Compartir Empezar el año lectivo con otros compañeros y docentes es un trauma para muchos niños y adolescentes. A veces, por distintas situaciones los padres toman la decisión de sacarlos de su ámbito cotidiano.
Cómo hacer para que ese cambio no sea un problema
En pocos días se iniciará el ciclo lectivo 2011 y ese día significará para algunos niños el inicio de un período de cambio. ¿Qué pasará con los que cambiaron de escuela y tendrán que afrontar nuevos hábitos, nuevas amistades? Una especialista analizó para Infobae.com la manera en que los niños y jóvenes sufren los cambios de escuelas
Tanto niños como adolescentes sufren el cambio social y personal que se les impone con la mudanza de escuela, la cual es para ellos el ámbito primario de socialización donde desarrollan su personalidad. En ambos casos lo sufren pero "lo procesan de una manera diferente", explicó la licenciada Ofelia Salgueiro (MN 33700), integrante del equipo profesional del Instituto de Psicología Argentino, y continuó: "Otra diferencia es que con los más chiquitos la decisión la toman los adultos y en el caso de los adolescentes puede ser compartida. Es importante que los niños o adolescentes estén de acuerdo y acepten la escuela" a la asistirán por los próximos años.
Pero, ¿qué pasa cuando la decisión del cambio no es compartida, puede ésta generar un resentimiento en la vida del menor y para con los padres? "Esto puede ocurrir- dice Salguiero- Si el cambio fue positivo en el futuro quizá lo agradezcan, pero si no es positivo desde el punto de vista del adolescente seguramente será recordado por varios años. Para que esto no ocurra no debe prolongarse en el tiempo el desacuerdo. Si esto ocurre hay que volver a replantearse la elección del nuevo colegio y la posibilidad de cambio".
A la hora del cambio escolar, siempre es conveniente buscar el consenso de toda la familia, entre los padres y el adolescente: "Encontrar juntos aquellos aspectos positivos de porque realizar el cambio. Es importante dar tiempo a los chicos para procesar esta situación, hablar los motivos, escuchar sus opiniones. Los padres deben fundamentar su decisión y juntos llegar a un acuerdo", aconsejó.
El cambio puede generar que el estudiante, estando en desacuerdo o triste por perder a sus compañeros, baje su rendimiento en la escuela y esa puede ser una manera de manifestar su tristeza, rabia o desacuerdo, "por eso es recomendable hacerlo de la mejor manera posible -dice la especialista- Hay que buscar el modo en que él este de acuerdo con el cambio y que le encuentre la parte favorable".
Cuando el cambio se produce y el niño entra al aula a enfrentar caras extrañas, dentro de ese pequeño mundo, está solo él con sus sentimientos y con sus pesares. Es allí donde debe entrar el docente, sobre todo con los niños, para jugar un rol durante ese proceso y ayudarlo para que sea menos traumático. "Siempre para estos casos en conveniente una figura protectora y contenedora. Que pueda ponerse en el lugar del joven y entender su rabia o tristeza. Y por sobre todo que de tiempo para el proceso de esta situación", dice Salguiero.
En caso de los adolescentes que arrancan en un nuevo lugar sus estudios no solo sienten el cambio como tal sino la pérdida de su circulo social, de sus amistades y todo ese mundo juvenil en el cual se destacan o se retraen. Es indudable que las amistades en la etapa de crecimiento son de fundamental importancia: "Son sus primeras relaciones interpersonales fuera del ámbito familiar".
En ambos casos, niños o adolescentes, tendrán si o si que "pasar" el trauma que implica ser "el nuevo", el cual es en voz de la especialista contenedor de "un re acomodamiento y por lo tanto genera stress". Tanto el niño como el adolescente tendrá que volver a incluirse en un grupo nuevo de amistades, que muchas veces se complica aún mas porque los grupos ya están formados.
"También es adaptarse a nuevas normas ya que no todos los colegios mantienen las mismas costumbres -continúa- y todas estas situaciones hacen que todo niño/adolescente necesite de un periodo de adaptación", el cual si es concensuado y aceptado es mas fácil el proceso, porque la motivación va a ayudar a que esto "fluya y sea mas rápido y fácil".
Si esto no sucediera puede llegar a convertirse en un inconveniente que si no se resuelve puede generar dificultades en la adaptación forzando a un nuevo cambio de colegio.
La manera en cómo se relacione, dónde se coloque y cómo interactúe con los otros se reflejará en sus relaciones futuras. "Puede ocurrir que luego de un cambio de colegio le cueste volver a entablar amistades justamente por el miedo de volver a perderlos. En estos casos como padres hay que ayudarlos a continuar en lo posible con las viajas amistades o incentivarlos en generar nuevos vínculos por ejemplo, invitándolos a las casas o generando salidas", concluyó.
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sábado, 26 de febrero de 2011
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