Por Kofi Annan
Cuando Nelson Mandela formó The Elders para promover la paz y los derechos humanos en todo el mundo, nos desafió a ser atrevidos y a darles voz a aquellos que no la tienen. Ningún otro tema precisa más de estas cualidades que nuestro fracaso colectivo al afrontar el cambio climático.
El cambio climático es el mayor desafío de nuestro tiempo.
En la actualidad, amenaza el bienestar de cientos de millones de personas y en el futuro también pondrá en peligro el de muchos miles de millones más. Merma los derechos humanos a la alimentación, al agua, a la salud y al refugio —causas por las que hemos luchado a lo largo de nuestras vidas-.
En la actualidad, amenaza el bienestar de cientos de millones de personas y en el futuro también pondrá en peligro el de muchos miles de millones más. Merma los derechos humanos a la alimentación, al agua, a la salud y al refugio —causas por las que hemos luchado a lo largo de nuestras vidas-.
Ninguna persona y ningún país se escaparán de su impacto.
No obstante, son aquellos que no tienen voz —porque ya se encuentran marginados o todavía no han nacido— quienes se encontrarán en mayor riesgo. Tenemos el deber moral apremiante de hablar en nombre de ellos.
No obstante, son aquellos que no tienen voz —porque ya se encuentran marginados o todavía no han nacido— quienes se encontrarán en mayor riesgo. Tenemos el deber moral apremiante de hablar en nombre de ellos.
Dado el convincente peso de las pruebas, puede que sea difícil comprender por qué es que seguimos dándole largas a la acción coordinada que se necesita para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El informe más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático establece claramente que el calentamiento del clima es “claro” y que es muy probable que la causa sea el comportamiento humano.
Y cada año que dejamos de tomar medidas nos estamos acercando más al punto de inflexión, en el que los científicos temen que el cambio climático puede llegar a ser irreversible. Estamos corriendo un riesgo terrible con el futuro del planeta y con la vida misma.
Sabemos lo que se necesita para evitar esta catástrofe. Los incrementos en la temperatura del planeta se deben limitar a menos de 2 grados Celsius por encima de los niveles pre-industriales. Esto significa dejar de depender de los combustibles fósiles y acelerar la difusión y el despliegue de energías renovables; por ejemplo, fijando un precio acordado internacionalmente para el carbono. La ruta hacia adelante debe poder cumplir con la agenda para un nuevo convenio robusto, universal y legalmente vinculante sobre el cambio climático el próximo año, de acuerdo al cual todos los países se comprometen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
2014 es un año decisivo.
El secretario general de la ONU ha convocado a una Cumbre sobre el Cambio Climático a realizarse en Nueva York en el mes de septiembre. Es imperativo que gobiernos y líderes corporativos asistan a esta cumbre con acciones ambiciosas en cuanto al clima para que podamos tener posibilidades de llegar a un acuerdo en 2015 que sea acorde con el desafío.
El secretario general de la ONU ha convocado a una Cumbre sobre el Cambio Climático a realizarse en Nueva York en el mes de septiembre. Es imperativo que gobiernos y líderes corporativos asistan a esta cumbre con acciones ambiciosas en cuanto al clima para que podamos tener posibilidades de llegar a un acuerdo en 2015 que sea acorde con el desafío.
Muchos de The Elders han llevado la carga de gobiernos. No cometemos el error de creer que afrontar el cambio climático es fácil. Sin embargo, sabemos que hay veces en que, independientemente de lo difícil que sea el panorama inmediato, los líderes deben mostrar valor y audacia. Este es uno de esos momentos. Nuestra experiencia también nos ha enseñado que si los líderes toman las decisiones correctas por los motivos correctos, sus electores los apoyarán.
Al mirar más allá —y restarle importancia a las limitaciones impuestas por intereses personales y consideraciones políticas a corto plazo— también pueden inspirar esperanza, recuperar la confianza y movilizar la acción a todo nivel de la sociedad.
Las soluciones al cambio climático no provienen simplemente de centros de investigación y laboratorios, sino también a través de la innovación que demuestran los más afectados. Muchas comunidades y empresas, gobiernos locales y nacionales, incluyendo en países en vías de desarrollo, ya nos están mostrando la ruta hacia un mundo con un nivel neutral de carbono. Ahora, hay que ampliar estos esfuerzos.
La justicia climática también exige que aquellos países ricos que más han contribuido a la acumulación de gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera —y han cosechado los beneficios— ayuden a las naciones más pobres a adaptarse al cambio climático que ya está ocurriendo.
Hemos llegado a una encrucijada. En una dirección, nuestros nietos y sus hijos recibirán un legado terrible. En la otra se encuentra la oportunidad de que nuestro mundo dé los primeros pasos hacia un futuro más justo y más sostenible. No queremos que las generaciones venideras digan que les hemos fallado.
En el curso de los próximos meses, The Elders harán un llamamiento para que gobiernos, empresas y ciudadanos asuman un liderazgo más atrevido para lograr un mundo con un nivel neutral de emisiones de carbono. Viejos o jóvenes, ricos o pobres, si ha habido una causa que nos debería unir a todos, esta debe ser el cambio climático.
* Kofi Annan es el presidente de The Elders (www.theElders.org) un grupo de líderes independientes reunidos por Nelson Mandela, que trabajan por la paz, la justicia y los derechos humanos en todo el mundo.
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