"Todo cambia, excepto el mismo cambio", lo dijo un filósofo griego. Si logramos aceptar emocionalmente que todo cambia en nuestra vida y que los cambios van a seguir sucediendo siempre, habremos alcanzado una etapa superior de desarrollo emocional.
Aun y cuando no lo digamos, la realidad es que quisiéramos que muchas cosas en nada cambiaran: que nuestros hijos fueran siempre niños, que no envejeciéramos, que conserváramos la misma calidad de vida. Hay personas que han aceptado los cambios de la vida como algo muy natural, pero la gran mayoría de las personas, abrigamos ideas irracionales, como la de resistirnos a los cambios. Desde el momento en que aceptemos que es imposible que las circunstancias no estén cambiando permanentemente, asumiremos una posición muy valiente ante la existencia y habremos adquirido una gran flexibilidad para actuar en la vida, lo que es indispensable para nuestro equilibrio y fortaleza emocional.
Cuando los cambios nos afecten, debemos luchar para obtener de ellos el mayor provecho o evitar el mayor daño, pero cuando nada podamos hacer, lo mejor es aceptar la sentencia del romano Publilio Siro, quien escribió: "Lo que no se puede modificar, sopórtalo tal como es". No hay remedio: nos guste o no, las cosas cambian, unas para mal y otras para bien; así lo expresó también el poeta romano Ovidio: "Todas las cosas cambian, y nosotros con ellas".
Otra de las herramientas enormemente poderosas para nuestro equilibrio emocional, consiste en abandonar la irracional idea de que lo cómodo y lo fácil contribuyen a nuestra felicidad. Nuestras metas valiosas requieren no solamente de un esfuerzo perseverante y tenaz, sino que además, debemos adoptar el hábito, la idea y la actitud de la autodisciplina como una de las herramientas más inteligentes y de poderosa fuerza para nuestra vida. Pocas cosas como la autodisciplina contribuyen más a nuestros éxitos y a nuestra felicidad. Parece increíble, pero la autodisciplina es un arma mortal contra una serie de defectos de nuestro carácter y contra una gran cantidad de conductas dañinas. La autodisciplina se puede constituir en uno de los más importantes aliados para todas las empresas de nuestra existencia: mentales, emocionales, espirituales, profesionales, de negocios o de salud física, pero la autodisciplina jamás es amiga de lo cómodo y de lo fácil.
En vez de estar esperando el golpe de suerte que lo decide todo (según los ingenuos), es mucho más inteligente trabajar cada día por estar contentos.
El contento interior es una alegría que nos puede acompañar en largos trechos del día. No se trata de la búsqueda por la cumbre del éxtasis, ni por los estallidos deslumbrantes de felicidad. No. Se trata más bien, de contentarnos con aquellas bellas oportunidades que cada día nos ofrece. Habrá días muy duros, pero habrá días también que los podremos aprovechar para nuestro beneficio o para beneficiar a otros, lo que nos dará una buena dosis de satisfacción. La persona contenta no busca la grandeza ni va a la caza de grandes acontecimientos, sino que sabe que las dosis pequeñas de alegría que cada oportunidad nos puede brindar, nos harán personas más satisfechas y contentas.
Veamos esta reflexión del filosofo francés Voltaire: "He decidido ser feliz porque, además, es bueno para la salud". ¿Podemos obtener una buena dosis de felicidad por el mero hecho de decidirnos a ser más felices? Seguramente no podremos ser inmensamente felices por el simple hecho de decidirlo, pero por supuesto, que la sola decisión de inclinarnos a ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío, así como a ver el lado luminoso de las cosas, es una inteligente decisión. ¡Sí podemos arrancarle a la vida, a nuestra vida, buenas dosis de felicidad si nos lo proponemos en serio!
El cambio es lo único constante a lo largo de la existencia de cada uno de nosotros. Todo cambio, aun para bien, significa un desajuste y exige un nuevo nivel de adaptación. Es muy común, que cambios muy buenos no podamos manejarlos adecuadamente. Y esto se debe a que toda adaptación a lo nuevo, aun siendo bueno, nos inquieta y exige nuevas actitudes y conductas.
Esta es la razón por la que un buen porcentaje de personas temen un nivel de desarrollo personal más elevado. ¡El miedo al éxito es una realidad! Y este miedo no es condenable, pues en un buen porcentaje de los casos, es un aviso de nuestro inconsciente de que nuestra situación actual está bien, y que ahí debemos quedarnos.
El gran escritor francés, Anatole France, nacido en 1844, escribió este acertado pensamiento: "Todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía, porque aquello que dejamos es una parte de nosotros mismos: debemos morir una vida para entrar en otra".
La realidad es que todas las cosas cambian y nosotros con ellas, aun y cuando no nos demos cuenta plenamente.
Para el trágico griego, Eurípides, "el cambio siempre es agradable". Por supuesto que esto no siempre es así, pero cuando el cambio nos arrastre, nada mejor que depurar nuestra alma: limpiarla, fortalecerla y elevarla en sus miras.
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martes, 25 de octubre de 2011
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