar o transformar para 2015 unas 1.200 fábricas muy contaminantes.

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