Redes sociales, ¿cambio de herramienta o herramienta de cambio?
SARA SERRANO
Según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) de 2013, más del 71% de la población ha utilizado Internet en los últimos tres meses y el 53,8% de la población se conecta a diario. Además, 7 de cada 10 internautas utiliza dispositivos móviles (tablets, smartphones...) para conectarse, lo que implica la posibilidad de un acceso permanente a la red.
En lo que respecta al uso de redes sociales, según datos de Comscore de 2012, Facebook tenía más de 17 millones de usuarios únicos en el Estado Español y Twitter más de 5.6 millones.
Las Redes Sociales se han convertido por tanto en una herramienta comunicacional de masas y la pregunta que tenemos que hacernos desde la izquierda es cómo se pueden utilizar en un sentido emancipatorio, es decir, si las redes sociales pueden ser funcionales a la transformación social.
La respuesta de Podemos
Podemos supone el último ejemplo de uso de las redes sociales para la transformación política en nuestro país. De hecho, las redes sociales han sido condición de posibilidad para la articulación de Podemos como herramienta de cambio.
En primer lugar, las redes sociales posibilitaron la articulación de los espacios de participación popular: los círculos. En la mayoría de los casos, se creaba la página de Facebook de los círculos antes de que hubiese producido una reunión de sus participantes o de que se hubiese notificado a la comisión de extensión su creación. Los tiempos acelerados de internet se adelantaban a la lentitud de los procesos administrativos y a la dificultad de concertar encuentros, de conciliar activismo y trabajo. De este modo, las redes sociales actuaron de plataforma de lanzamiento de los espacios de participación presencial.
En segundo lugar, el éxito de la campaña electoral hubiese sido impensable sin la acción en redes sociales. Éstas sirvieron para reducir el gap de conocimiento existente entre Pablo Iglesias y Podemos, salvando el bloqueo mediático, y para convocar a la gente a los actos de presentación de Podemos. Así, las redes sociales actuaron de cadena de transmisión para revertir la visibilidad de Pablo Iglesias en un mayor conocimiento de Podemos, más allá de los espacios tradicionales de la izquierda.
En tercer lugar, las redes sociales y las herramientas de participación online pueden ser de utilidad para profundizar en la democracia interna de Podemos. Por un lado, son un medio para preguntar periódicamente a la gente cómo quieren construir Podemos (programa colaborativo, Asamblea Ciudadana...) y quién quieren que les represente (primarias, elección de equipos de trabajo...). Por otro, son un mecanismo de rendición de cuentas tanto en el plano financiero (liberados, ingresos, gastos...), como en el quehacer político (rueda de masas). De este modo, podríamos aspirar a que "el que pregunta" y "el que responde" dejasen de ser categorías disjuntas, a repartir el poder y, por tanto, a democratizar la organización.
Por último, las redes sociales han sido cruciales para financiar las necesidades materiales de Podemos a través de las campañas de crowdfunding.
Con más de 725 000 "me gusta" en Facebook y superando los 331 000 seguidores en Twitter, Podemos se ha convertido en una de las organizaciones políticas más influyente de Europa en redes sociales. Las claves que explican su éxito pueden resumirse en cuatro: El uso, a diferencia de los partidos tradicionales/1, de las redes sociales como un espacio de encuentro y no de comunicación unidireccional; el alto nivel de "implicación virtual" de los seguidores (compartiendo contenidos, siguiendo campañas, dando a conocer el proyecto entre sus amigos...) que se articula como respuesta al bloqueo político y mediático y a la existencia de un "enemigo" nombrado — la casta — al que combatir; la retroalimentación entre las redes y las calles haciéndose eco de las movilizaciones y luchas por un lado, y articulando los círculos por otro; y la acción coordinada del equipo de redes con más de 500 cuentas de círculos para desarrollar un discurso coherente y contenidos virales.
Respuestas con trampa
Las redes sociales han sido presentadas como un espacio privilegiado para el surgimiento de la revolución de nuestro tiempo ("la revolución será twitteada", papel de las redes sociales en el 15M o las revoluciones árabes...), donde operan los valores de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Se han entendido como un espacio democrático y democratizador en sí mismo, libre de fricciones y propicio para el entendimiento entre iguales y la transformación social.
Sin embargo, las redes sociales no son igualitarias: las redes reproducen las relaciones de poder de el mundo real. El poderoso sigue siéndolo dentro de ellas (empresas, grandes medios de comunicación, personajes públicos...) comprando cuotas de alcance y valiéndose de técnicas de marketing, y para el marginado se perpetúa su condición marginal (el pobre, el excluido, el que no tiene tiempo, el analfabeto tecnológico, el anciano, la mujer pluriempleada...).
Tampoco es un espacio libre, quizás en un sentido neoliberal sí pero desde luego no en un sentido emancipatorio: Se censuran contenidos y usuarios en Twitter y Facebook (fotos de desnudos femeninos, portada de El Jueves con Merkel y Rajoy...) y el Gobierno criminaliza a los twitteros cercenando la libertad de expresión (caza de brujas tras el asesinato de Isabel Carrasco, Operación Araña, condena de Alba Gónzalez a un año de cárcel).
Y desde luego las redes sociales no son un espacio propicio para la fraternidad: los amigos de Facebook no son más que una socialización de baja intensidad y la cooperación disminuída expresada a través de "me gusta" o contenidos compartidos lo único que revelan es una sociedad fragmentada.
Las redes sociales, lejos de encarnar los valores de la Revolución Francesa, reproducen, como no podía ser de otra forma/2, la ideología neoliberal.
César Rendueles en su libro Sociofobia, y Pascual Serrano en La comunicación jibarizada, advierten de las trampas en las que podemos incurrir al dar respuesta a la pregunta que planteábamos:
1. El ciberfetichismo: "El determinismo tecnológico contemporáneo considera la tecnología como una fuente automática de transformaciones sociales liberadoras. De esta forma, las relaciones virtuales no estarían sentando las bases materiales para una reorganización social más justa y próspera, sino produciendo de hecho estas transformaciones sociales." Recientemente conocíamos un ejemplo de cómo el creer en el poder democrático y democratizador intrínseco de las redes sociales conlleva a un vaciamiento ideológico. Es el caso del Piraten Partei de Berlín, que confeccionaba una base de datos con una lista de enemigos políticos conformada por antifascistas, feministas, izquierdistas, periodistas independientes, miembros de Die Linke o del ala izquierda de su partido.
2. La jibarización del discurso: "El formato jibarizado de las redes sociales sintoniza más con un ideario que no pretenda cambiar las estructuras de poder vigentes, que fomente el acomodo de los ciudadanos al modelo dominante. En cambio, un ideario que pretenda desarrollar el análisis inductivo, el pensamiento crítico, requiere de una información y un pensamiento más elaborado, más profundo y argumentado." Las redes sociales no son por tanto un territorio neutral, hay que dar la batalla en ellas pero sin olvidar que reproducen la ideología dominante.
Conclusiones
Tenemos que utilizar las redes sociales para reforzar las redes físicas, sin perder de vista que no son ni espacios neutrales, ni tienen un poder democratizador intrínseco.
Debemos tener presente que las redes sociales sirven para informar, no para formar, para conformar espacios de organización, no para transformar.
Hoy, lo verdaderamente transgresor/innovador no es conformarse con la sociabilidad de baja intensidad que nos proporciona el mercado a través de las redes sociales, sino utilizarlas para recuperar los espacios de participación que nos han expropiado: las plazas, las calles, los centros sociales y los lugares de trabajo, para compartir marchas, luchas y debates. Para recuperar los cuerpos en tiempos de máquinas.
26/08/2014
Sara Serrano participa en el equipo de redes sociales de Podemos
Notas
1/ Durante la campaña electoral la cuenta de twitter de Elena Valenciano se limitó a subir fotos, mientras que la de Arias Cañete, creada justo antes de la campaña y pagando publicidad para inflar el número de seguidores, publicaba 2 o 3 tweets al día. Desde el día de las elecciones no han vuelto a lanzar ningún mensaje político.
2/ Entre los accionistas de Facebook se encuentran Goldman Sachs, un alto cargo de la administración Clinton, una directiva del Banco Mundial, el director de Netflix o el cofundador de PayPal, mientras que la mayoría de los accionistas de Twitter proceden de firmas de capital de alto riesgo como Spark Capital, Union Square Ventores, Kleiner Perkins, Benchmark Capital, Institutional Venture Partners o DST Group, además el principe saudí Alwaleed bin Talal adquirió en 2011 una participación de 300 millones de dólares.
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