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El cambio climático ha vuelto a ser el centro de atención durante la convención de la ONU que ha tenido lugar a lo largo de la pasada semana en Bangkok.
Sin embargo, la ronda de conversaciones para avanzar hacia un pacto global de reducción de emisiones no ha resuelto las discrepancias entre los distintos países.
Cerca de 190 delegaciones de los países en desarrollo y de los más industrializados se han dado cita en Bangkok en una serie de conversaciones informales que servían de marco preparatorio para la próxima cumbre de la ONU que tendrá lugar en Doha, Catar, a finales de este año, entre el 26 de noviembre y el 7 de diciembre.
De esta forma, la cumbre perseguía lograr un acuerdo sobre la reducción de emisiones que los países en desarrollo ligan a garantías de financiación con la que afrontar los riesgos del calentamiento global, además de acercar posiciones sobre la extensión del Protocolo de Kyoto, que expira a finales de año, y su sustitución en 2015 por un nuevo acuerdo global sobre la reducción de gases de efecto invernadero que debe entrar en vigor en 2020.
Sin embargo, las diferencias entre los distintos países se han vuelto a poner de relieve en cuanto a nuevas cuotas de reducción de emisiones, lo que ya en mayo llevó al fracaso de la anterior ronda de negociaciones en Bonn, Alemania.
Incluso algunos de los países más industrializados no han aclarado aún si suscribirán la extensión de Kyoto. Asimismo, tampoco se han conseguido garantías de que las naciones con menos recursos recibirán ayuda económica para afrontar los riesgos del calentamiento global.
Actualmente la UE mantiene una cota de disminución del 20 % por debajo de los niveles de emisiones de 1990 En este contexto, la ONU realizó un intento de reconducir las negociaciones sobre el cambio climático, con lo que obtuvo en el último día un ligero acercamiento de posturas entre los países.
La secretaria ejecutiva de la Convención, Christiana Figueres, destacó el acuerdo para elaborar documentos de trabajo que guíen las negociaciones políticas sobre la extensión del Protocolo de Kyoto.
"El esfuerzo en Bangkok ha merecido la pena.
Los negociadores de los gobiernos avanzaron en cuestiones clave más de lo que muchos esperaban y levantaron las perspectivas sobre el éxito del próximo paso en Doha", afirmó.
El jefe de la delegación negociadora europea reiteró la intención de la UE de firmar la extensión del Protocolo de Kyoto, pero advirtió de que Bruselas mantendrá el objetivo de reducir en un 20 % las emisiones, a pesar de las presiones de países en desarrollo y de organizaciones no gubernamentales para que aumente esta cuota.
Sin embargo, los países en desarrollo y las organizaciones no gubernamentales comprometidas con el medio ambiente, recriminaron a Bruselas su "poca ambición" para reducir las emisiones y criticaron además a Australia y Nueva Zelanda, que aún no han decidido si se adherirán al nuevo Kyoto.
Otros, como Canadá, Rusia y Japón anunciaron el año pasado su desvinculación de los nuevos compromisos vinculados a la extensión del llamado Kyoto 2.
Al igual que Estados Unidos y China, principales emisores, que no suscribieron el primer protocolo de Kyoto de 1997, y dijeron que no asumirán ningún límite legal a sus emisiones hasta 2020.
Continúan los problemas
Los escasos avances en aspectos claves siguen pendientes de una solución, lo que ha desencadenado diversas reacciones, como las declaraciones realizacas por la coordinadora del Movimiento Pacífico de la Deuda y el Desarrollo del Sur-Asia Pacífico, Lidy Nacpil, quien sostuvo que naciones ricas de la Unión Europea y Estados Unidos aún no se han comprometido en cuanto al futuro financiamiento de la lucha contra el calentamiento global, "negándose a asumir su responsabilidad".
Por otra parte, en la capital tailandesa la Unión Europea, de acuerdo con afirmaciones de su negociador, Arthur Runge-Metzger, prácticamente descartó cualquier posibilidad de ampliar sus objetivos de reducción de emisiones de CO2.
Otra de las cuestiones capitales en las negociaciones sobre el cambio climático es la exigencia, de los países en desarrollo a las naciones ricas, de ampliar la financiación de proyectos de lucha contra el calentamiento global en los países más vulnerables.
Reclamando que se les garanticen fondos una vez los países más ricos dejen de aportar los 10.000 millones de dólares vinculados al protocolo de Kyoto que expira este 2012.
Estos países, la mayoría africanos y estados insulares del Pacífico, temen que no se llegue a ningún acuerdo que cubra sus necesidades hasta 2020, año a partir del cual los países más desarrollados se han comprometido a aportar 100.000 millones de dólares anuales.
España se muestra escéptica
Por su parte, España cree complicado alcanzar un acuerdo ambicioso de recorte de gases.
"El 30 % está en las conclusiones del Consejo, es un compromiso que sigue en la mesa.
Lo complicado será que se cumplan las condiciones, es decir, que otros países asuman objetivos comparables", dijo la jefa de la delegación de la oficina de cambio climático del ministerio español de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
Fornells indicó que las reuniones informales de Bangkok son de carácter técnico, y aunque confirmó que se ha avanzado "bastante" en el texto del segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto, aseguró que "las cosas se pondrán mas tensas en Doha”.
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