Ecología y cambio climático
Tacloban, en Filipinas, un mes después del paso del tifón. / D. Banyuls
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La degradación del medio ambiente, el sistema de soporte vital de la humanidad, encuentra hoy en día su expresión global más dramática en el cambio climático.
En el Fórum de Apologética del próximo mes de mayo tendrá lugar, entre otros, el Seminario/taller: ecología y cambio climático.
Ante los problemas medioambientales del planeta y el cambio climático actual hay varias posturas:
“Es todo política. No tiene nada que ver con la fe”.
“Cuidar la creación no es nuestra prioridad. El evangelio trata de salvar las almas, no las focas”.
“Me alegro que alguien se esté preocupando de estas cosas. Pero hay cosas más importantes”.
“¿No nos dijo Dios que llenemos la tierra y la sometamos, que tengamos dominio sobre ella? ¿No es la tierra y sus criaturas algo para nuestro disfrute?”
“¿No deberíamos ayudar a los pobres, en vez de preocuparnos por los animales?”
“Es un problema tan grande que me sobrepasa. ¿Qué puedo hacer yo?”
“La culpa la tiene el cristianismo, que se inspira en la Biblia”.
“¿No estaría el planeta mejor sin gente?”
“El mundo va a ser destruido finalmente: ¿para qué luchar para reducir la contaminación y la destrucción del planeta?” “El cuidado de la creación de Dios es fundamental para el Dios de la Biblia y para sus propósitos para el hombre”.
En los últimos años se han oído varias de estas opiniones. La comunidad evangélica en España necesita dar respuestas a los grandes dilemas y las grandes preguntas que el hombre de hoy está haciendo. Pero desgraciadamente el tema, como otros, sigue siendo de menor interés. La inclusión de este tema en las conferencias evangélicas en los últimos años es evidente, pero no está teniendo aún una repercusión en la vida práctica y en el testimonio de las iglesias. Sigue siendo un temapendiente.
UN PLANETA ENFERMO
Uno de los temas más mediáticos y discutidos en nuestra sociedad hoy en día es la degradación ecológica del planeta. El vertido de petróleo en el Golfo de Méjico en abril del 2010 por la explosión de la plataforma ‘Deepwater Horizon’, la polémica reciente con el ‘fracking’ (una nueva técnica para forzar la extracción de gas natural), y el proyecto del oleoducto ‘Keystone’ para transportar enormes cantidades de aceite de pizarra canadiense son ejemplos de la búsqueda desesperada para asegurar los recursos que la sociedad actual considera imprescindibles para mantener su nivel de vida.
Esta degradación del medio ambiente, el sistema de soporte vital de la humanidad, encuentra hoy en día su expresión global más dramático en el cambio climático. Casi no hay día que no aparezca en los medios la frase ‘cambio climático’. Los fenómenos atmosféricos como los tornados, los huracanes/tifones/ciclones, y las ‘ciclogénesis explosivas’ tienen, según los periodistas, su origen en el cambio climático. Este último fenómeno atmosférico, es sencillamente una borrasca profunda.
Este año, el movimiento hacia el sur de la corriente del ‘jet’ en la alta tropósfera trae una secuencia de borrascas a la península, además de un periodo de aire muy frío, nieve y lluvias sin precedentes en Norte América, contrastando con la peor sequía en muchos años en el suroeste del sub continente. Cada año hay eventos atmosféricos fuera de lo ‘normal’ en el mundo. La intensidad del tifón reciente Haiyan en Filipinas es muestra de ello. Siempre ha habido tifones en Filipinas: pero no de esta intensidad. El problema empeora dada la concentración enorme de una población con recursos limitados en estas zonas de las costas.
Mientras que es posible que los cambios y las alteraciones en la posición de las corrientes jet se deben al calentamiento del planeta, y muy posible que la frecuencia e intensidad de estos fenómenos esté en aumento como consecuencia directa, lo cierto es que los daños significativos en las infraestructuras de las costas del noroeste de Europa, incluyendo la costa norte de la península ibérica, han enfocado la atención del público sobre este tema.
¿CUÁLES SON LAS CAUSAS?
El predominante consenso científico ya da por hecho que las causas del cambio climático son el resultado de la acción del hombre. La población mundial ya ha pasado los 7.145 millones y sigue creciendo (con un posible techo en 2050 de casi 11 mil millones), y cada cual busca los recursos para mejorar su nivel de vida. La presión sobre los recursos necesarios para alimentar esta población y proveerla de los productos manufacturados pone una cada vez mayor presión sobre los recursos naturales, los suelos, los minerales y las energías no renovables, que empiezan a escasear.
Esto crea desequilibrios ecológicos, como las sequías, la contaminación y la alteración de los recursos hídricos y el aire que respiramos, especialmente en los países más desarrollados y los emergentes.
Según el consenso científico la emisión de los gases invernaderos a la atmósfera por la quema de combustibles fósiles, como el carbón, el gas y el petróleo, la degradación de la vegetación por los cultivos y por la deforestación, y la emisión de metano por animales y el que está atrapado en la tundra son la causa principal del calentamiento tan acelerado del planeta.
Este calentamiento crea una mayor inestabilidad en el clima de los países, más eventos extremos, una subida sin precedentes del nivel del mar, con sus consecuentes efectos sobre millones de personas, sobre todo en el mundo menos desarrollado que vive a pocos metros de la costa, como en Bangladesh, y el incremento en las sequías e inundaciones.
Un mundo más poblado, pero con poblaciones inestables y frágiles que dependen cada día menos en su alimentación de sus propios cultivos para subsistir y más de un sistema internacional de comercio al que son ajenos como productores.
LA REACCIÓN
La reacción de los países desarrollados, los principales causantes de estos desequilibrios, a los avisos de los científicos, ha sido mayormente de negarlo o ignorarlo. Hay muchos intereses propios en juego, especialmente en la industria energética, y los avisos de los científicos, patentes en las conferencias internacionales que abordan este tema, no han hecho mella en los lugares del poder.
Pero es importante decir que el cambio climático no es el problema más grave. Si desapareciera mañana, quedarían los graves problemas medioambientales que persisten y crecen.
Un hipotético observador de otro planeta rápidamente, al ver todo esto, diría que el planeta está abocado al suicidio.
¿Es este panorama apocalíptico ajustado a la realidad?
¿Quién tiene razón, los científicos del IPCC o los escépticos?
¿Si es verdad, cual debería ser la posición del creyente, ante las injusticias evidentes y el expolio de los recursos naturales del planeta?
¿La tierra es nuestra o es de Dios?
¿Qué dice la Biblia sobre el final de los tiempos, y cómo esto repercute en nuestra actitud ante la tierra? ¿Qué dice la Biblia sobre la responsabilidad del hombre con la Creación? ¿Es cierto que el cristianismo tiene mucha culpa de esta situación, como dicen algunos historiadores? ¿Hay algo que podemos, o debemos hacer? ¿Cómo debemos vivir?
En el seminario/taller del Fórum se comenzará con una radiografía inicial del estado del planeta y de la península ibérica, para luego seguir con una reflexión sobre las conclusiones que salieron del III Congreso de Lausanne para la Evangelización Mundial en Ciudad del Cabo en 2010. Allí, en la declaración de fe y la llamada a la acción práctica, se abordó por primera vez, de una forma clara y explícita, el tema de la relación del hombre con el medio ambiente, su impacto negativo en la maravillosa creación de Dios, incluyendo el cambio climático como ejemplo de la magnitud de este impacto, y la responsabilidad del hombre y de las iglesias en la gestión medioambiental de una forma sostenible.
Después de dar ejemplos específicos de lo que iglesias y organizaciones evangélicas están haciendo en el mundo, como la organización A Rocha, en la segunda parte se hará un análisis de los textos bíblicos en grupos pequeños, para intentar, finalmente, llegar a redactar unas conclusiones que reflejen las respuestas a estos temas que la Biblia ofrece al hombre de hoy.
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