“Perú, país inmenso en superficie, población, recursos naturales y condiciones agro-ecológicas, no puede, no debe subordinar su futuro únicamente a la actividad minera. No somos una aldea ni un pueblucho, menos queremos ser un CAMPAMENTO MINERO ni esclavos de la minería”. A. Z. Lingán
Por Sociólogo: Avelino Zamora Lingán
Indigna oír argumentos de ministros, congresistas y otros personajes vinculados a los diferentes regímenes de turno, a algunos líderes políticos, economistas, empresarios, etc., decir que el Perú y Cajamarca en particular están condenados a vivir “eternamente” de la actividad minera. Pero doblemente indigno es escuchar al actual presidente, auto-denominado “NACIONALISTA”, decir que de la actividad minera, específicamente del Proyecto Conga, depende la GRAN TRANSFORMACIÓN Y EL ASISTENCIALISMO, HOY LLAMADO EUFENISTICAMENTE INCLUSIÓN SOCIAL. Sin duda tales argumentos sólo revelan dos cosas: ignorancia absoluta sobre la realidad peruana y cajamarquina, su gran biodiversidad y sus potencialidades y que detrás de tales argumentos se ocultan intereses económicos individuales o de grupo, además de prácticas de corrupción y aceitadas de mano a altos funcionarios públicos.
La región Cajamarca es la más indicada para plantear el tema de desarrollo rural alternativo a la minería en tanto que el 67 % de su población está asentada a lo largo y ancho de la zona rural de la región; por lo mismo, sus actividades principales, de las cuales se alimenta y alimenta a la zonas urbanas es la agricultura y la ganadería. Que interesadamente y bajo una visión sesgada y unilateral los regímenes de turno, especialmente el de Alan García, hayan declarado a la minería como “actividad de primera prioridad” en el Perú es otro asunto, pero en realidad la actividad minera no es ni será la base del desarrollo de Cajamarca y menos aún del Perú; peor aún en las condiciones delincuenciales y prepotentes bajo las que se otorgan las concesiones y las que operan la mayoría de las transnacionales.
Ciertamente, la afirmación de muchos científicos sociales, expertos en teorías del desarrollo, en el sentido que bajo las actuales condiciones del país, cuyas características estructurales son: predominio de un sistema social capitalista dependiente, nación en formación ( según Julio Cotler), actividad predominante extractiva primario exportadora (saqueo) de recursos naturales; estructuración de una clase social dominante enajenada, carente de conciencia nacional (José Carlos Mariategui); y, además, corrupta y entreguista. Con semejantes características, todo intento o esfuerzo de desarrollo sólo conduciría, tal como sostiene el sociólogo Gunder Frank, AL DESARROLLO, SÍ, PERO DEL SUBDESARROLLO. ¿Ejemplo? Región Cajamarca, 18 años de minería; pero ocupa el segundo lugar en pobreza, mientras que antes de 1993, ocupaba el cuarto, a nivel nacional. Esto demuestra que, efectivamente hay desarrollo pero del subdesarrollo, es decir, desarrollo de pobreza, corrupción, delincuencia, prostitución, contaminación, destrucción de la naturaleza, atropello de derechos y dignidades de los pueblos etc. No obstante, pese a estas condiciones estructurales, es necesario evaluar los factores determinantes del atraso rural y proponer algunas alternativas, que sí funcionarían siempre y cuando se reviertan tales condiciones. Para ello nos basamos en el texto “Desarrollo Agropecuario: De la Dependencia al Protagonismo del Agricultor” Editado por la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. En efecto, en el mencionado texto se sostiene lo siguiente, con lo cual concordamos en su mayor parte:
Partimos de la caracterización actual de la zona rural. En efecto, los grandes problemas de los pequeños agricultores son externos e internos: los externos: ausencia de políticas agrarias claras y estables, las políticas agrícolas son definidas en forma vertical y centralizada, sin mayor participación de los pobladores rurales; la tierra agrícola es insuficiente y de mala calidad, la mayor parte es al secano; los recursos de capital como maquinaria, insumos, créditos y animales de trabajo y producción son de acceso restringido para los pequeños agricultores; la asistencia técnica es insuficiente e ineficiente; los insumos industriales agropecuarios son caros y los precios de venta de los productos son bajos y la comercialización es inestable, lo que da una relación insumo/ producto desfavorable para el productor rural; la capacidad adquisitiva de la mayoría de los consumidores urbanos y rurales es bajo, lo cual limita el desarrollo de un mercado interno y reduce los precios de venta de la producción agropecuaria; las restricciones, los subsidios y los proteccionismos, impuestos por los países desarrollados dificultan las exportaciones y estimulan las importaciones de alimentos a precios subsidiados, perjudicando doblemente a los agricultores nacionales; las amortizaciones continuas por concepto de deuda externa (de la cual ya nadie habla) limitan la asignación de recursos a los agricultores nacionales. Los problemas internos: a) dado que no se ha ofrecido a los agricultores de la sierra, oportunidades de desarrollar su potencial humano y elevar su auto confianza y deseo de superación, generalmente ni siquiera están concientes de que ellos mismos podrían solucionar muchos de sus problemas productivos y económicos y que en su propia parcela están disponibles los recursos mínimos para iniciar su auto-desarrollo; b) los pequeños agricultores no están capacitados para identificar las causas internas (generalmente de difícil percepción, pero de fácil eliminación, que originan sus problemas al no conocerlas o al subestimar su importancia no se preocupan en eliminarlas o atenuarlas; más bien se dedican a identificar causas externas, a corregir consecuencias (de fácil percepción pero de difícil solución) y a buscar infructuosamente agentes también externos que les ayuden a solucionar sus problemas, es decir, “dejan de hacer lo que pueden, por intentar hacer lo que no pueden”; c) Los pequeños agricultores no están entrenados para administrar sus parcelas con eficiencia, utilizar plena y racionalmente los recursos más abundantes, ahorrando los más escasos; introducir correctamente tecnologías apropiadas y menos dependientes de insumos externos, aumentar rendimientos por superficie y producir excedentes; y d) Los pequeños agricultores tampoco están organizados para acceder a los insumos y otros factores productivos ni para comercializar sus excedentes en condiciones más favorables.
Ahora, después de haber descrito los grandes problemas de la pequeña agricultura, según la FAO, descripción que muy bien coincide con los problemas de la agricultura en Cajamarca y en toda la sierra peruana ¿cuáles son las alternativas? ¿La minería?, ¿los caramelos?, ¿actividades aisladas unas de otras?, ¿paternalismo?, ¿inclusión social?, ¿regalo de carretillas? ¿el modelo neoliberal? ¿”Planes de desarrollo” formulados en lujosos escritorios, entre café y cigarrillos, entre gallos y media noche o entre aceitadas de mano? ¿la destrucción de las fuentes de agua y los colchones acuíferos? DEFINITIVAMENTE NO. Sin duda, las alternativas a las actividades extractivistas, particularmente mineras, pasan en primer lugar por desterrar precisamente dichas prácticas asistencialistas que los sucesivos regímenes de turno han desarrollado en la zona rural; en segundo lugar, pasa por desterrar el mito que los gobernantes han construido y, que muy bien la han vendido a ciertos sectores de la población, respecto a que la minería es la “única fuente de desarrollo” del país y sin ésta “el Perú se va al abismo”; tercero, pasa por cambiar la Constitución y modelo económico neoliberal, que en realidad ha sido convertido en un modelo de LIBRE SAQUEO; también pasa por desterrar la gran corrupción, porque como se sabe se pierden varios miles de millones de dólares en actos de corruptela, los cuales muy bien podrían solucionar varios problemas de la agricultura y la ganadería.
Ahora, los problemas externos e internos de la agricultura y de los agricultores, demandan simplemente de voluntades políticas y de capacidades técnicas para ser revertidos favorablemente. En este sentido, se requieren de políticas agrarias claras y estables, que sean diseñadas con participación activa de los directamente afectados y de manera descentralizada; es imperioso intensificar programas de tecnificación orientados a mejorar la cantidad y calidad de la tierra agrícola; así como promover acceso a insumos, créditos y animales de trabajo y producción; esto va dar como resultado que la relación insumo/ producto sea beneficioso para el productor rural; al mismo tiempo es imprescindible mejorar la capacidad adquisitiva de la mayoría de los consumidores urbanos y rurales, de tal manera que permita el desarrollo de un mercado nacional y regional interno, entre otras medidas políticas y técnicas que favorables a un verdadero desarrollo de la agricultura nacional especialmente la serrana; pero fundamentalmente pasa por implementar intensos programas de capacitación técnica y social, que permitan el desarrollo de conocimiento técnico – científico en el pequeño agricultor. No obstante, la condición fundamental pasa por el cambio del modelo económico neoliberal, que en la actualidad constituye la piedra angular del atraso o abandono de la agricultura. Pues, bajo este modelo el país se da el lujo de gastar miles de millones en importación de alimentos, entre ellos: arroz, trigo, maíz amarillo, carne, papa, etc. Se estima que tal gasto oscila entre los 3 mil y 3 mil quinientos millones de dólares anuales. Además, considerar que tales productos importados tienen costos de producción muy bajos, debido a la alta mecanización agrícola, además reciben subsidios de parte de sus respectivos países, por lo tanto, los productos agrícolas peruanos, difícilmente pueden competir con ellos. Es más, el modelo económico neoliberal no sólo restringe el desarrollo de la agricultura, también limita el de otros rubros, como la industria textil. Entonces, hablar de “desarrollo” agropecuario en el contexto del neoliberalismo es simplemente engaño, pura teoría, buenos deseos, subjetivismo, etc. etc. pero no es realidad. Ahora, para los sucesivos gobiernos de turno, que generalmente son de derecha o vinculados a ella y a los grupos de poder económico, es mucho más cómodo, rentable y fácil, optar por la economía primario exportadora, es decir, por la entrega de nuestros recursos naturales a las transnacionales y sentarse a recaudar impuestos, puesto que así ha sido la lógica económica predominante desde la época de la colonia. En este contexto y desde esta perspectiva, el país lo único que tiene, en lugar de verdaderos estadistas, “gerentes mediocres”, malos administradores de la economía peruana, por no decir verdaderos “vende patria”, que sólo saben ir arrodillarse a la banca extrajera y suplicar para que “venga a invertir al Perú” y hacer creer al pueblo peruano que únicamente los extranjeros serán los que saquen al Perú del subdesarrollo y más aún únicamente con los recursos no renovables como la minería, cuando los verdaderos PROTAGOSNISTAS DE NUESTRO DESARROLLO TENEMOS QUE SER LOS PROPIOS PERUANOS.
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