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domingo, 4 de diciembre de 2011

Las perspectivas para Durban son muy modestas, con esperanza casi nula de alcanzar un acuerdo a gran escala.

Cuando resta una semana para que terminen las discusiones de la decimoséptima Conferencia de las Partes (COP17) de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) que se realiza en Durban, Sudáfrica, no hay muchas esperanzas de que los 194 países que participan acuerden la extensión del protocolo de Kioto, que procura la reducción de las temperaturas del planeta.

Imagen facilitada por Greenpeace de la manifestación en la miles de personas han desfilado frente a la sede de la XVII Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático de Durban, en Sudáfrica, para exigir a los líderes de las negociaciones acciones más decididas contra el cambio climático, ayer.
Las expectativas de la secretaria ejecutiva de la Convención, Christiana Figueres, están puestas en las reuniones de alto nivel que inician este martes 6 de diciembre.
Naciones Unidas ha informado que doce jefes de Estado o de Gobierno y unos 130 ministros han confirmado su participación.
Entre los mayores escollos para el éxito de la cumbre mundial que se inició el 28 de noviembre, están la negativa de Japón, Canadá y Rusia a un segundo periodo de Kioto -que expira a finales de 2012- , si Estados Unidos, China e India no se comprometen a su cumplimiento como países grandes emisores. De los países industrializados, solo los de la Unión Europea se han comprometido con su continuidad.

Alejo Etchart, economista miembro de la organización internacional Stakeholder Forum for a Sustainable Future, ha comentado en torno a Durban que las perspectivas no son halagu¨enas.
“Las preocupaciones globales están más centradas en la crisis económica de Occidente que en acuerdos sobre quién (y cómo) debe cubrir los enormes costes que conlleva detener las causas y combatir las consecuencias del cambio climático”, observa.
En su análisis reconoce que la reducción de emisiones o mitigación necesarias para mantener el incremento de temperatura por debajo de los 2ºC es cada vez más difícil.
Lo mismo ocurre con la financiación de las acciones necesarias para limitar los efectos negativos del cambio climático, lo que se conoce como adaptación.
Nuevos grandes emisores
Etchart plantea que un aspecto que obstaculiza el avance de las negociaciones es el hecho de que las nuevas potencias globales (Brasil, África del Sur, India y China - los países BASIC), no tengan obligaciones de reducir los gases de efecto invernadero (GEI) frente el Protocolo de Kioto, a pesar de que en 2008 incrementaron sus emisiones a un grado tal que superaron las de los países desarrollados.
A ese hecho contribuyó que algunos países ricos trasladaron sus emisiones a China a través del mercado de carbono.
“En este contexto, los países industrializados insisten en construir un nuevo acuerdo sobre emisiones de gases de efecto invernadero, más que en compensar por los errores del pasado.
Los países en desarrollo, por el contrario, quieren que el nuevo acuerdo sea igual que Kioto en cuanto a que no les comprometa a limitar sus emisiones de forma vinculante”, señala.
Respecto a la financiación de la adaptación y la mitigación, el segundo asunto crítico para el avance en Durban, refiere que los países desarrollados rechazan correr con la financiación de las acciones de mitigación y adaptación en los países en desarrollo en la proporción que les correspondería por sus emisiones históricas.
En la COP16 (Copenhague, 2011) se acordó un desembolso rápido de 30 mil millones de dólares hasta 2012, el que deberá incrementarse hasta los 100 mil millones anuales a partir de 2020). Etchart expone que parte de los aportes hasta la fecha no han sido recursos frescos, como se comprometieron entonces, sino reasignación de compromisos anteriores. A ello agrega los temores de que la crisis financiera en Occidente impida la continuidad de esas aportaciones.
Posición de Climacción
La entidad Climacción, con sede en el país, coincide en que la cumbre de Durban no luce esperanzadora en torno a alcanzar compromisos planetarios para la reducción de las emisiones de GEI.
“Una vez más el panorama no parece muy alentador. Son muchos los desafíos, ya que los países se enfrentan a situaciones que dificultan enormemente los procesos de negociación de acuerdos globales justos y equitativos y no permiten avanzar en la búsqueda de alternativas hacia la conservación de la vida sobre el planeta”, expone.
Entre esos obstáculos cita que grandes emisores, como China y Estados Unidos, obstaculizan la lucha contra el cambio climático: “Ambos países están tratando de renegociar la postergación de la finalización del Protocolo de Kioto, el único tratado legalmente vinculante que fija obligaciones a los países desarrollados para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero”.
Destaca, además, que Canadá, un país con altos índices de reducción de emisiones, se opone a la firma de un segundo periodo del Protocolo de Kioto si no obliga también “a los principales países contaminantes que no están incluidos en el tratado, como Estados Unidos y China”.
Papel de países en desarrollo
Climaccion califica como preponderante el rol que deben desempeñar los países en desarrollo, como República Dominicana, en los esquemas de financiamiento, reclamando que los recursos para la lucha contra el cambio climático, que desde la COP16 reciben el nombre de Fondo Verde, sean independientes de la cooperación para el desarrollo y la pobreza.
Subraya que se pretende que los países desarrollados destinen nuevos recursos para apoyar a los países en desarrollo en sus intentos por incrementar sus capacidades de adaptación, conocimiento y tecnología para enfrentar el calentamiento acelerado del planeta.
ASPECTOS QUE PERMITIRÍAN AVANCES
Alejo Etchart, de Stakeholder Forum for a Sustainable Future, cita que otro obstáculo a los avances de Durban es la negativa de China y de Estados Unidos a una verificación internacional de sus reducciones de GEI, por considerarla una cesión de soberanía.
Ante la escasa posibilidad de una prolongación de Kioto, refiere que para avanzar en las metas de reducciones para el año 2020, las expectativas están puestas en la reducción de emisiones producidas por la degradación y deforestación (REDD+), que consiste en fomentar y preservar bosques que incrementen el secuestro de carbono; en el control de emisiones en la agricultura, en el seguimiento, elaboración de informes y verificación (MRV), y en la cooperación para transferencia de tecnología.
“En suma, las perspectivas para Durban son muy modestas, con esperanza casi nula de alcanzar un acuerdo a gran escala.
Todo apunta a que en vez de un tratado que obligue por igual a todas las partes, se volverán a presentar compromisos voluntarios con verificaciones nacionales”, plantea.
Y concluye que “el mayor progreso que se puede esperar de Durban es que las negociaciones medioambientales multilaterales recuperen credibilidad para lograr un acuerdo efectivo de reducción, mitigación y financiación, teniendo en cuenta no sólo la ‘deuda climática’, sino también los estatus nacionales actuales, de forma que el propio régimen de mitigación genere recursos para la adaptación en los países más desfavorecidos”.
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