En 1992, se suscribió la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el 11 de diciembre de 1997, en la ciudad de Kioto, Japón, se acordó un conjunto de medidas con el objeto de reducir las emisiones de 6 gases de efecto invernadero causantes del calentamiento del planeta. A este acuerdo se le denominó El Protocolo de Kioto, que entró en vigencia hasta el 16 de febrero de 2005.
Este acuerdo internacional es importante porque establece compromisos obligatorios para los países industrializados, aunque en porcentajes risibles, apenas del 5% de las emisiones, en relación a los gases de efecto invernadero que se emitieron en 1990. El parámetro para evaluar este compromiso es el año 2012, por ejemplo: si en el año 1990 la humanidad emitió 1000 toneladas de gases de efecto invernadero, para el año 2012 debería emitir 950, es decir un 5% menos.
Esto no significa que cada país deba reducir sus emisiones de gases en un 5% como mínimo, sino que es un porcentaje a nivel global y, por el contrario, cada país obligado por Kioto tiene sus propios porcentajes de emisión que debe disminuir, para el caso de El Salvador, no existe obligación porque sus niveles de emisiones están muy por debajo del promedio mundial.
En el mismo año en que entró en vigencia el Protocolo de Kioto los países miembros de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático se reunieron en Montreal, Canadá, para discutir sobre los futuros compromisos y los acuerdos a tomar después del año 2012. Posteriormente, en el 2007 se llevó a cabo la tercera reunión de seguimiento, en esta se acordó una agenda a seguir por un periodo de dos años para establecer el régimen post 2012, a esta agenda se le denominó “hoja de ruta de Bali”
Así, en los últimos años estas negociaciones se han concentrado en los compromisos post 2012, dando menos importancia al cumplimiento de compromisos actuales. Por un lado aparecen en el debate países como Estados Unidos, China e India que con el afán de proteger intereses de corporaciones trasnacionales se esfuerzan por establecer un régimen voluntario o en su defecto con acuerdos poco ambiciosos y por otro lado los países africanos e insulares que reclaman acuerdos relevantes y vinculantes.
La reunión que recién ha finalizado en Durban, Sub África, no produjo ningún acuerdo sustancial, uno de ellos apenas fue la firma de un acta que establece el funcionamiento del llamado “Fondo Verde”, un fondo creado en la reunión de Cancún México el año pasado, con el objeto de financiar la adaptación al cambio climático de los países empobrecidos; sin embargo, hasta ahora solo es de nombre porque aún no tiene financiamiento, es decir, no hay nada concreto.
Otro de los acuerdo que produjo Durban fue una nueva “hoja de ruta” hasta el año 2015, para negociar los compromisos post 2012, que ahora entrarán en vigencia hasta el año 2020. Pablo Solón, ex Embajador de Bolivia calificó a este fallido proceso de negociaciones como “La Década Perdida del Cambio Climático”, de igual manera Amigos de la Tierra Internacional ha afirmado que del Protocolo de Kioto solo queda el nombre.
Mientras en las negociaciones internacionales del clima se acuerda seguir con las negociaciones para luego acordar que se necesita seguir negociando; el cambio climático se presenta como una cruda realidad que golpea con fuerza a las poblaciones más desfavorecidas; la Organización Mundial de la Salud reporta que el cambio climático provoca la muerte de 150,000 personas cada año. La CEPAL afirma que en Centroamérica se han presentado 248 eventos extremos del clima, de 1930 a 2008, la mayoría de estos ha sucedido en los últimos 20 años con graves daños económicos y sociales, por su parte el PNUD dice que en El Salvador las pérdidas económicas provocadas por eventos climáticos en los últimos tres años sobrepasan los 1000 millones de dólares.
Lastimosamente los líderes políticos del planeta cierran los ojos ante esta realidad y se empeñan por mantener un régimen internacional de negociaciones climáticas que son un total y rotundo fracaso. Con Durban ya suman 17 reuniones de los países miembros de la Convención sobre Cambio Climático, sin ningún resultado importante; ahora la mirada ya está puesta en Qatar, donde se llevará a cabo la próxima reunión de negociaciones. Por cierto este país petrolero y consumista es el que tiene el mayor índice de emisiones de gases de efecto invernadero por persona.
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jueves, 15 de diciembre de 2011
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