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jueves, 27 de febrero de 2014

Mali y Madagascar: Adaptarse al cambio climático extremo

Mali y Madagascar: Adaptarse al cambio climático extremo

Forest in the Kayes Region in Mali CC-NC-2.0
Bosque en la región de Kayes, Mali CC-NC-2.0
Mali y Madagascar enfrentaron muchos desafíos similares en los últimos cinco años: agitación política interrumpida por golpes de estado que removieron a sus presidentes electos antes del fin de sus períodos. Como consecuencia, ambas economías tuvieron profundas caídas de sus PBI. Hoy, Madagascar y Mali están tratando de reconstruir sus sistemas políticos con sus nuevos presidentes electos. 
Menos conocido es el desafío que enfrentan ambos países en su lucha contra el cambio climático extremo. Los países más débiles son generalmente los más vulnerables ante el clima extremo y esta afirmación es más que evidente en la reciente evolución del ecosistema en Madagascar y Mali.
Un impacto indiscutible
En el norte de Mali, el bosque está dejando paso lentamente al desierto del Sahara. La región de Kayes es sintomática de la progresión al parecer imparable del desierto en una región que antes solía tener bosques frondosos y ahora tiene grandes zonas de arena y piedras.
Adrien de Chaisemartin y sus colegas de McKinsey en Johannesburgo presentaron un informe sobre el impacto del cambio climático en la región de Mali [en]:
En su mayor parte, Mali es un país árido donde se suceden frecuentes períodos de sequía. Las temperaturas en aumento y la menor caída de agua revelan un cambio en las zonas climáticas a medida que el desierto avanza hacia el sur sobre tierras antes productivas. En esa región, los agricultores, que dependen de los cultivos y el ganado, enfrentan difíciles períodos de sequía y tienen pocas opciones para superarlos. Muchos se mudan a las ciudades y otros al sur, que es menos árido.


El cambio climático de la zona —el efecto combinado del aumento de las temperaturas promedio y la menor cantidad de lluvia promedio— desplazó hacia el sur las zonas de agricultura ecológica del país en los últimos cincuenta años. La reducción de la caída de agua promedio es de 200 milímetros y el aumento de temperatura promedio es de 0,5°C en el mismo período. [..] Un escenario pesimista de grandes cambios podría significar pérdidas de alrededor de 300 millones al año (un 15 por ciento de la valuación de la agricultura y el ganado); un escenario optimista, por otro lado, pérdidas de 120 millones al año (un 6 por ciento).
En Madagascar, el impacto del cambio climático fue más dramático todavía. Después de dos ciclones consecutivos (Giovanna en el 2012 y Haruna en el 2013) que tocaron tierra en la isla y desplazaron por lo menos a 100.000 personas, la región sur sufrió una invasión de langostas. Emmanuel Perrin en maxisciences [fr] explica la relación entre ambos hechos:
Le cyclone Haruna a touché l’île de Madagascar. Or, son passage a créé les conditions d'humidité favorables à la prolifération de criquets migrateurs. Les autorités n’ont pas réagi à temps et, aujourd’hui, leur population atteint 500 milliards d’individus, estime une récente mission de comptage.
El ciclón Haruna golpeó la isla de Madagascar y creó las condiciones de humedad que favorecieron la proliferación de langostas. Las autoridades no reaccionaron a tiempo y se estima que en este momento la población de langostas podría llegar a los 500.000 millones.
Locust invasion in down town Fianaratsoa, Madagascar
Invasión de langostas en el centro de Fianaratsoa, Madagascar
El Programa Mundial de Alimentos asegura que la producción de arroz se verá afectada en un 60 por ciento por la invasión de langostas. El impacto del ciclón Haruna fue dramático para los agricultores del sur, donde se inundaron 6.351 hectáreas de tierras cultivables. En este vídeo sin editar del usuario ongbelavenir de YouTube, se puede apreciar la inundación:

Cómo adaptarse
¿Y qué puede hacer la población local para resistir el impacto del clima en su forma de vida? Aquí, algunas ideas de Michael Kleine [en] y sus colegas científicos e investigadores de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO, por sus siglas en inglés):
Nuevas formas de gobernanza deben promover la participación eficaz de los interesados directos y de la comunidad en general, las decisiones transparentes y responsables, y la distribución equitativa de los beneficios. Además se deben coordinar las estrategias para adaptar los bosques al cambio climático, junto con las de los otros sectores e integrarlas en programas y estrategias de desarrollo nacionales y regionales.
En el campo, las nuevas estrategias dependen del contexto local y del tipo de actividades que se hagan en la región. Por ejemplo, la merma en la producción de cultivos puede contrarrestarse con las siguientes medidas: incrementar la diversificación de cultivos y sembrar variedades de granos de maduración temprana como la variedad NERICA de arroz. 
El Dr. Balgis Osman Elasha pone énfasis en la importancia de comprender el contexto local y ganar la aceptación de los líderes comunales [en] para implementar las nuevas medidas:
Las mismas estrategias podrían tener resultados opuestos en sectores diferentes o en diferentes actividades del mismo sector. Por ejemplo, eliminar los subsidios en los insumos produce un impacto positivo en la agricultura tradicional de riego por lluvias (mínimo uso de insumos) y un impacto negativo en la agricultura irrigada de forma mecánica (uso intensivo de insumos) [..] Los líderes comunales son clave en este proceso de adoptar estrategias; ellos tienen la riqueza del conocimiento de los nativos en cuanto al uso sensato y la conservación de los recursos naturales, y además, las costumbres y las órdenes que ellos imparten son consideradas sagradas por la comunidad local. 

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