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miércoles, 4 de julio de 2012

‘Infraestructura para el cambio climático’

La naturaleza ofrece alternativas para hacerle frente al desafío del cambio climático.
El cambio climático está avanzando, con temperaturas en aumento y precipitaciones cada vez más variables.

Por ejemplo, las recientes inundaciones en el centro y norte de Colombia contrastan con la sequía generalizada que en dos ocasiones ha afectado a la vecina cuenca del Amazonas en la última década.
Este incremento de la variabilidad del clima amenaza a la sociedad y la infraestructura. Sin embargo, la naturaleza ofrece una variedad de posibles alternativas para hacerle frente al desafío del cambio climático.
Sabemos que los bosques proporcionan beneficios a los ecosistemas, que van desde la captura de gases efecto invernadero para la provisión de agua limpia, hasta el suministro de importantes servicios para ayudar a manejar las inundaciones y la sequía extrema.
Los bosques actúan como esponjas que absorben el exceso de lluvia, almacenando temporalmente el agua, liberándola gradualmente a las zonas más bajas y conduciéndola de regreso a la atmósfera.
Este efecto ‘esponja es real y ha sido el sello distintivo de un buen manejo de la cuenca por décadas en algunas regiones.
No obstante, con la rápida expansión de las necesidades de infraestructura, la cubierta forestal se está reduciendo en áreas críticas, en las que la provisión de la zona de amortiguación forestal es necesaria para la mitigación de las inundaciones.
La nueva visión científica muestra que el mantenimiento de la cubierta forestal no es el único factor que determina qué tan bien los amortiguadores naturales actúan contra las inundaciones.
Igual de importante es el tipo de bosque y el lugar exacto donde está localizado.

Un ejemplo està en Panamà, donde los bosques son fundamentales para aprovisionar la zona del Canal por medio de un fuerte caudal de agua dulce, proveniente de las colinas circundantes.
Considerando que el pastoreo de ganado y los sistemas agrícolas contribuyen poco al efecto esponja, los bosques de cubierta cerrada, ubicados en lugares adecuados, aportan el recurso hídrico necesario para mantener estables los niveles de agua.
Los bosques también desempeñan un importante papel en el tratamiento de la sequía.
Un bosque de cubierta cerrada alberga las condiciones de humedad y sombra que aumentan su resistencia a los incendios inducidos por las temporadas secas.
Estos bosques actúan como barreras de protección a los incendios forestales, pero solo si la copa se mantiene relativamente intacta.
Si los bosques se ven afectados por la tala y otras alteraciones importantes, pueden pasar de servir de barrera al fuego a convertirse en una fuente de ignición que amenaza la infraestructura del vecino. Lo hemos visto en Mato Grosso, Brasil, donde los bosques se han convertido en tinder boxes en las recientes megasequías en toda la región.
Hay una clara relación entre la afectación de los bosques, la vulnerabilidad a la sequía y la mitigación de las inundaciones.
Lo ideal es mantener la cubierta forestal de los bosques intacta con especies nativas que crecen de forma lenta y con larga vida.
Con un crecimiento más lento de los bosques frondosos, la inversión es a largo plazo, produciendo un retorno de la protección contra inundaciones y sequías que pueden durar cientos de años.
En Nueva York, la protección proactiva de los bosques ha proporcionado una fuente de agua a largo plazo para millones de habitantes de la ciudad.
La expansión de los bosques naturales no tiene por qué ir en detrimento del desarrollo de la infraestructura.
Al contrario, la geografía de la infraestructura y los bosques se pueden planificar de una manera estratégica que estimule los medios de subsistencia, la industria y el uso sostenible de los recursos.
Para hacer esto una realidad, el plan debe tener en cuenta la variación en el terreno, la geología y los suelos, así como los factores climáticos locales.


Carnegie Institution continúa sirviendo como una fuente de ciencia y tecnología a lo largo de la región, desde los Andes hasta el Amazonas, asociándose con las agencias nacionales en Colombia, Perú y otros países para facilitar el mapeo de cuencas hidrográficas ubicadas estratégicamente, labor que podría desempeñar un papel creciente en la planificación del uso del suelo.



El seminario ‘Infraestructura para el cambio climático’, que la CAF –banco de desarrollo de América Latina– realizará en Bogotá el jueves 5 de julio, será un espacio en el que analizaremos esta temática.
Sin lugar a dudas, el desarrollo de infraestructuras se beneficiaría de un mayor compromiso entre los responsables políticos, los especialistas en recursos naturales, los planificadores y la comunidad científica.
Con un uso de los bosques naturales estratégicamente dispuestos en el nivel de las cuencas hidrográficas, se podrá reducir la vulnerabilidad social a los cambios que se están presentando en nuestro clima.
Gregory Asner
Carnegie Institution for Science

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